Cuando Flor de la V (43) tiene un objetivo, encausa toda su energía para lograr su cometido. Es así como en medio la preparación de su primera colección de ropa, Libertad, se toma su tiempo para abrazar una de las causas más significativas de su vida: la ley de aborto legal. Su mamá murió cuando ella tenía 2 años por un aborto clandestino y es por eso que Flor levanta la bandera verde en apoyo a esta ley que se debatirá en el Senado
–¿Sentís desilusión de la clase dirigente?
–Si esta ley no sale, ellos serán los responsables de que muchos de los argentinos tengamos menos derechos. Y además… ¿Qué puede esperarse de la señora Michetti, si ella votó en contra del matrimonio igualitario?: ¡Votó en contra de la felicidad! De todos modos celebro que esta causa visibilice a quienes nos representan y que, finalmente, nos demos cuenta de qué tipo de personas tenemos y queremos en el Congreso.
Si esta ley no sale, ellos serán los responsables de que muchos de los argentinos tengamos menos derechos
–Te describís "empoderada"… ¿Nace la necesidad de tomar lugar en la acción política?
–Toda mi vida fui escéptica de la política, y preferí verla desde lejos. Pero en 2010, cuando Marcela Romero –presidente de ATTTA (Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina), María Rachid –dirigente social del área de derechos humanos del colectivo LGBT–, Flavia Massenzio –responsable de asuntos legales de esa entidad– Esteban Paulón –subsecretario de políticas de diversidad sexual de Santa Fe–, buscaron mi apoyo para pedir la ley de matrimonio igualitario, entendí algo que cambió que me impuso un rumbo: descubrí el valor de mi voz. Por primer vez en la vida me siento liviana de lo que se diga, segura de quién soy, del lugar que ocupo y hacia dónde voy. Nunca tuve propuestas de partidos políticos ni afinidad con ninguno, pero hoy, con esta seguridad, esta madurez, la política, y más aún respecto a los derechos humanos, es un "trabajo" que veo cercano. Los argentinos necesitamos digerir tanta información, tanto logro en poco tiempo. Vamos bien encaminados, tengo fe en esta Argentina donde amo vivir.
Nunca tuve propuestas de partidos políticos ni afinidad con ninguno, pero hoy, con esta seguridad, esta madurez, la política, y más aún respecto a los derechos humanos, es un “trabajo” que veo cercano
–¿Hubo repercusiones familiares tras tu confesión pública?
–Creeme que fue sanador. La familia soltó el peso y sé que mamá está cada vez más cerca de descansar en paz.
–¿Hablás con tus hijos sobre feminismo?
–Siempre. En casa no sólo crecen y eligen sin preconceptos –como eso de el rosa y las muñecas son de ellas y el celeste y la pelota, de ellos– sino que les hablo de la importancia de hacer visible todo eso que queremos. Isabella me acompañó al Congreso y posó conmigo en la foto de las actrices. Me preguntó: "Má, ¿por qué gritan tan contentas?" Le dije: "Por tu abuela, por vos, por todas las mujeres, por una ley que puede salvar muchas vidas". Y entonces gritamos juntas.
Por Sebastián Soldano
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