"Compasión no quiero/ lástima no quiero. Quiero un amor duro/ que me pueda hacer vibrar. Tu sabor yo quiero/, tu sudor yo quiero. Quiero tu locura/ que me haga delirar. Pura caña puro amor. Amor a la mexicana…" Mica Viciconte (29) y Fabián Cubero (39) se ríen cuando recuerdan aquel tema de Thalía. Con una sonrisa enorme y la piel bronceada, después de los once días de pasión que vivieron en Tulum, la perla de la Rivera Maya.
–¿Cómo y cuándo comenzaron a planear sus primeras vacaciones?
Fabián: En enero, aunque muy discretamente porque todavía no habíamos blanqueado nuestra historia. En verdad, desde empezamos a salir sabíamos que lo nuestro iba en serio.
Mica: Eso sí, coincidimos en que queríamos irnos a la playa. Tuvimos que esperar el final del torneo, cuando Fabián tenía unas semanas libres en Vélez.
F: Yo conocía Cancún porque cuando jugaba en Tigres de Monterrey hice una pretemporada. Pero no había estado ni en Playa del Carmen, ni en Tulum. ¡Son lugares increíbles!
–¿Cómo fue convivir a full, día y noche?
M: Agradezco tener mucho trabajo pero hacía cuatro años que no paraba. Fue un placer poder dedicarnos sólo a nosotros. Nada de responder mensajes en las redes, ni pensar en qué hora es ni en mis trabajos (La tribuna de Guido e Incorrectas, junto a Moria). La convivencia fue un 10, nos divertimos un montón, además sirvió para conocernos y unirnos mucho más.
F: Fue excelente. Ningún problema en compartir las 24 horas. Hace casi nueve meses que nos conocemos, y este fue nuestro primer viaje solos.
M: Fue súper productivo porque aprendimos qué le gusta al otro.
F: El sábado, cuando volvíamos en el avión, hablábamos sobre cómo íbamos a extrañar el día a día juntos.
–¿Después de esta prueba les dio ganas de seguir conviviendo en Buenos Aires?
M: Hoy por hoy no está en nuestros planes la convivencia. Estamos muy bien así, si bien todo lo que vivimos durante estos once días suma mucho a la pareja.
F: Por ahora es complicado que pensemos en vivir juntos en Buenos Aires. Yo tengo mi vida armada lejos de la casa de Mica y más cerca de la casa y del colegio de mis hijas (Indiana –9–, Allegra –6– y Sienna –3–), también de donde entreno y donde viven la mayoría de mis amistades. Pero si las cosas siguen tan bien como hasta ahora, vamos a poner un punto intermedio para encontrarle la vuelta y convivir.
–Vos sos un padre muy presente, Fabián. ¿Cómo te contactaste con tus hijas durante estos días?
F: Te confieso que este viaje al principio se me hizo duro porque era la primera vez que me iba sin ellas tantos días. Cuando nos despedimos las tres se pusieron a llorar y a reclamar que eran mucho once días sin vernos. Ellas están acostumbradas a que la mamá viaje por trabajo o vacaciones, pero yo soy más chapado a la antigua, y me cuesta alejarme de ellas, este fue el primer viaje de placer lejos de mis hijas. Pero como soy un papá un poco baboso, les prometí que al regresar nos íbamos a Mar del Plata, y tal vez con Mica. Obviamente que desde México las llamaba todos los días al teléfono de la señora que las cuida, para ver cómo estaban y cómo les había ido en el colegio. Charlábamos por la camarita de WhatsApp y les mostraba el hotel, lo que comíamos y también me preguntaban por Mica. También me contactaba con una de las productoras del programa de Vero Lozano para hablar con Sienna, que siempre acompaña a su mamá.
Por Pablo Procopio
Fotos gentileza Manuel Cappelari
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