Luciana Salazar reveló que fue víctima de abuso: "Fue algo horrible, desesperante"

A los 22 años sufrió una situación de acoso. Hoy dice que ya no pondría su seducción al servicio de un trabajo y que 'la mirada de y sobre la mujer evolucionó'

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Luciana Salazar y Matilda (Foto Christian Beliera/GENTE)
Luciana Salazar y Matilda (Foto Christian Beliera/GENTE)

Desde la llegada de Matilda (cuatro meses) a través de la subrogación de vientre, Luciana Salazar (37) se convirtió en una madraza. "Gracias Dios por esta bendición". Porque eso es Matilda (4 meses). Ella simboliza mi felicidad", dice.

Ya descartado otro especial de su real life junto a Matilda por eltrece, a pesar de las tentativas hay dos propuestas de LaFlia (productora de Marcelo Tinelli) que Luciana estimaría: una la regresaría a la pista de Bailando 2018; La otra, la ubicaría como figura invitada, con sección propia, en el nuevo ciclo de Marcelo Polino (padrino de Matilda), también por eltrece.

Además, podría tomar las riendas de su propio programa. "Quiero ser conductora", revela. "Existe la posibilidad de debutar en ese rol en un show producido por KZO, para una de sus nuevas señales. Y como no concibo caer de la nada en ese lugar, desde hace algún tiempo, me preparo duro tomando clases de oratoria en un instituto de locución", comenta. "¡A mi podrán matarme, pero yo nunca hice un papelón en mi vida!"

Luciana Salazar y Matilda (Foto Christian Beliera/GENTE)
Luciana Salazar y Matilda (Foto Christian Beliera/GENTE)

–Así como con en el amor, ¿la maternidad también replantea el rumbo o la "sexymbolidad" de tu exposición?

–Más que la maternidad, la sociedad. La mirada de y sobre la mujer evolucionó. Lo "sexy" se lleva en la piel. Nací así y jamás dejaré de serlo. ¡Ya en el colegio me retaban porque iba como desfilando de un lado al otro! Soy una seductora nata, como decía mamá. Pero ya no pondría ese rasgo en función de ningún formato, como lo hice alguna vez en Poné a Francella (Telefe, 2003). Ojo, como defensora de los derechos y la igualdad, no me parece mal que las mujeres se desnuden o se muestren provocativas hasta en sus propias redes sociales: siempre y cuando sea su elección auténtica, esa es la clave.

–Rememorando esas épocas: ¿sigue doliendo el intento de abuso que sufriste en tus comienzos?

–No, lo mío no fue un intento: ¡fue un abuso! Una situación horrible. Estabamos en camarines, y alguien (un compañero de elenco que no nombrará) me tomó de los brazos, me puso contra la pared y quiso obligarme a besarlo. Fue desesperante, no sabía cómo sacármelo de encima. Me repetía: "¡Dale!…¿no te gusto?" De los nervios me salió gritarle: "¡Estoy de novia, estoy de novia!" Yo tenía 22 años, y me sentí atrapada entre la repulsión y la necesidad de seguir trabajando. Busqué la ayuda de la productora del programa, con quien tenía más confianza, y solucionó la situación. Volví a trabajar con ese señor, ya sin problemas. Y me lo crucé muchas veces más a lo largo de los años.

–Hoy, ¿hubieses hecho la denuncia formal y pertinente?

–Sé que denunciar es lo correcto. Si el tipo fuese soltero o tan solo casado, iría por todo. Pero si tiene hijos, trataría de resolver el tema low profile, puertas adentro, sin trascendencia mediática. Mi sentido de familia es tan fuerte, que me dolería más que sus hijos, que tienen amigos, que van al colegio, lleven esa etiqueta, un estigma social que no les corresponda.

Por Sebastián Soldano

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