Luciana Salazar (37) está más que feliz junto a su hija Matilda y en lo laboral tiene un presente alentador. No habrá otro especial de su real life con su hija, a pesar de las tentativas. Pero hay dos propuestas de LaFlia (productora de Marcelo Tinelli) que Luciana estimaría: una la regresaría a la pista de Bailando 2018; La otra, la ubicaría como figura invitada, con sección propia, en el nuevo ciclo de Marcelo Polino (padrino de Matilda), también por eltrece. Además, podría tomar las riendas de su propio programa. "Quiero ser conductora", revela.
Pero en el amor, acaba de terminar definitivamente su relación con Martín Redrado(56) después de intentarlo durante dos meses.
–Tu amor con Martín fue, por lo menos, inentendible.
–…Intenso. Fue un amor intenso.
–¿El más grande para vos?
–Yo he tenido un gran amor en cada etapa de mi vida. El primero en la universidad (estudiaba Derecho en la UCA), en tiempos en los que mi deseo giraba en torno a casarme joven, y el vínculo iba hacia ese proyecto. El de los "veinti" a los "treinti", cuando definía qué mujer quería ser: alguien interesantísimo con quien mantuve una relación muy corta pero fuerte. Y el de Martín, en una época en la que la maternidad iba haciéndose necesidad. El, en la medida que pudo, acompañó ese deseo, y alentó mi decisión. Sí…Martín fue un gran amor. Pero ese, el más grande, el "de mi vida", será con quien finalmente genere o ensamble una familia.
–¿La ayuda económica que te brindó para la subrogación, fue cierta compensación afectiva?
–Tal vez tenga que ver con la culpa. Alguna vez Martín y yo quisimos ser padres. Pero cuestiones íntimas pusieron el proyecto marcha atrás. Y creo que con el tiempo sintió que debía motivar mi sueño, un "tuve problemas, no puedo frustrarla".
Mini resumen. El 1 de julio de 2017, Salazar y Redrado pusieron fin a siete años de pareja. La decisión de ser madre –"a pesar de todo y todos"– fue el detonante de la ruptura. Tomás y Martina, hijos del economista, se oponían a la llegada de un hermano.
En 2016, Luciana congeló sus óvulos con el pedido de Martín: "por favor, esperame". Pero la situación en el núcleo familiar nunca cambió. Meses más tarde, Luli –"más decidida que nunca"– inició la transferencia a un vientre subrogado de un embrión fecundado por un donante anónimo, abriéndose camino a la maternidad monoparental. La separación no dejó fuera la promesa de Redrado: estaría con ella en las instancias del parto. Nunca apareció.
–¿Por qué te dejó sola?
–Es algo que debería explicar él mismo. Afronta conflictos personales importantes. Y hoy ya no los tomo como algo personal. Porque los tendrá con cualquier mujer. No sé, tal vez no debe sentirse preparado. En cuestiones sentimentales, Martín es demasiado introvertido, hermético.
–No obstante, un mes después de la llegada de tu hija, decidieron volver a intentarlo…
–Nos extrañábamos. Nunca imaginamos que había tanto que olvidar. Fue apresurado, un gran error. Los dos habíamos quedado muy dolidos. Y cuando se vuelve con dolor, el rencor se filtra todo el tiempo y por cualquier cuestión mínima y cotidiana. Me di cuenta de que ya era insostenible, que no estaba satisfecha. Como mujer necesitaba cosas que no estaba sintiendo. El intento duró dos meses.
–¿Continúan vinculados?
–Sólo por Matilda. Cada tanto me pide verla o me pregunta cómo está. Pero nuestra relación está finalizada.
–¿Crees que a Redrado le hubiese gustado ser el padre de Matilda?
–Yo entiendo que un hombre de su edad, con tanto vivido y dos hijos grandes, pueda plantearse: "mmm, un bebé…¿será para mí?". Pero los vi juntos y te creo que sí. Le hubiese gustado. Hoy elogia mi desenvolvimiento como madre: "¡Ey, me sorprendiste, no sabía que podías con tanto!". Le fascina que la beba sea tan tranquila…¡que deje dormir! Martín es muy dulce con Matilda, tienen buen feeling, conectan. Qué se yo…Tal vez el día de mañana, él diga: "¡qué lindo hubiese sido!"
–¿Matilda reformula el concepto de amor-pareja?
–¡Claro! Siempre estoy lista para el amor, y tengo ganas de conocer a alguien, de enamorarme fuerte. Pero ahora vivo otro momento. Por ella y por mi, ya no quiero un amor de montaña rusa. Hoy sólo aceptaría una relación sin saltos ni conflictos, porque aprendí a priorizar el equilibrio emocional.
–Bomba y mamá: ¿una fórmula inhibidora de hombres?
–¡No veo que los asuste! (se ríe) Llaman, escriben, invitan. ¡A veces
no sé ni quienes son! Pareciera que desde que soy mamá me buscasen más que antes…Muchos se enternecen. Pero como siempre digo, Matilda es "mi" hija, yo no estoy buscando un padre para ella.
–¿Salís de citas?
–Sí, salgo. Me permito conocer gente. Pero soy demasiado exigente.
¿Quién ganará?
–El atento. El pendiente. El detallista. Quien me tenga presente. Pero, sobre todo, quien despierte mi admiración. Si no admiro, no me caliento. Necesito al lado a un hombre que deslumbre, que sea genial en lo que sea que haga. Con quien entrar a un lugar y que todos se den vuelta diciendo: "¡wow, llegó él!" Y que los flashes no caigan sólo en mi. Porque soy una mujer avasallante, y si siento que a quien tengo al lado queda opacado, me lo como crudo.
–¿Alguien en mira?
–(se ríe) Es algo que guardé…¡Esta vez voy a tomarme mi tiempo!
Por Sebastián Soldano
SEGUÍ LEYENDO:
¡Al fin! La primera foto de Luciana Salazar y su hija Matilda