En diciembre, Araceli González (50) y Fabián Mazzei (52) cumplieron diez años juntos y cuatro de casados. Fabián llegó a la vida de la actriz tres años después de que firmara su divorcio con Adrián Suar. Y para sacarla de un letargo demasiado largo y prematuro.
Hoy viven un presente inmejorable mientras se extrañan. Es que Ara está haciendo temporada con la obra Los puentes de Madison en Mar del Plata y Fabián forma parte del elenco de Golpe al corazón y el trabajo lo retiene en Buenos Aires. Dicen que les cuesta "muchísimo" estar separados y es por eso que cada vez que pueden él o ella toma la ruta 2 para reencontrarse. Así es como comparten esta charla con GENTE.
–¿Es cierto que vos te lo levantaste, Araceli?
F: ¡No es cierto! Yo te voy a contar cómo fue. Yo vivía afuera y siempre que volvía, en los asados con amigos preguntaba por ella, cuál era su estado… Ellos decían: "Nunca la vas a tener". Así estuve durante tres años y medio, hasta que me vine en el 2007 y soñé con Araceli. Supe cómo estaba en ese momento. E hice correr la bola de que me interesaba.
A: En ese entonces yo estaba muy mal. Pero una persona que no podemos nombrar me dijo que había un hombre que preguntaba por mí. "¿Quién?", respondí, y su nombre me pegó fuerte. Porque nosotros habíamos trabajado juntos en 'Mil millones', cuando yo me separé, y compartíamos los almuerzos, pero nunca había pasado nada.
“Nunca hubo histeria entre nosotros”, Fabián
F: Yo estaba separándome de mi pareja, y no se me cruzaba por la cabeza nada con ella. Araceli estaba hecha bolsa. Yo sólo la escuchaba. Porque nunca hubo histeria entre nosotros. Hasta que mucho después, sabiendo que yo preguntaba por ella, me llamó con una excusa. Nos vimos en un asado, ¡pero llegó con cuarenta personas!
A: Es que todavía sentía que tenía que cubrirme.
F: Pero se fue quedando… ¡Y llegó el primer beso!
A: Y no nos separamos nunca más. Para mí fue un despertar. Yo creí que estaba muerta. Y pensar que pocos apostaban a nosotros.
–¿Realmente sentiste que nunca más te ibas a volver a enamorar?
A: Es que en mi relación anterior, equivocada o no, había tratado de dar todo… Soy una persona que hoy se respeta mucho.
–¿Qué aprendiste a no permitir nunca más?
A: No aceptar una relación que te haga daño. Nunca más una relación dónde no hay verdad, sino mentiras. Porque todos crecemos y evolucionamos, pero siempre tiene que haber respeto y piedad hacia el otro. Se lo enseño a mi hijo. Que si tiene que dejar a una novia, que piense mil veces la manera de hacerlo. Y por eso es un ser humano muy respetuoso con las mujeres. Creció entre madre, hermana, abuelas y empleada. ¡Un matriarcado! Siempre me ocupé de que mis hijos sean personas nobles.
“El mayor aprendizaje lo hicimos antes de conocernos, con nuestras experiencias mal y bien vividas”, Araceli
F: Lo sostengo a muerte. Los hijos de Ara son así, porque los crió Araceli. No hay dudas. Les dio los valores. Dejó mucho para ser madre. Nadie le regaló nada. Todo fue trabajo.
A: El mayor aprendizaje lo hicimos antes de conocernos, con nuestras experiencias mal y bien vividas. Así nos encontramos a los cuarenta, en la edad ideal para patear tablero. Tenemos un vínculo de mucha verdad, además de amor.
“Si me fuera infiel, todo lo fantástico y bello que tenemos se terminó” Araceli.
–Siempre hacés hincapié en que tienen una relación honesta. ¿No hay miedo a la infidelidad?
A: No pienso en la infidelidad. Le digo que si me fuera infiel, todo lo fantástico y bello que tenemos se terminó. No estiraría nada pensando que va a cambiar. Creo además que la infidelidad a esta edad está demodée. No sería crecer.
–¿Pensás qué sería de vos si no hubiera llegado Fabián?
A: Creo que… No hubiese tenido relaciones.
F: Tal vez sí alguna.
A: ¡No, Fabi! Yo sé cómo soy. Estuve mucho tiempo sola. Rechacé miles. Se divertían mis amigas divorciadas. ¡Yo no! A mí me gusta lo genuino. Lo siento en el cuerpo. Además, prioricé contener y criar a mis hijos. No estaba pensando en estar con alguien. De hecho, cuando empecé a salir con Fabi, le aclaré que si Toto no lo aceptaba, la relación no iba a ser dentro de casa. Porque mi casa es un altar. Entró y todas las angustias se fueron yendo. Nos equilibró. Es que tener un hijo no es para la foto. Yo los respeto mucho. Y en ese momento me aboqué a ser mamá y me olvidé de ser mujer. Mi psicóloga me lo decía y yo le contestaba: "Ya está". Tenía sólo treinta y seis años.
–Hasta que llegó Fabián, despertó a la mujer que hay en vos. ¿Cómo se retroalimenta la pasión a los 50 y después de diez años de pareja?
F: Bueno… Es difícil hablar de pasión cuando en casa hay un pibe de 19 años… Pero voy a tratar de encontrar las palabras. Diría que cuando nos encontramos, es como si fuera la primera vez. La misma intensidad. En ese momento nos olvidamos de todo. Lo vivimos como si fuera algo nuevo. Los dos tenemos carácter y muchas veces discutimos. Pero nuestros encuentros son sagrados, limpian todo. Somos agradecidos.
A: Y hay una gran entrega. A mí Fabi me sigue gustando. Los encuentros son divertidos, amorosos y sin pudor. Es fabuloso. Me siento viva. Soy una mujer de cincuenta, no sostendría una relación sólo por el hecho de estar con alguien. Me resulta sexy: el hombre que me hace el amor, me respeta y ama a mis hijos.
“Me hubiera gustado tener un hijo con Fabi”, Araceli
–Fabián, no tuviste hijos con Araceli. ¿Toto y Flor de alguna manera lo compensaron?
A: Casi llega…
F: Sí, perdimos uno y fue muy triste.
A: Yo estaba muy nerviosa. En un momento de mucha presión.
F: Presiones externas… Pero, bueno… Ya está. Pero sí, me hubiera encantado tener un hijo con Araceli. Pero, bueno….
A: A mí también me hubiera gustado tener un hijo con Fabi…
F: Pero la vida es así. No existe la felicidad completa. Y los chicos me dan el amor que necesito para cubrir ese deseo que no se dio. No son míos. Está claro. Pero los siento parte de mí. Soy un agradecido. Y sobre todo con Toto, a quien agarré de muy chico.
A: Muere de amor por Fabi. Lo dijo públicamente. Lástima que después muchos medios tergiversaron sus dichos… Y yo tuve que salir a aclarar las cosas.
–Además, saliste a defender a tu marido cuando hablaban mal de él. ¿Te arrepentís de haber saltado?
A: No me arrepiento de nada. Cero. Lo volvería a decir mil veces. La verdad sostiene diez años de mi vida. Llegó el momento justo para decirlo. No hay manera deque ensucien a mi marido, que es un ser increíblemente bello. Ni que opaquen a mi hijo. Yo sé quién soy. Sé lo que hice en mi vida. Voy de frente. Amo lo que hago. Soy una luchadora. Me siento libre.
Por Ana van Gelderen
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