Durante décadas, Graciela Alfano (65) fue "la mujer más deseada por los argentinos". Como escribió la periodista Teresita Ferrari en las biografías de la revista Para Ti, "Graciela es una diva todo terreno a la que los hombres la pusieron en el altar del sexo, y las mujeres podrán odiarla o imitarla, pero nunca pasarán de largo ante ella". Por eso la confesión que hizo hoy en el programa Los Ángeles de la Mañana –conducido por Angel de Brito, y al que ella se sumó hace poco menos de una semana como panelista–, no pasó desapercibida y tuvo un rebote instantáneo.
La charla transcurría con la llegada de Maradona a la Argentina y sus diferencias con Verónica Ojeda, la mamá de Dieguito Fernando. Ahí, comenzó el relato de Alfano: "A Diego lo conozco desde que tenía catorce años. Mi papá estaba en el Tribunal de Disciplina de AFA con Julio Grondona y lo veía cuando venía a declarar. Lo llamaban: 'Maravilla Maradona' por las cosas que hacía en la cancha de Argentinos Juniors".
La madre de Alfano se llamaba Liliana Casanovas y en la década del 70, luego de haber enviudado de Jorge Alfano, papá de Graciela, se casó por segunda vez con el abogado Humberto Capelli, un fanático hincha de Racing, al que ella siempre consideró como su segundo padre. En 1978 Capelli ganó la presidencia del club de Avellaneda, y Gra se ocupó de hacer una campaña pública a favor del Club de sus amores. Iba a la cancha, gritaba los goles con pasión, y fue una de las primeras mujeres que se declaró fanática futbolera.
En esos años, uno de los negocios más prósperos de la rubia fue la venta de sus propias figuritas que padres e hijos compraban fascinados. Su fama crecía tanto que hasta hubo un intento para que protagonizara una película con Diego Maradona. Y aunque el proyecto nunca se concretó, fueron juntos a varios programas de televisión para contar detalles de la propuesta. La más recordada de estas presentaciones fue en Canal 13 en Casino de Estrellas, programa que conducía por Juan Alberto Mateyko.
Pero sus caminos siguieron por lados opuestos. Diego se convirtió en la figura principal del fútbol argentino, y Graciela en una estrella de teatro. Hasta que en 1995, luego de una espera que resultó eterna para muchos hinchas, Maradona volvió a jugar con la camiseta de Boca. Y allí, en esa vuelta a Buenos Aires, se dio el primer encuentro: "Maradona vino como invitado al programa El Periscopio que yo conducía por América. Cuando me retiré y llegué a casa, comencé a desmaquillarme y el señor de seguridad me toca el portero y me dice: 'Afuera está Diego Maradona en su camioneta con un oso gigante con la leyenda: Te quiero. Me asomé por el balcón, lo vi y bajé…", confesó Graciela.
En esa época Alfano tenía 41 años y decía que "estaba en pareja con el empresario Enrique Capozzolo pero que cada uno vivía en su casa". Y a la hora de responder que cosas la erotizaban, confesaba: "Me genera adrenalina y pasión todo lo que tenga que ver con el riesgo, con la aventura, con hacer lo que todos quieren donde nadie se lo permite".
Su ingreso a El Periscopio había causado un verdadero revuelo y hubo un detalle que no pasó desapercibido. Para el primer programa utilizó un vestido blanco, híper ajustado, cortísimo, y debajo no tenía nada. Se sentó en un sillón gris y al mejor estilo Sharon Stone en Bajos Instintos, se mostró al desnudo.
Luego de vivir esa experiencia en vivo y en directo, Maradona compró el oso más grande que encontró en Buenos Aires y la fue a ver: "Nos quedamos hasta las seis de la mañana sentados en un banco de la Plaza San Martín hablando de cosas de la vida. El había vuelto a Boca y tenía muchos problemas con el presidente del club, Mauricio Macri. La gente que pasaba para ir a trabajar nos miraba y decía: '¿Maradona con Alfano? ¡Hoy dejo la grapa!'. Pero esa noche no nos besamos, solo charlamos y hablamos de muchas cosas", explicó Graciela.
Fue al día siguiente cuando Diego la llamó y se volvieron a ver: "Guillermo Coppola nos prestó su casa para que pudiéramos estar juntos y pasar desapercibidos –continúa relatando Graciela–. Nos miramos y dijimos: 'Tenemos que hacerlo porque todo el mundo dice que lo hicimos.¡Nos estamos perdiendo la mejor parte!'".
Y comentó cómo resultó la experiencia: "Estuve en la cama con él y la pasé brutal. Mirá, cuando Diego está en Maradona, es tremendo, difícil, complicado. Pero cuando Diego es Diego, ¡te lo comés. Y yo me lo comí! La relación duró un par de meses, no me acuerdo si estaba o no con Claudia… Igual, yo pienso que todos somos cornudos. Tampoco me siento mal por lo que hice, en todo caso es un problema de él con su esposa y su familia".
Por Sergio Oviedo
Fotos: Archivo Atlántida
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