Dos disparos que, a esa altura del año, bien podrían haberse confundido con un petardo navideño. Sucedió durante la madrugada del 29 de diciembre de 2017. Después de una noche de sexo, Nahir Galarza salió de su casa junto a Fernando Pastorizzo. Antes de subirse a una moto –con la excusa de ir a buscar el cargador de su celular–, ella agarró el arma (una pistola calibre 9 milímetros) que su papá siempre dejaba arriba la heladera. En medio del viaje, la joven le pidió que se desviara de la avenida principal. El accedió, sin saber el costo de su decisión. Sobre un callejón de tierra, oscuro, Nahir jaló el gatillo con fuerza. El primer disparo fue por la espalda, mientras el ciclomotor estaba en movimiento. El segundo, de frente: lo remató cuando él estaba tendido en el piso. Diecisiete horas más tarde, a las 22.42 de aquel 29 de diciembre, ella confesó el crimen. "Lo maté yo", dijo. Y ya nada volvió a ser igual.
UNA "CHICA BIEN"
A partir de ese momento, la historia de la joven –rubia, de nivel social medio, universitaria e hija de un policía– cobró una notoriedad descomunal. "No fue El Caso Fernando Pastorizzo. Fue El Caso Nahir Galarza", coinciden los periodistas Mauro Szeta (45) y Mauro Fulco (38). "Una de las preguntas que más nos hacían en la calle era: '¿Cómo es posible que una 'chica bien' –que podría ser tu hija, la mía o la del vecino– sea capaz de tanto?'. Ese interrogante forma parte de una concepción machista, que no considera la posibilidad de que una mujer pueda matar a un hombre", dicen a GENTE los autores de Nahir, la historia desconocida (Sudamericana). En tiempos donde abundan los femicidios (N. de la R.: matan una mujer cada treinta y dos horas) fue, justamente, la atipicidad de este caso lo que motorizó la escritura del libro. El resultado: 182 páginas que revelan un costado desconocido de quien terminó convirtiéndose en la asesina menos pensada de la Argentina.
–El libro reúne un gran cantidad de voces, pero falta la palabra de ella. ¿Por qué?
Szeta: Le presentamos un pedido para entrevistarla, pero no accedió. Por eso nos basamos en las dos entrevistas que dio al portal entrerriano Ahora. La última fue el 15 de septiembre de 2018, una semana después de su ingreso a la Unidad Penal Femenina N°6 de Paraná. No hay interacción. Nahir fue con un discurso preparado y lo repitió.
Fulco: Exacto. Ella insiste con la teoría del accidente. Un tiro accidental, puede ser. El segundo sin dudas fue un remate.
S: Un dato no menor: para presionar el gatillo hay que hacer una fuerza de cinco kilos con la mano.
–¿Cuál fue el desencadenante del crimen?
S: Un mensaje de Fernando que parecía decisivo: no quería verla más. Ellos tenían una relación tormentosa, repleta de agresiones, descalificaciones, reproches y reclamos. Un amor tóxico atravesado por la posesión, los celos y las infidelidades mutuas. Pudimos analizar los mensajes de WhatsApp que se mandaban: pasaban del amor al odio en cuestión de segundos. A las 21.03 uno escribía: "Te amo". A las 21.04, el otro le advertía: "Ojo con lo que hacés porque…". Así, permanentemente.
QUINTA A FONDO
Además de recapitular el caso desde el comienzo, Nahir, la historia desconocida, brinda detalles inéditos sobre la vida de la joven Galarza, a quien los autores describen como "una mujer calculadora y perfeccionista". A lo largo de sus doce capítulos, Szeta y Fulco relatan cómo son sus días en prisión ("Sus compañeras de ranchada son dos penitenciarias casadas con policías, ambas procesadas por formar parte de una banda narco junto a sus parejas"), la relación con sus padres ("Su madre siempre fue su mejor compinche: iban juntas al gimnasio y muchos se preguntaban si no se trataba de dos hermanas. A su padre lo considera un superhéroe. Tiene un amor incondicional hacia él") y su obsesión por la limpieza ("No tolera el polvo ni la mugre: se la pasa barriendo y fregando su celda"), entre otras cosas. ¿Cómo fue el proceso de investigación? "Yo me me dediqué a buscar testimonios (de amigos, vecinos, compañeros de colegio, entre otros) para reconstruir la vida de Nahir y la relación que tenía con Fernando.
Estar en el lugar de los hechos y caminar los 104 pasos que hay entre la casa de los Galarza y la puerta del boliche Bikini (donde la pareja se conoció) fue clave para darle color y calor al texto. A lo largo de todos estos meses, y sobre todo durante el juicio, hubo un montón de medios transmitiendo en vivo desde Gualeguaychú. Sólo por dar un ejemplo, ninguno reparó en que a 50 metros del hecho está el santuario de la Virgen de la Sonrisa, protectora de los deprimidos y los suicidas. La vorágine de la cobertura diaria se 'comió' ese tipo de detalles", explica Fulco.
Por su parte, Szeta se abocó a rearmar la secuencia del asesinato. "Lo hice con un perito y expertos. El callejón donde ella lo ejecutó está ubicado a media cuadra de la casa de la abuela de Nahir", cuenta el periodista especializado en policiales.
–Le dieron perpetua a la hija de un policía. ¿Esto desmitifica el tema de las influencias con la Justicia?
S: Muchos dicen: "¡Qué rápido que salió! Justicia machista, la condenaron en cinco minutos". Lo que les explicamos nosotros es que cuando hay una confesión (Nahir lo hizo a las 17 horas de haber cometido el crimen) y nadie pone obstáculos en las pericias (la defensa no metió trabas), el proceso avanza.
F: Además, no es lo mismo una ciudad del interior, donde no hay tantos crímenes ni juicios como, por ejemplo, en el Conurbano bonaerense. Lo local hace la diferencia para los tiempos de la Justicia.
–¿Va a quedar presa de por vida?
S: Salvo que el tribunal no acredite la violencia de género (el caballito de batalla que esgrimió la defensa), pero sí una circunstancia extraordinaria de atenuación de la pena. Esto significa que podrían bajarle la pena a la medida de un "homicidio simple" (de 8 a 25 años), alegando que, si bien merecía la perpetua, como hay infidelidades y maltrato cruzado de ambos lados, se atenúa la condena. Es una opción que su defensa no planteó, pero podría. En el libro mencionamos como antecedente el caso de Susana Freydoz, quien mató su esposo, Carlos Soria, el gobernador de Río Negro.
–En lo que respecta a la repercusión mediática del caso, ¿encuentran alguna coincidencia con el de Carlos Robledo Puch?
F: Creo que lo que impresiona es que sean de un determinado sector social. En el imaginario colectivo parecería que la gente rica o instruida no puede matar o no puede robar.
–Tras el fallo de Lucía Pérez –la chica asesinada en Mar del Plata y cuyos femicidas fueron absueltos– se habla más que nunca de la Justicia machista. Según ustedes, ¿qué debería cambiar, las leyes o los jueces?
S: Se sancionó una ley contra los femicidios y, sin embargo, matan a mujer cada 32 horas. El gobierno reacciona tarde y, para 2019, decidió un presupuesto de 11 pesos por mujer para prevenir la violencia de género. Ojalá que lo que está pasando sirva para que cambie la concepción machista que hay tanto a Tribunales como en el resto de los ámbitos. Estamos cansados de llamar a jueces y fiscales que, cuando les contamos un hecho, nos dicen: "Eh, no es para tanto, fue un golpe nomás". El cambio tiene que ser político, educativo y cultural.
Por Flor Illbele.
Fotos: Fabián Uset y gentileza de Joaquín García y Santiago Burgos/El Día de Gualeguaychú, Facebook e Instagram.
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