Dos días después de su nacimiento, ocurrido el martes 25 de julio de 1978, la imagen de su rostro angelical ilustraba la portada del Manchester Evening News. "Conozcan a Louise: la primera bebé probeta del mundo. Superbebé", titulaba el periódico británico. La llegada al mundo de Louise Brown (40) no sólo causó una revolución en el campo de la medicina; también encendió una luz de esperanza en la vida de millones de mujeres y hombres que –hasta entonces– estaban imposibilitados de concebir un hijo de manera natural.
MISIÓN (IM)POSIBLE. El matrimonio Brown buscó un bebé durante casi una década, pero no había caso: Lesley no lograba quedar embarazada. "Mi madre sólo quería tener un hijo y hubiera hecho cualquier cosa para lograrlo. Su primera visita al médico fue por depresión. El diagnóstico fue que la causa era la imposibilidad de ser madre", confió Louise en una entrevista. Aquella consulta desencadenó un sinnúmero de estudios clínicos que –finalmente– revelaron el origen de su padecimiento: una obstrucción en las trompas de Falopio que le impedía embarazarse.
Corría el mes de noviembre de 1977 y, diagnóstico en mano, la pareja visitó al ginecólogo Patrick Steptoe y al fisiólogo Robert Edwards (N. de la R.: ganador del Premio Nobel de Medicina en 2010), dos médicos que venían trabajando en un método experimental consistente en fertilizar óvulos en el laboratorio para luego transferirlos al útero de las pacientes.
Casi nueve meses después, Louise Brown nacía por cesárea con un peso de dos kilos y 610 gramos en el Dr. Kershaw's Cottage Hospital de Royton, Inglaterra. Con curiosidad por la forma en que había sido concebida, los medios de su país y el resto del mundo le siguieron los pasos: querían saber todo sobre su vida.
"Mis padres me mostraban lo que decía la prensa: jamás me ocultaron nada. Cuando cumplí cuatro me dijeron que yo era diferente, que había nacido de forma diferente, pero yo me veía igual que los otros y eso me relajaba", contó Brown en una nota. Y agregó: "No soy científica, pero reconozco que hoy la fecundación in vitro está más aceptada que hace cuarenta años".
UN ANTES Y UN DESPUÉS. "Desde el nacimiento de Louise Brown, la reproducción humana ha evolucionado notablemente, no sólo en lo referente a los avances médicos y de laboratorio, sino también en cuanto a las transformaciones sociales, que incluyen la maternidad tardía y los nuevos modelos de familia que exceden el vínculo heterosexual. Cada vez son más frecuentes las familias monoparentales o parejas del mismo sexo que, gracias a los avances en medicina reproductiva, deciden encarar la búsqueda de un bebé", nos cuenta Bárbara Lotti, médica ginecóloga, especialista en Medicina Reproductiva y parte del equipo del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI Buenos Aires).
Y mientras describe los diversos modelos de familia, no tardamos en pensar en Juana Repetto con Toribio, en Luciana Salazar que tuvo a Matilda, en Flavio Mendoza con Dionisio y en Marley con el popular Mirko.
En la actualidad, de acuerdo con las cifras del Museo de Ciencia de Londres, ya son más de seis millones las personas que llegaron al mundo a través de la FIV después de Louise. Y la cifra crece día a día.
EL PANORAMA EN LA ARGENTINA. Durante los últimos cinco años, tratamientos como la fertilización in vitro y la inseminación artificial se han vuelto más populares. Pero lo más importante es que a partir de 2013, gracias a la sanción de la Ley 26.862 –de acceso a las técnicas de reproducción médicamente asistida–, se hicieron más accesibles.
"En los últimos años hemos visto un cambio en relación a las ocupaciones personales y profesionales, como también en la extensión de la expectativa de vida de las mujeres, lo cual va dilatando la maternidad", sigue Lotti.
En esa sintonía, la propia Louise Brown declaró hace poco: "No todo el mundo quiere tener una familia. Depende de la libertad individual de cada uno: es una decisión personal. En mi caso, yo no veía la hora de formar mi propia familia".
Casada desde 2004 con Wesley Mullinder y madre de dos varones (Cameron, de 12, y Aiden, de 4) a los que concibió de manera natural, Brown jamás escatima sonrisas. De alguna manera le hace homenaje a su segundo nombre, Joy, que en inglés significa alegría.
Por Flor Illbele.
Fotos: AFP ny Archivo Atlántida.
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