Esta disputa lleva más de tres años. Los capítulos se suceden uno tras otro. Ataque y contraataque. Querella contra demanda. Y un pasado que supo ser feliz en las dulces tardes de Villa del Parque, un romance de barrio que posibilitó el nacimiento de dos hijas y que hoy se transformó en un campo de batalla. Ahora es el turno de Claudia Villafañe (57). La ex esposa de Diego Maradona (57) lo acusa, lisa y llanamente, de haber ejercido "violencia de género" sobre su persona. La demanda civil, realizada a través de su abogado, Fernando Burlando, es por "calumnias e injurias", vertidas en "…innumerable cantidad de medios de comunicación masivos" y se establece por la suma de un millón de dólares.
¿Qué le exige Claudia a Diego? La retractación de cada uno de los "hechos injuriosos sindicados" hacia ella. En relación a las acusaciones de "violencia de género", Claudia es enfática como pocas veces. O como nunca, en realidad. Siempre cuidadosa al hablar de Maradona, aun en los momentos más delicados de esta confrontación, esta vez no hay medias tintas.
En la denuncia se lee: "Si tuviese que sintetizar en pocas palabras lo que siento, si apenas pudiese pronunciar un concepto para mostrar el dolor que en todos estos años, desde que inició Diego este derrotero de las denuncias e injurias, sin dejarme un minuto de paz, debería decir que he sido y sigo siendo víctima de una de las peores formas de violencia de género que existen. Una forma de violencia de género psicológica, emocional, destructiva, que tiene su peor costado en la repetición, en la sistematización, en la manera encarnizada en que todos los días y a toda hora Diego se encarga de ejercer sobre mí sin piedad, canalizando su ira. Es cierto que la figura icónica de esta miseria humana es la de una mujer golpeada y maltratada físicamente. Pero también es cierto que hay otra forma de maltrato psicológico y emocional, en la que los golpes al alma, al corazón, a la dignidad y la ilusión de paz, destruyen el ser. Eso me pasa: me siento apaleada, sin descanso, sin un momento de piedad".
El escrito tiene 48 páginas. Y va a fondo, marcando de alguna forma un antes y un después en una relación de por sí tormentosa, que cada vez encuentra menos caminos para un diálogo civilizado. "En realidad, la denuncia iba a ser aún más fuerte y contundente, pero la propia Claudia se encargó de bajarle los decibeles", cuenta Burlando, el hombre que se puso al hombro el caso desde el inicio, y que se ganó la confianza de Villafañe.
–Burlando, ¿por qué se produce esta especie de punto de inflexión en la dinámica de Claudia y Maradona?
–Porque, la verdad, ya está cansada. ¿Cómo alguien puede hablar tan impunemente de una mujer, llámese Claudia Villafañe o como se llame? ¿Cómo puede decirle las cosas que le dice públicamente?
–¿Por qué decidió ir más allá y demandarlo? ¿Es una cuestión judicial o personal?
–Primero, judicial; y después, personal. Se cansó de que la denigre sistemáticamente. Eso es violencia verbal… Voy a solicitar que se les haga una pericia psicológica a los dos. Quiero probar, primero, el nivel de agresividad de Maradona; y después, el nivel de permeabilidad emocional de Claudia. Y Diego se la va a tener que hacer; si no, incurrirá en presunción en contra.
–En la denuncia, de los muchos párrafos que resaltan, uno llama la atención. Es cuando Claudia afirma: "…Todo cambió el mismo día que él ve unas fotos publicadas de mi pareja con nuestro nieto Benjamín. Comenzó con una batalla sin fin, injustificada, promoviendo una infinidad de expedientes judiciales…".
–Sí, es así.
–¿Está hablando abiertamente de que Maradona hizo todo esto por celos de su relación con Jorge Taiana?
–Claro. Sí, es un celoso, no hay dudas.
EN LA MIRA. Aquellas famosas imágenes, difundidas por la revista Paparazzi a mediados de 2013, alteraron para siempre la relación entre Maradona y Claudia. La pareja de Villafañe –siempre cultor de un bajísimo perfil– aparecía en esas fotos pescando en un muelle, a pura sonrisa con el hijo que Gianinna tuvo con Sergio "Kun" Agüero. "Con mi nieto no", amenazó el Diez, y acumuló filosos e hirientes comentarios hacia Taiana, quien siempre evitó referirse en los medios a su relación con Claudia.
Ella siempre creyó que los celos de su ex fueron el disparador de todos los reclamos judiciales, que incluyeron propiedades, dinero y hasta una colección de camisetas de fútbol.
"Mi familia asiste con tremendo dolor a un espectáculo mediático que no pueden creer: el de su madre expuesta a la burla, la descalificación, la denigración, la humillación, la injuria y nada menos que por su propio padre… Humillaciones a cada paso, como las que me dispensa ahora calificándome de 'incogible' de manera pública, o tildándome de 'vieja' o que mis órganos no valen dos con cincuenta. La Justicia se ha expedido sobre cada una de las instancias planteadas por Maradona. No he sido yo quien sostiene mi inocencia sino el resultado de procesos minuciosamente desarrollados, objetados y resueltos. Pero Diego me sigue diciendo… 'chorra', 'ladrona' y que voy a ir presa", se queja Claudia en otro de los párrafos más destacados.
Y cierra con contundencia: "He llorado en largas noches de desamor y vergüenza… Y hoy lo sigo haciendo cada vez que mi nombre es pronunciado públicamente por el padre de mis hijas, también ellas observadoras de una violencia de género más que evidente. Quiera Dios iluminar a Diego y hacer que se detenga. Que recupere el alma que alguna vez tuvo, que vuelva a tener esa hombría que lo hizo fuerte entre los fuertes. Quiera Dios que su luz lo saque de las sombras desde las que una y otra vez me castiga, con esta sistemática, repetitiva y constante tortura a la que me somete día a día y sin sosiego".
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