La historia de María Constanza Mosqueira (25) bien podría ser la de un guión de esas películas de Disney. Su carrera de modelo comenzó por casualidad. Mientras acompañaba a su hermana María Florencia (28) y a su prima a distintos castings en la ciudad de Bahía Blanca, el hada madrina la iluminó. Fue el dueño de una de las agencias quien le hizo la pregunta mágica: "¿Y vos no querés desfilar?". Tímidamente, Coni dijo que sí y a los pocos años se convirtió en un huracán.
Cuando tenía 17 años, sus papás –María de los Angeles (dueña de un local de ropa) y Alejandro (trabaja en la Armada)– firmaron un contrato con Pancho Dotto para que la niña, su segunda hija –tienen dos más, María del Cielo (28) y Juan (16)– pudiera mudarse a Buenos Aires y arrancar con su carrera. Claro que su metro setenta y ocho centímetros, y sus medidas casi perfectas (87-60-91) la convirtieron rápidamente en una modelo top en el exterior.
"Ya a esa edad, muchas firmas y agencias internacionales me pedían. Como era menor, tuve que esperar dos años… ¡El tiempo no pasaba más!", dice hoy la figura de Multitalent Agency.
–¿Cómo reaccionaron tus padres cuando les dijiste que querías dedicarte al modelaje?
–Fue una decisión dura para toda la familia. Siempre me apoyaron, pero me dijeron: "Primero terminá el secundario". Y así fue. A los 17 me instalé en la casa de una tía en Lomas de Zamora. Fue complicado… A esa edad sos muy chica y extrañás mucho. Encima, al año ya estaba viviendo en México. Me contrataron por tres meses y terminé quedándome nueve. Pero me abrió mucho la cabeza.
–¿Qué hay de cierto sobre la despiadada competencia en el mundo de las pasarelas?
–Es complicado. Me llevé varias desilusiones con distintas colegas. Yo soy de encariñarme rápido con la gente y muchas me mostraron que no eran lo que parecían. Pero lo bueno es que, así como me encariño, rápidamente cambio el chip y sigo adelante.
Luego trabajó, entre otros países, en Chile, Inglaterra, Alemania y España, realizando desfiles, campañas y comerciales. Intentó estudiar Biología, pero resultó incompatible con su agenda. Durante mucho tiempo dedicó su vida al trabajo. Entrenamiento seis veces por semana, viajes, hoteles, aviones y recuerdos de una Bahía Blanca a la que visitaba cada vez con menos frecuencia. Hasta que, el pasado diciembre, su vida cambió por completo.
"Estaba en Tequila, bailando con unas amigas y llegó Alejandro (Fantino, 46)", cuenta. "Lo conocía, pero no demasiado. Miro muy poca tele y mucho menos escucho AM (se ríe). Además, soy cero fútbol. Sigo los partidos cada cuatro años, en los Mundiales. Esa noche tuvimos una minicharla, me pidió mi cuenta de Instagram y me empezó a seguir. Así nació nuestra relación. Hace siete meses que estamos en pareja y si bien cada uno vive en su casa, nos vemos varias veces en la semana. Nuestras familias ya se conocen y tenemos una hermosa relación", describe.
Todavía es muy pronto para confesiones muy estridentes, porque nos estamos conociendo, pero hoy te puedo decir que estamos muy bien
–¿Viste con Ale algún partido de la Selección?
–No. El primero contra Islandia no lo vi, porque el día anterior había sido mi cumple, y contra Croacia él lo vio en su casa y yo en la mía. Sólo miramos un pedacito de Islandia con Nigeria. La verdad, no soy muy futbolera.
–Sos de preguntarle cosas como "¿por qué cobró posición adelantada?" o "¿cuándo es penal?".
–¡Nooo! No me gusta que las mujeres que no saben de fútbol opinen cuando llega el Mundial. Si no conocés, mejor mirá en silencio. Por estas cosas los hombres prefieren compartir el partido entre amigos.
–¿Te interesa la política? Sos de decirle "tenés que llevar a tal o cual persona a Animales sueltos (América)"?
–No. Tampoco me importa la política. Desde que cumplí 18 años vivo casi todo el tiempo en el exterior. Eso hace que esté un poco alejada de la realidad del país.
–Pero seguís a tu novio…
–Sí, claro. Cada tanto lo miro o voy al programa. ¡El tema es que Netflix y sus series me tienen atrapada! (risas). Pero lo sigo, y hasta lo asesoro con su imagen. "Hoy se te cayó un poco el jopo", le digo, y él se ríe.
–¿Qué otras cosas compartís con Ale?
–La vida sana, la comida saludable, el entrenamiento… Tenemos gustos muy parecidos y lo nuestro va mucho más allá de cualquier diferencia de edad. Sabemos disfrutar el tiempo juntos.
–La convivencia, una boda, la posibilidad de ser padres… ¿De qué charlan con más frecuencia?
–¡Es muy pronto para todo eso! Recién llevamos siete meses, y a mí no me gusta planificar. Lo nuestro es ir despacio, pero seguros.
–¿Sos una modelo que triunfó en el exterior y que en la Argentina recién te estamos descubriendo. ¿Por qué crees que tu carrera se dio así?
–Eso es algo que sucede con muchas chicas argentinas. Yo me fui de muy joven y las agencias del exterior pusieron sus ojos en mí. Ahora espero que pase lo mismo acá porque quiero triunfar en mi país. Es mi asignatura pendiente.
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