Ambos odian la exposición mediática, en especial por estar involucrados en temas ilícitos. Pero se destapó la causa en que se los investiga por lavado de dinero proveniente del narcotráfico: María Isabel Santos Caballero (57) y Juan Sebastián Marroquín Santos (41) quedaron bajo la lupa de la Justicia. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse en el anonimato del que alguna vez gozaron, lo cierto es que cada vez se les dificulta más pasar inadvertidos. Y eso los tiene más que preocupados.
¿Qué estrategia emplearon para defenderse ante el doctor Néstor Barral, titular del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N°3 de Morón? La viuda y el primogénito del capo narco Pablo Escobar Gaviria, acompañados por su abogado, el doctor Ezequiel Klainer, prefirieron no hacer declaraciones ni responder preguntas. "Presentaron un descargo por escrito y una caja con documentación respaldatoria", reveló una fuente muy cercana a la causa.
BAJO LA LUPA. No es la primera vez que los colombianos están en la mira de la Justicia argentina. En 1999, cinco años después de haberse radicado en el país con nuevas identidades, María Isabel Santos Caballero (antes María Victoria Henao Vallejos) y Juan Sebastián Marroquín Santos (Juan Pablo Escobar) estuvieron detenidos, sospechados de lavado de dinero proveniente del comercio de drogas. Al final fueron sobreseídos por falta de pruebas.
Volvieron a tener problemas a fines de septiembre de 2017, cuando surgió otra causa de lavado de activos, donde aparecen involucrados casi por casualidad. "En realidad, los Escobar nunca estuvieron en nuestro radar. Sus nombres aparecieron en un documento mientras se realizaba un allanamiento en el domicilio del abogado argentino Mateo Corvo Dolcet, ubicado en el country Ayres del Pilar… Fue una verdadera sorpresa", le confiaron a GENTE quienes investigan una presunta y millonaria maniobra de lavado de activos.
En la tarea que lleva adelante el juez Néstor Barral también figura el nombre de Mauricio "Chicho" Serna, ex futbolista colombiano que se desempeñó como mediocampista en el Boca Juniors híper-campeón que conducía Carlos Bianchi.
La sospecha es que María Isabel Santos y Juan Sebastián Marroquín serían el nexo entre Mateo Corvo Dolcet (cabeza de múltiples sociedades anónimas e impulsor de la construcción de un complejo en Puerto Madero y una estación de trenes VIP en Pilar) y el empresario colombiano José Bayron Piedrahita Ceballos –integrante del Cartel de Cali según la DEA (Administración para el Control de Drogas estadounidense)–, uno de los principales inversionistas del proyecto inmobiliario que encabezaba el letrado.
¿Qué rol desarrollaron madre e hijo en todo esto? "Por este acercamiento, los Escobar recibieron una comisión del 4.5 por ciento del total de la inversión de Piedrahita en Argentina", explicó Mariano Federici, titular de la Unidad de Información Financiera.
Chicho Serna quedó bajo la lupa por realizar con Piedrahita Ceballos lo que en Colombia se denomina un "cambalache" –intercambiar propiedades y bienes que ambos tenían en sus respectivos países– "con la supuesta intención de lavar activos", según confiaron los pesquisas. Acá aparece otro hecho por el que se investiga al colombiano Piedrahita, hoy preso en Bogotá con pedido de extradición a los Estados Unidos y la Argentina: el "pitufeo" (en inglés "smurfing"), que en la jerga bancaria significa dividir una gran transacción –depósito– en varias más pequeñas, con el fin de eludir el control por parte de los entes reguladores o la Justicia.
En la causa también está interviniendo el doctor Mariano Cúneo Libarona, abogado defensor de Mateo Corvo Dolcet. Este último le confió a GENTE: "La mayoría de los medios afirmaron que dirijo proyectos 'narcos' y que soy el jefe de una banda que lava el dinero de carteles colombianos y mexicanos. Es alarmante cómo fui criminalizado".
AUDIENCIA CLAVE. El lunes 14 de mayo, los fiscales Sebastián Basso, Gabriel Pérez Barberá (Procelac) y Diego Iglesias (Procunar) estaban ansiosos por escucharlos. Pero la viuda y el primogénito de Escobar se negaron a contestar preguntas.
¿Lo esencial? Ambos reconocieron haber firmado el documento que les reconocía una comisión por haber acercado a las partes –Corvo Dolcet y Piedrahita– unos 100 mil dólares.
La propia viuda de Escobar se hizo cargo de haber contactado a José Bayron Piedrahita Ceballos en Medellín y de ser el "nexo" para que este hombre invirtiera en el emprendimiento de Corvo Dolcet.
¿Su coartada? Los Escobar afirman –de manera más que inocente según la óptica de los fiscales– desconocer que Piedrahita era un narcotraficante. Para ellos "se trataba de un empresario ganadero, con buena reputación". No fue todo.
En su escrito, Juan Sebastián Marroquín dejó entrever que él, su madre y su hermana cargarán de por vida con el estigma del apellido. "Los crímenes de mi padre nos acompañarán por siempre. No sólo por el dolor que nos producen, sino también porque el vínculo parental parecería responsabilizarnos por sus reprochables comportamientos", aseguró de puño y letra.
¿Qué resta? El juez Barral deberá resolver si los descargos son válidos, o en su defecto avanzar a la instancia de juicio oral, y allí ventilar todos los entretelones, con el objetivo de que la verdad salga a la luz. Mientras no se aclare, la sombra del narcotráfico se seguirá posando sobre los integrantes que quedan del clan Escobar Gaviria.
Por Miguel Braillard y Flor Illbele. Fotos: Enrique García Medina y archivo Atlántida.
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