Su amor por los elefantes nació desde pequeña: "Los dibujaba y siempre fueron mi juguete preferido. Tenía uno celeste de hule, que llevaba a todos lados", recuerda Daniela Cardone (53). Tanto era su fanatismo, que cuando se casó a los treinta años con el cirujano plástico Rolando Pisanú, los souvenirs de la boda eran de distintas especies de Bali (Indonesia), que ella había traído especialmente para ese acontecimiento.
Para entonces ya era mamá de Brenda (33) –hija de su primer matrimonio con Carlos Gandini–, y al año nació Junior (22). A ellos también les inculcó su amor por los mamíferos terrestres más grandes del planeta. Lo que siguió en su vida fue un amor inocente y puro por estos animales que pueden vivir hasta los setenta años y pesar hasta seis toneladas.
"No estoy en pareja y no quiero volver a formalizar con nadie. Rodeada de mis felinos, soy una mujer feliz", confiesa hoy. Es que en el octavo piso que tiene en la calle Arroyo, en plena Recoleta, vive junto a sus siete gatos, dos de ellos embalsamados: Matute, el persa Himalaya que fue el primero que murió, a los 6 años, Sofío, de la misma raza, que falleció a los 12, Garfield (persa exótico), Azabache (persa europeo), Keyra (Sagrada de Birmania), Martita (persa) y Matutino (nieto de Sofío, persa Himalaya).
Cuando el 23 de diciembre de 2017 Sofío se fue en sus brazos, luego de luchar varios meses contra un parásito que obligó a practicarle ocho transfusiones de sangre, Cardone entró en una profunda depresión, de la que salió gracias a su afecto por los elefantes.
LA HEROÍNA DE DUMBO. "Estaba muy mal desde hacía dos meses… Un día vino mi amiga Carolina, que vive en Barrio Parque y se dedica a rescatar perros de la calle, y me dijo: '¡No sabés qué mal que está Pelusa, la elefanta del Zoológico de La Plata!'. Sus palabras me pusieron de pie. Me fui en moto con un amigo hasta el Jardín Zoológico y Botánico de La Plata… Cuando la vi, con 200 kilos menos y todas las uñas encarnadas, me puse a llorar".
A Pelusa, que hoy tiene 53 años y fue estrella de cine cuando participó de la película Un elefante color ilusión junto al entonces pequeño Pablo Codevilla y las Trillizas de Oro, en 2014 le diagnosticaron pododermatitis aguda, una infección en las patas que suele afectar a las especies en cautiverio y es una de las principales causas de muerte en ejemplares de su edad. "Hoy está recuperada y es la primera en la lista para viajar al santuario de Brasil", cuenta Daniela en referencia a la reserva de cuya existencia se enteró cuando viajó a Entre Ríos para conocer a la elefanta Merry (51).
En esa oportunidad, reiterados reclamos de organizaciones proteccionistas locales contra El Arca de Enrimir, un parque de fauna zoo que se encuentra en Concordia, pusieron en alerta a toda una provincia y también a Daniela: "Viajé y pude ver a la elefanta, que fue rescatada de un circo y tiene la columna mal soldada: está sufriendo mucho ahí. Junto a distintas entidades que todos los días pelean contra el contrabando de animales, empecé a realizar pedidos a los políticos de la provincia. Allí supe de Junia Machado, una americana que compró 1.100 hectáreas en el Mato Grosso y construyó la primera reserva de Latinoamérica. Ahí es donde queremos que vayan. Por eso lucho, para llevar a los elefantes de la Argentina a una reserva en Brasil", explica Cardone.
Además de los de La Plata y Entre Ríos, hay tres en el ex Zoológico porteño de Palermo: Mara, Kuki y Pupi, cuatro en el de Mendoza: Tamy (50), Pocha (50), Guillermina (17) y Kenia (39). Las dos últimas se encuentran en el de Luján, Sharima (23) y Arly (22). El sueño de Daniela es viajar a Brasil y verlos a todos juntos, disfrutando de la Naturaleza: "Todos, de una u otra forma, se están preparando para irse. Lo único que les pido a los responsables de firmar el traslado –que son varios– es que no demoren más; la vida de los animales está en juego".
Por Sergio Oviedo
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