"Estar a su lado te deja sin respiración. Demasiada belleza te abruma. Es una parte fundamental del paisaje más dulce. Mientras la describo, ustedes sigan mirando el glaciar detrás".La ingeniosa idea de Jorge Rial (57), de hacernos creer que estaba contando cómo es el glaciar Perito Moreno, cuando en realidad describía a su amada Romina Pereiro (37), su novia desde hace siete meses, sólo demuestra que el conductor está perdidamente enamorado.
Invitado por el intendente de El Calafate, Javier Belloni, a participar de la Sexta Fiesta Nacional del Lago, el conductor de Intrusos salió el viernes en vivo para su programa, y además de mostrar la belleza del lugar y promocionar un evento que convocó a distintos artistas de la talla de Marco Antonio Solís, Luis Fonsi, Cristian Castro, La Oreja de Van Gogh y los Fabulosos Cadillacs, entre otros, aprovechó el fin de semana para relajarse junto a su pareja.
LOVE STORY. Luego de que Romina publicara en Twitter la frase "No entiendo a los hombres", Jorge le respondió y así empezó a nacer la relación. El primer encuentro fue un desayuno en un gimnasio, luego siguieron almuerzos, cenas, y finalmente el amor.
Romi había estado casada con el conductor de la Rock & Pop Julián Olmedo, con quien tuvo dos hijas, Violeta y Emma. La relación con Jorge está tan afianzada que él mantiene una excelente relación con las hijas de ella, y viceversa. La sorpresa es que sus chicas, Rocío y Morena, están encariñadas con las niñas como si fueran sus hermanas, y esto sumó muchísimo a la pareja.
La del fin de semana a El Calafate fue una escapada romántica, a la que se sumó Violeta. Se alojaron en el hotel Posada Los Alamos e impresionaron a los lugareños por su sencillez y buena onda. Ella, nutricionista y modelo, siempre elegantemente vestida por su amiga Paz Cornú. Y Jorge aprovechó las excursiones para disfrutar de su nuevo amor y de la majestuosidad del Parque Nacional Los Glaciares.
FIN DE SEMANA DE ENSUEÑO. Todo arrancó el viernes 16, cuando Jorge decidió salir en vivo en su programa desde la pasarela de los glaciares. La sorpresa fue que Romina lo acompañó, lo cuidó y lo mimó con café caliente y hasta se ocupó de hacerle los retoques en el maquillaje antes de salir en vivo.
Por la noche asistieron a la Fiesta del Lago y disfrutaron del show de La Oreja de Van Gogh. Luego llegó la cena junto a su equipo de producción: un cordero a la estaca.
El sábado, la pareja se despertó a las siete de la mañana, para emprender la excursión a los ríos de hielo. Partieron desde el hotel hasta Puerto Bandera y se embarcaron en un catamarán para el paseo. Navegaron sobre el brazo norte del Lago Argentino, entre témpanos de enorme tamaño, hasta llegar a la barrera del Glaciar Upsala (mide el doble que el Perito Moreno) y el Spegazzini. Desde el sector vip del catamarán disfrutaron del paseo, que duró hasta las tres de la tarde. Ya en el regreso, brindaron con un whisky con hielo, obviamente de los glaciares.
Cuando la vi como la madraza que es, terminé de enamorarme
–Jorge, llevan siete meses juntos. ¿Hay planes de convivencia o es muy prematuro?
–Empezamos una especie de convivencia, pero sin vivir juntos…
–¿Cómo es?
–Ella y las nenas viven en un departamento debajo de mi casa. A veces dormimos juntos, desayunamos o cenamos. Nos vemos cuando queremos, pero con total libertad. Pasamos muchas horas laburando: yo con mis trabajos y ella con su nuevo consultorio. Cuando la extraño demasiado, bajo las escaleras y le doy un beso. Nos gusta ese método, nos va muy bien.
–¿Qué cosas te enamoraron de Romina?
–Su sonrisa fue lo primero. Nuestras primeras charlas duraban horas: ahí fui descubriendo a la hermosa mujer que es. Pero cuando la vi como la madraza que es, terminé de enamorarme.
–Los dos están en los medios desde hace tiempo. ¿Te gustaría en algún momento trabajar con ella?
–No creo. Tiene una gran carrera como nutricionista, hace poco abrió su consultorio y le está yendo muy bien. Es bella e inteligente, tiene grandes condiciones para estar en los medios y para hacer lo que se proponga. Yo soy un simple espectador de su vida; con eso me conformo.
Por Sergio Oviedo
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