Exclusivo: fotos y relato de las primeras vacaciones de Juan, el hijo de Agustina Kämpfer

A tres meses de dar a luz, la periodista llevó a su pequeño hijo Juan a conocer el mar. “Le aconsejé que siempre que quiera dejar algo atrás no dude en zambullirse, pidiéndole al agua que se lleve lo que él ya no quiera”, cuenta la mujer, que también incluyó en sus anheladas vacaciones a su nuevo amor, Carlos Gianella.

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Agustina Kämpfer con Juan en
Agustina Kämpfer con Juan en Trancoso, Brasil. (Foto álbum personal AK)

"Te llevo a celebrar a las nubes", le dijo Agustina Kämpfer (36) a su hijo Juan Kämpfer Badaracco el 20 de enero, día en que el pequeñín cumplía tres meses de vida. Y allí partieron. A través de la ventanilla del avión se podía ver cómo los ojos color cielo de la periodista despedían Buenos Aires, mientras sus brazos protectores abrazaban a su bebé de curiosos ojos marrones (de un tono similar a los de su padre, el chef Agustín Badaracco, que se encuentra radicado en México).

Agustina Kämpfer con Juan en
Agustina Kämpfer con Juan en Trancoso, Brasil. (Foto álbum personal AK)

–Fue el primer viaje en avión de Juan. ¿Cómo se portó?
–¡Ni se enteró! La verdad, es un santo. Pensé que se le iban a tapar los oídos y que eso lo iba a poner molesto, así que llevé chupetes extra –me dijeron que ayudan a contrarrestar los malestares de la presión–, pero no hicieron falta. En el vuelo se mató de risa.

–Elegiste que conozca el mar antes que la nieve. ¿Es porque para vos tiene algún significado especial?
–Cualquier espacio natural es un buen lugar para que un niño conecte con el poder de la Tierra… ¡sobre todo un porteño de departamento! Yo soy muy cosmopolita: me encanta recorrer museos, caminar avenidas y comer en restaurantes. Pero esta vez la playa me pareció la mejor opción.

El primer viaje madre e
El primer viaje madre e hijo

–¿Cómo reaccionó al conocer el mar?
–¡Fue un disfrute inmenso! Apenas tocó el agua abrió los ojos bien grandes. Yo lo fui sumergiendo despacito, abrazándolo fuerte, mientras le decía al oído que confiara en el mar, que se dejara llevar por su sabiduría y por la de la vida. Le aconsejé que siempre que quiera dejar algo atrás, no dude en zambullirse pidiéndole al agua que se lleve lo que él ya no quiera. Y sé que entendió.

¿Dudaste a la hora de elegir Brasil como destino, por la fiebre amarilla? ¿Qué cuidados tomaste? 
–Francamente, allá nadie hablaba del tema… En cuanto a cuidados, los básicos: no soy una madre exagerada. Lo hidraté mucho, no lo expuse al sol y le llevé un mosquitero para su cunita y cochecito. Después, tenía un kit homeopático por si Juan llegaba a sufrir alguna picadura, fatiga u otros malestares. Y, como todavía sólo se alimenta con leche materna, la comida tampoco fue un problema.

Agustina Kämpfer en Trancoso, Brasil.
Agustina Kämpfer en Trancoso, Brasil. (Foto álbum personal AK)

–Decís eso y recuerda el simple hecho de que hace apenas tres meses fuiste mamá. Algo que en tus fotos parece increíble, ya que lucís una figura envidiable. ¿Estás siguiendo alguna dieta o entrenamiento?
–Estaría encantada de hacer alguna dieta, ¡si pudiera organizarme! Por el momento, como cuando puedo y, si es sentada, ¡es un lujo! Por lo general almuerzo bailando con Juan en un brazo y el tenedor en el otro. Y si bien ser mamá de un bebé es una gimnasia en sí misma, un par de veces a la semana agarro el cochecito y el gordo me acompaña a andar en rollers a Palermo.

–Además de nueva figura, este verano estrenaste tattoo. ¿Tiene algún significado?
–El loto y las peonías son mis flores preferidas, pero el loto tiene un significado especial, porque en India es una flor venerada. Pasé mis últimos veranos allá y me pareció una linda manera de celebrar tanto camino recorrido. Además, a Juan le canto un mantra budista que le hacía escuchar en la panza, el "om mani padme hum", que habla del loto también.
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En las playas de Trancoso –cerca de Porto Seguro–, junto a Agustina y a Juan estuvo un hombre de cabello ensortijado y barba entrecana. Es Carlos Gianella (45), ex asesor de Daniel Scioli, que goza desde hace poco del amor de la pelirroja.

Una imagen del Instagram Stories
Una imagen del Instagram Stories de Agustina jutno a Carlos.

–¿Cómo fue esa primera convivencia de a tres?
–Un desafío que resultó mejor de lo que esperábamos. Nos divertimos, paseamos, dormimos como osos y comimos rico.

–¿Hay algún motivo por el cual no publicás fotos junto a Carlos?
–El no es una persona pública y no le interesa serlo, en lo más mínimo. Entonces, ¿por qué voy a exponerlo? Cuando salió el video que nos muestra entrando al cine, esa bendita noche en la que no sabíamos que ahí mismo había una avant première, muchos de nuestros amigos aún no sabían de la relación. ¡Hasta mi mamá se enteró por un sitio web y se hizo la ofendida! Nos hubiese gustado conservar la intimidad un rato más, pero se dio como se dio y no le pusimos resistencia.
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Agustina Kämpfer en Trancoso, Brasil.
Agustina Kämpfer en Trancoso, Brasil. (Foto álbum personal AK)

Y un día tocó volver. El domingo 28 de enero Carlos, Agustina y Juan subieron al avión con una sonrisa imborrable y la certeza de haber disfrutado de cada rincón de Trancoso, desde Praia do Espelho hasta Praia de Caraíva.
En el medio hicieron kayak, leyeron y disfrutaron de apacibles amaneceres y atardeceres. Ahora, en la gran ciudad, es hora de retornar a la normalidad. En sólo unos días, el 7 de febrero, Kämpfer tendrá que presentarse a declaración indagatoria en la causa por supuesto enriquecimiento ilícito, en la que está imputada junto a su ex, el ex vicepresidente Amado Boudou. Pero ése es un tema del que sólo hablará en el ámbito que corresponde. Aquí y ahora, su mente está en las primeras vacaciones de Juan.

–¿Fue tan especial como imaginabas el primer viaje con él? 
–¡Fue mucho mejor! Si bien confiaba en que todo iba a estar bien, me generaba dudas su reacción al cambio de ambiente, porque yo creo mucho en el impacto de las energías. Pero por suerte la casa tenía una energía tan sana, que lo único que nos incomodó fue tener que irnos.

Agustina Kämpfer en Trancoso, Brasil.
Agustina Kämpfer en Trancoso, Brasil. (Foto álbum personal AK)

–Cerrá los ojos, pensá en la brisa marina y respondé: ¿cuál fue el mejor momento del viaje?
–Una mañana me desperté a eso de las seis y media, por el sonido de unas aves que peleaban. Me desvelé y aproveché para bajar al mar a meditar, sola. La playa estaba absolutamente vacía, ¡toda para mí! Tiré una lona en la orilla, respiré todo lo hondo que pude y medité por un par de horas. Fue hermoso, sanador y me llenó de energía.

–Con esa energía en mente, ¿qué deseo tenés para este 2018?
–Que Juan siga creciendo sano y revoltoso.

Por Kari Araujo

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