Al finalizar la primera función de La isla encantada, el viernes 19, a las 23.45, el público se puso de pie para cantarle el Feliz cumpleaños. Ramo de flores en mano, y mientras Marcelo Polino sostenía la torta, Carolina Papaleo recibió con emoción sus 49 sobre el escenario.
Como les sucede a los capricornianos (los nacidos entre el 22 de diciembre y el 20 de enero), desde muy chica se acostumbró a pasar sus cumpleaños sin los compañeros de cole. "Siempre lo pasé con los hijos de los actores que hacían temporada con mamá. Eran cumples de grandes más que de chicos…", recuerda Carolina que, tras la segunda función, continuó con los festejos en un boliche de Carlos Paz, donde se sumaron su papá Osvaldo, su novio, Miguel Cuberos; algunos amigos, como Nito Artaza y Cecilia Milone, y los infaltables Federico Hoppe y Ezequiel Corbo, productores de La isla encantada, nominada en las categorías de Mejor Comedia y Mejor Producción Integral en los Premios VOS 2018.
El único ausente fue su hijo Matías Río. "Quiso quedarse en Buenos Aires. Ya tiene 19, es difícil de domar", explica la actriz.
–¿Cuál es tu secreto para mantener esa figura?
–Una buena genética y una gran médica esteticista (risas). Además, no tomo sol y evito los fritos y las grasas.
–¿Nunca te hiciste una cirugía estética?
–No, ni una. Te cuento una anécdota: cuando empecé a trabajar, mi mamá (N. de la R.: la fallecida actriz Irma Roy) me dijo: "Con esa nariz no vas a llegar a ningún lado". Le contesté: "Si Barbra Streissand pudo con semejante perfil, ¿por qué yo no?". No tenía complejos, hasta que en un momento empecé a dudar… Me miraba al espejo y me levantaba el tabique con el índice. Quería operarme, pero tenía miedo de que después no me gustara. Un día me agarró mi esteticista, Valeria López Mecle, y no sé qué me hizo: me rellenó, me levantó… Fue como una cirugía sin cirugía. Eso es lo único que tengo.
–¿Vas al gimnasio?
–No. Me gustaría arrancar pilates, pero ahora no tengo tiempo. Igual, como toda la vida hice danza, el cuerpo tiene memoria.
–Para cerrar Caro, ¿podrías completar la frase: "A los 49…"?
–(Piensa)… Aprendí a ser yo misma. Cuando era más chica, me pesaba la mirada del afuera y, muchas veces, hacía cosas para agradarles a mis padres, a mis amigos… Hoy, en cambio, logré ser yo. Trabajo para mejorar mis defectos, pero ya no me acomodo a las situaciones para gustarles a los demás. Me paro en la vida con una firmeza y seguridad que no tenía a los veinte o a los treinta.
Por Flor Illbele
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