Death Stranding: Director’s Cut enaltece la obra maestra de Hideo Kojima y la hace accesible para todos

La reedición de uno de los juegos más ambiciosos de los últimos tiempos incluye nuevo contenido, mejoras para PlayStation 5 y una serie de mecánicas que lo vuelven más digerible

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Death Stranding: Director's Cut - Tráiler de preventa

Han pasado dos años de la salida del Death Stranding original y lo realmente increíble es la vigencia que tienen sus mensajes y metáforas que maneja a lo largo de sus más de 40 horas de duración. La obra del mítico Hideo Kojima se distingue del resto por las formas que emplea para establecer un diálogo con el jugador: un auténtico juego de autor, algo cada vez más difícil de encontrar en la industria hoy en día. También se distingue, claro está, por su ritmo peculiar: Death Stranding es un juego que tiene una cadencia muy especial para contar su historia, cuidadosamente ubicando las piezas para terminar de armar el complejo rompecabezas de su trama hacia el final. Requiere además, un nivel de compromiso por parte del jugador que pocos juegos se animan a solicitar.

Esto prevalece en Death Stranding: Director’s Cut, pero sabiamente, Hideo Kojima y compañía agregaron una serie de elementos nuevos que lo hacen todo más llevadero, incluso si estos elementos atentan contra el diseño principal de la experiencia. Pero vayamos por partes. Death Stranding se ubica en un futuro lejano donde la tierra fue devastada por un fenómeno llamado justamente, death stranding. Definido como una suerte de explosión, el cataclismo fusionó el mundo de los vivos con el de los muertos y desató el caos: entre BTs -que son una especie de espíritus encarnados- pasando por una lluvia que acelera el paso del tiempo y corroe todo lo que toca, el fenómeno death stranding ha devastado gran parte de la humanidad en todo el mundo.

Específicamente en el territorio de los Estados Unidos es donde tiene lugar el juego, cuyo territorio ha sido reducido a grandes extensiones rocosas, fantasmales, vacías, interrumpidas por estructuras desperdigadas aquí y allá. El protagonista principal es Sam Porter Bridges, un repartidor de una empresa que se dedica a llevar paquetes entre los distintos enclaves de supervivientes. Sam no es como cualquier repartidor: es a la vez, un “repatriado”, lo que le permite guiar su alma de regreso al cuerpo en el caso de perder la vida. Por esto es que es el transportador de mercancías más requerido del territorio.

Después de la muerte de la última presidenta de los Estados Unidos, Sam recibe su misión: volver a conectar todos los puntos a la red quiral -una especie de internet espiritual del futuro- para restablecer la forma y funcionamiento del devastado país. Todo este entuerto se explica a través de 14 episodios centrales en los que habrá momentos de acción y jefes finales complicados, pero en la mayor parte del tiempo estaremos vagabundeando de un lado al otro del mapa, haciendo malabares con el peso que Sam debe cargar para cumplir sus encargos mientras cumple paulatinamente su misión principal.

La clave de la experiencia consiste en descular cómo atravesar el intrincado territorio distribuyendo el peso máximo que Sam puede cargar en su cuerpo, capacidad que a medida que avanza el relato se verá incrementada, haciéndolo todo más fácil. Parte del comentario social de Death Stranding: Director’s Cut tiene que ver con la soledad y al menos en su formato original, esto es algo que se manifestaba a través de las largas caminatas en territorios deshabitados, lo cual en ocasiones podía volverse algo tedioso. Los agregados de esta versión incluyen armas y sistemas como catapultas y lanzaderas para hacerlo todo más sencillo y digerible.

Mi elemento preferido es el robot bípedo que no sólo puede llevarnos mercadería pesada, sino que también puede cargar con Sam en sus espaldas, además de los paquetes. Se convierte de este modo en una suerte de taxi de dos patas en el que podemos confiar para transitar la ruta que crea conveniente mientras disfrutamos de la vista descansando arriba del caminante metálico. Aunque los más puristas dirán que estos agregados bajan la dificultad o desvirtúan el espíritu del juego, lo concreto es que hacen de Death Stranding una experiencia mucho más amena, ya que por fortuna, estos agregados se encuentran disponibles antes de promediar la partida. Estos nuevos elementos no sólo son divertidos de emplear y nos invitan a considerar nuevas formas de avanzar, sino que también funcionan como un vehículo de inclusión para un público más amplio, entre los que me incluyo.

Death Stranding: Director’s Cut también incluye contenido en forma de misiones y zonas que prefiero no detallar para no arruinar la sorpresa, pero sí diré que están para enriquecer un paquete que retiene la forma original, en noviembre de 2019. Donde sí se nota que hay algo nuevo es en el aspecto técnico, ya que se lo siente como una remasterización en toda regla. Lo visual es lo primero que llama la atención, y esto es así porque Death Stranding: Director’s Cut se ve alucinante con resolución nativa a 4K, efectos de ray tracing y soporte nativo de HDR. Habiendo experimentado la versión de PlayStation 4 Pro días antes que este Director’s Cut en PlayStation 5, los enteros que sube en materia técnica son asombrosos.

Lo mismo puede decirse del sonido: la mezcla nueva apoyándose en el sistema Tempest 3D hacen que Death Stranding: Director’s Cut suene como nunca hasta el momento, haciendo un uso excepcional del sonido envolvente virtual propietario de la consola, que brilla con el headset oficial, Pulse 3D. Desde el punto de vista audiovisual, esta reedición se siente genuinamente de nueva generación y poco tiene para envidiarle a los grandes abanderados de PlayStation 5 en este sentido: es una maravilla.

No soy muy amigo del concepto de que hay juegos “que no son para todos” porque estoy convencido de que Death Stranding: Director’s Cut es un juego que todos deberían experimentar al menos una vez en la vida. Su mensaje es potente y necesario en estos tiempos donde la desesperanza es fácilmente ubicable a la vuelta de la esquina, donde el aislamiento y la reclusión nos ha hecho transitar nuestros propios páramos desiertos, intentando conectar con otros. Sí diré que la obra de Kojima pide compromiso: como sus empinadas laderas que nos aterran al principio, habrá que hacer un voto de confianza en la propuesta, su ritmo inicial y tener paciencia.

Y así como pide, gratifica en gran forma: el final es una de los momentos más espectaculares y emotivos que me tocaron vivir jugando un videojuego, con implicaciones que al día de hoy siguen ocupando momentos de reflexión por fuera de mi tiempo de juego. Por esto, y por todas las ayudas nuevas para hacer llevadera esta épica travesía hacia lo desconocido, es que hoy más que nunca recomiendo sumergirse en este universo, ya sea por primera vez, como en mi caso, como también si lo jugaron en su momento: si antes era una obra maestra, ahora ha alcanzado un nuevo horizonte. No se lo pierdan.

Death Stranding: Director’s Cut llegará a PlayStation 5 el 24 de septiembre. Se puede conseguir en distribuidores oficiales y a través de la tienda digital de PlayStation Argentina. Los poseedores de la versión de PlayStation 4 tendrán la opción de actualizarla abonando un importe diferencial.

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