Lost in Random combina cartas, dados y un universo fantástico en una aventura atrapante

Zoink Games muestra un enorme crecimiento con una aventura de acción y rol inspirada en grandes referentes pero con una marcada identidad propia

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Lost in Random - Tráiler de jugabilidad

En el medio de los fuegos artificiales dentro del vasto catálogo de Electronic Arts existe lugar, afortunadamente, para experiencias un tanto más íntimas y de una escala por completo distinta. Este es el tipo de títulos que provienen de EA Originals: una “rama” de publicación que se ocupa de forjar alianzas con distintos estudios -por lo general de equipos pequeños- para hacer realidad sus ambiciones y llegar a consolas y computadoras alrededor del mundo. Este es el caso de Zoink Games, el estudio sueco que repite maniobra después de haber publicado Fe años atrás, bajo el mismo sello.

Pero la propuesta de aquel entonces, que bien podríamos definir como una suerte de homenaje sentido a Spyro the Dragon con un fuerte mensaje ambientalista es diametralmente opuesta a la que nos ocupa en este caso. Lost in Random es a todas luces, el maridaje perfecto entre la estética que caracteriza a la obra de Tim Burton y el tipo de cuento de hadas clásico que podríamos leer de los hermanos Grimm, con moraleja y ciertas bajadas de línea incluidas. Lost in Random nos transporta al Reino de Random: un sitio en donde “el azar manda”. Los ciudadanos tiran un dado mágico y la Reina los ubica según su suerte.

Así, encontraremos seis distritos con distintos estratos sociales, siendo el sexto, “Sixtopia” donde se ubica el palacio real. La protagonista es Even, hermana de Odd, ambas habitantes “Onecroft”, el distrito que se ocupa de lidiar con los desperdicios del resto del reino, y donde peor se vive. El conflicto estalla cuando nos enteramos que Odd cumple 12 años; sucede que en el reino rige una ley que dice que los niños que cumplen 12 años deben tirar el dado mágico de la Reina para ver “quiénes son realmente”. Obviamente Odd saca el número seis de una forma cuanto menos dudosa, y es instantáneamente separada de su familia en una escena cargada de dramatismo.

Así las cosas, Lost in Random es básicamente la aventura de Even, quien junto al excepcional compañero conocido como Dicey -un simpático dado parlanchín- deberá atravesar cada uno de los reinos para rescatar a su hermana del peligro porque en verdad, en el reino de Random no existe tal cosa como lo azaroso. Salvo que nos centremos en el sistema de combate, otro de los puntos clave de la experiencia. En Lost in Random el combate está dividido en una singular mixtura entre acción en tiempo real de corte “hack and slash” en tercera persona, y un sistema de tiro de dados y cartas para complementar la faena.

Atacando, Even podrá llenar la energía de Dicey, que según el número que nos arroje en combate nos dará la posibilidad de ir formando una baraja con cartas de distintas características: podremos invocar distintas armas y otras mejoras que pueden alterar el combate a nuestro favor, incluso en situaciones sumamente desventajosas. Lo positivo de este sistema es que está para profundizar, pero en ningún momento supondrá una pared inexpugnable: más allá de que por momentos la mecánica se siente repetitiva, lo que prima es la historia, su ritmo y sus personajes, que resultan sumamente efectivas.

Por fuera del combate, Even podrá explorar cada uno de estos mundos a sus anchas, siempre con un marcado sentido de fascinación y descubrimiento por el increíble universo planteado por Zoink Games. Visto desde lejos puede dar la impresión de tratarse de un juego de plataformas, pero es más que nada una aventura con mucho combate y varios toques de RPG: habrá vecinos y personajes no jugables con los que entablar diálogo y aceptar misiones que nos habilitarán rutas para avanzar. Todo está repleto de variedad, personalidad y mucho encanto: se trata de una experiencia sumamente redonda.

Más allá de que algunas misiones secundarias se sienten de relleno y esas ligeras mesetas en las que entra el combate de tanto en tanto, nos encontramos con un título hecho con mimo y cuidado; con un estudio que aprendió valiosas lecciones de lo hecho hasta el momento y lo plasma en un título prácticamente sin fisuras que redunda en una experiencia cálida, entrañable y siempre entretenida y por tanto, absolutamente recomendable.

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