En 12 Minutes jugamos como una persona que llega a su casa para el momento de la cena. Allí lo espera su esposa, quien prepara una cena especial porque según parece, hay una importante noticia que comunicar; tan importante que es de esas que pueden cambiarte la vida. La cena romántica se ve abruptamente interrumpida por alguien que dice ser policía. Este personaje golpea insistentemente la puerta hasta derribarla y acusar de asesinato a la esposa del personaje que controlamos. El arresto sale mal y en un forcejeo, nuestro personaje muere. Pero de pronto, toda la secuencia vuelve a comenzar: la acción regresa 12 minutos atrás, con la salvedad de que ahora sabemos exactamente cómo se van a desenvolver los sucesos en la habitación. ¿Podemos cambiar el destino? ¿Qué se esconde detrás de la acusación? ¿Quién es en verdad el supuesto policía?
12 Minutes es un thriller que tiene la maestría de meternos de lleno en su argumento para luego someternos a un asedio de pura tensión incluso aunque sepamos exactamente lo que va a pasar. Funciona así porque el libreto está muy bien escrito y las revelaciones valen la pena, pero también porque los intérpretes son actores de lujo: el “policía” es actuado por Willem Dafoe; el hombre que controlamos es James McAvoy mientras que su esposa es la fenomenal Daisy Ridley. De más está decir que todo lo que nos ofrecen en materia narrativa es sumamente creíble, de ahí que algunas escenas que vivimos una y otra vez resulten tan desgarradoras.
Como si de un diorama visto desde lo alto se tratase, la acción transcurre en dos o tres ambientes que componen la vivienda de la pareja. Artísticamente el título está muy bien resuelto: Luis Antonio sabe lo que hace. El director del juego tiene sobrada experiencia en la industria y se lo conoce por ser el responsable del estupendo aspecto visual de The Witness. Pero no está solo: repasando los créditos reconocemos a Pablo Forsolloza, veterano diseñador argentino conocido por su labor con el estudio Senscape. No es el único toque argentino que tiene el título: en la radio de la cocina suenan toda clase de tangos populares del país.
A 12 Minutes se lo podría encuadrar dentro de lo que es una aventura con puzzles, donde el objetivo principal es ver cómo ir accediendo a nuevas porciones narrativas para revelar el misterio final. Cada muerte nos hace comenzar el ciclo en el mismo punto, pero tendremos la posibilidad de experimentar distintos desenlaces de una misma situación ya que sabremos dónde ubicar ítems necesarios, además de tener nuevas opciones de diálogo cada vez que reiniciamos la partida. Uno de los grandes valores de 12 Minutes es ese momento “Eureka” que logra evocar cada vez que descubrimos cómo avanzar y desenmarañar el inquietante misterio que funciona como columna vertebral de 12 Minutes. Sin embargo, llegar a estas conclusiones involucra mucha repetición: es fácil entrar en distintas mesetas cuando nos quedamos sin ideas, razón por la cual según qué tan tolerante a la prueba y error seas, podrías sentir frustración o incluso, cierta claustrofobia. Nunca llegué a sentir del todo esas sensaciones jugando 12 Minutes pero reconozco que en algunos momentos asomaron en la partida.
Así y todo, la determinación fue seguir. Más allá de que 12 Minutes opta por algunas decisiones de diseño cuestionables, lo cierto es que siempre tiene resto para salir bien parado. A medida que conocemos más sobre lo que acontece, se nos otorgan distintas herramientas para unir diversos cabos al punto tal de que se puede experimentar con bastante libertad: ahí es cuando más se disfruta este nuevo título publicado por Annapurna Interactive. Llegar a ese punto definitivamente no es para cualquiera, pero si compran la premisa y se adecúan a su ritmo, estarán ante una experiencia satisfactoria, con un final que se presta para debatir con quienes lo hayan terminado.
12 Minutes está disponible en Xbox Game Pass.