Imaginate despertarte un día, mirarte al espejo y sentir que tu cuerpo no coincide con vos. Que tu físico, tu voz, y tu nombre no encajan con lo que realmente sos, y tener esa sensación y ese sentimiento durante varios años. Esos momentos de frustración y angustia están presente en las personas trans durante gran parte de su vida, y muchos viven con el miedo al rechazo o a la discriminación por parte de la sociedad. Federico “Feca” Soldano tiene 23 años, es modelo y creador de contenido en el ámbito del gaming y los esports. Es un chico trans, y un representante de la comunidad LGBTIQ+ en una escena que muchas veces suele ser machista, y donde dichas figuras escasean. Trabajó en distintos medios y junto a algunos de los mejores equipos de Latam, como Isurus, Infinity y Furious, pero durante mucho tiempo ocultó todo lo referente a su transición por temor al qué dirán. Ahora lucha para que nadie tenga que volver a pasar lo mismo.
“La transición puede ser a partir de cualquier edad. No es algo que te tenés que dar cuenta en la infancia sí o sí. En mi caso empezó bien desde chico y lo llevé a cabo en mi adolescencia. No sabía que era trans porque toda la información no la tenía. Pero sabía que estaba triste, que no estaba conforme conmigo mismo. Estaba en el colegio y no me sentía muy conforme con mi grupo de amigas, capaz quería estar con los chicos jugando. Los tipos de juegos, todo era diferente. Pero yo tenía que seguir lo que estaba estipulado, porque así me habían enseñado”, le narró a Infobae: “Cuando fui creciendo y empecé a tener más autonomía me compré cosas que a mí me gustaban. Dejé las Barbies que me imponían, me compré mi primer skate y comencé a jugar al básquet. Ahí rompí un poco el esquema de mi familia y me empecé a dar cuenta”.
Muchas veces la sociedad no acepta lo diferente o lo que se “sale de la norma”. Ser un adolescente, comenzar a desarrollarte y darte cuenta que en realidad estás más a gusto con el cuerpo del otro género no es fácil de digerir, de entender, y mucho menos de explicar. Feca comenzó a comprenderse por primera vez a los 14 años, cuando se topó de casualidad con una imagen en Instagram, que mostraba el antes y después de un chico trans: “En la primera era algo más parecido a lo que yo era en ese momento, y en la segunda era un chico con un físico más masculino, algo que yo admiraba desde chico. Yo me daba cuenta que yo tenía que cambiar algo para poder estar bien. Cuando empiezo la pubertad me empezó a salir pecho y yo me empecé a jorobar a propósito para que el pecho no se note. Ahí me empezaron a retar. ‘Caminá derecho’, me decían. Me compraban remeras rosas apretadas y yo no quería. Yo quería mi remera negra de la calavera”.
- ¿Qué genera que tu mente no coincida con tu cuerpo?
- Es algo horrendo. No lo quería decir así pero es algo muy feo. Sobre todo porque te termina frustrando. Yo pensaba que estaba gordo e incluso bajaba de peso para no tener pecho. Llegué a pesar 37 kilos por no querer tener pecho. Y lo peor de todo es que falta acompañamiento ahí. Yo estaba muy solo y también lo hice por no saber, por no entender, por no tener a alguien que me diga “che, no es así”. Ahora no pasa tanto, porque se tratan las infancias trans y hay un poquito más de información. Pero en ese momento no había nada y era horrendo. Me sentí muy mal y quise cambiarlo. No me quería ver, no quería que nadie me viera. Dejé de ir a reuniones familiares por mucho tiempo. Siempre había alguien que me decía algo. O de mi apariencia, o de cómo me vestía, o de mi corte de pelo, o lo que sea. Siempre había un comentario que no sumaba y restaba. La gente capaz no se da cuenta, pero estamos en una situación tan delicada que capaz un pequeño comentario te puede lastimar un montón y dejarte secuelas por mucho tiempo. Capaz a la otra persona no le importa, pero a mi me queda marcado toda la vida.
Ya a los 18 años encontró algo que parecía ser una solución momentánea, pero que resultó riesgosas para su salud: “Descubrí que había chicos que se ponían vendas en el pecho para poder aplanarlo. No lo recomiendo. Son vendas que usan los deportistas cuando se esguinzan un pie. Yo se las saqué a mi padrastro y salí a bailar con eso. Me apreté bien porque yo quería que esté bien plano, pero claro, no me estaba dando cuenta de todo el daño que le podía hacer a mi cuerpo. Yo estaba a gusto con lo que estaba viendo y no me importó. Yo salí a bailar. Pero al otro día me dolían todas las costillas y me costaba respirar. Era un dolor increíble. Investigando un poco más leí que era algo que no se debía hacer. Que lo hacen los chicos trans por desinformación, pero si estornudás te podés fisurar una costilla. O sea, no es cualquier cosa y es algo que se debería saber y explicar”.
“Por suerte ahora hay una alternativa que de llama ‘binder’. Son como una especie de top deportivo muy elastizado que antes solo se vendían en el extranjero y ahora incluso se fabrican acá”, agregó.
- ¿Qué arrastró toda esa frustración?
- Como diría mi psicóloga, es cargar con una mochila muy, muy pesada. Son años de ir luchando contra una depresión muy grande que te va consumiendo. Llorar era una costumbre, no importaba donde. En el tren, en la facultad, en mi casa. Lloraba por no entender qué me pasaba, y después por entenderlo. Es una pelea día a día que cuesta muchísimo, incluso con acompañamiento psicológico y psiquiátrico. Pero intento que no me gane.
A lo largo de su adolescencia militó por los derechos de la comunidad LGBT, y a mediados del 2018 (a sus 21 años) se atrevió a dar el primer gran paso y salió del closet como chico trans con su círculo más cercano. Quien aún no lo sabía aún era su familia, por lo que llevó a cabo sus primeras consultas médicas para continuar con su transición en solitario. En octubre se realizó la masculinización de tórax (también conocida como mastectomía), que es una intervención quirúrgica en la que se extraen las glándulas mamarias. En julio del 2019, gracias a la Ley de Identidad de Género, cambió su nombre e inició su tratamiento hormonal. El mismo consiste en la aplicación de la hormona masculina testosterona a través de inyecciones, que a su vez reduce la producción de estrógeno.
- ¿Por qué decidiste contar lo que habías pasado?
- Cuando empecé con la operación me di cuenta que quería ser una persona referente y quería darle a la gente lo que yo no tuve en ese momento. Mínimo quería compartirles mi experiencia. Hubo tanta gente que me habló al privado para preguntarme dónde lo había hecho, con quién, cómo había sido el trámite, si había sido difícil, cómo se los había dicho a mis papás. Eran muchísimas preguntas. Hace un tiempo estuve hablando con padres, porque me hablan y me cuentan que tienen un hijo o hija que está empezando su transición y no saben cómo hacer, y termino yo siendo el que acompaña a los padres y terminamos haciendo un equipo de apoyo para que esa persona pueda tener un camino más fácil.
- ¿En qué momento ingresaste en el mundo de los esports y del gaming?
- Más o menos hace tres años. Yo estaba cursando Marketing en la UADE y empecé a trabajar en algunos medios relacionados a los esports. Me gustó muchísimo el ambiente, tanto de los videojuegos como de la creación de contenido, y colaboré con varios equipos de la región. Fui al Mundial de LoL con Isurus, en 2020 viví en la Gaming House de Infinity en Ciudad de México y trabajé con Furious en la presentación de la nueva camiseta. Pero cuánto más fue aumentando mi exposición, más me empecé a cerrar y a meterme en el closet de vuelta.
Uno de los casos más recordados y probablemente el más triste de una persona trans en los esports es el de Maria “Remilia” Creveling. Una ex jugadora de LoL de Estados Unidos, quien fue la primera mujer en ascender y disputar partidas de la LCS, la máxima categoría de Norteamérica. Fue víctima de acoso durante gran parte de su carrera, y se vio obligada a borrar todas sus redes sociales por los comentarios negativos que recibía. Falleció a finales del 2019, a sus 24 años, luego de tener varios problemas de salud debido a las intervenciones quirúrgicas que se había realizado en Tailandia, promesa del dueño del equipo para el que jugaba en aquel entonces.
“Me cuesta mucho contarlo, porque cuando me meto en la escena de los esports ocurre este caso y a mí me hizo un montón de ruido. Porque yo dije ‘uau, yo soy un chico trans’, que seguía medio en el closet. Lo sabía los que me seguían, pero la escena en general no. Si investigabas en mi perfil te enterabas, pero yo no lo decía. Yo quiero que me traten como una persona más, no que la gente que tenga mente cuadrada me tenga como ‘ah, ese es el chico trans de los esports’. Yo soy Feca Twin y quise meterme en los esports como Feca, no como chico trans. Así fue. Me mantuve medio perfil bajo porque tenía mucho miedo de que eso me juegue en contra en mi carrera. No solo para recibir hate en algún video o en algún posteo, que estoy acostumbrado desgraciadamente. Pero también tenía miedo de que se me cierre todo lo que tiene que ver con lo laboral. Porque una persona grande con la mente cerrada capaz no te contrata por ser una persona trans”.
- ¿Por qué creés que hay pocas personas trans en la escena?
- Yo creo que de haber, hay. Pero la gente tiene miedo. Yo incluso tengo miedo, y es el día de hoy que tengo miedo de hacer esta nota, ponele. Hay mucha gente que no lo puede decir. Tengo conocidos que me han hablado y me ha contado a mí por mensaje su situación, pero que es el día de hoy que no quieren salir o contar su realidad por miedo a la exposición, a la sociedad, por no querer recibir el odio, las críticas, y de todo lo que te tenés que nutrir desgraciadamente como persona trans. Toda esa mala energía está, y si vos no estás preparado para eso no lo vas a decir, y vas a vivir reprimido toda la vida. Y yo creo que desgraciadamente hay mucha gente que en la escena está siendo reprimida. Y yo quiero romper con todo eso. Yo no me quiero poner en ese papel, pero al mismo tiempo creo que hace falta, y que si yo ya llegué hasta acá, si soy un pibe trans, si ya hice todo el camino y lo comparto con la gente que me sigue en mi perfil, creo que llegó el momento y estoy preparado para poder ayudar y hacer algo en la escena de esports y en la comunidad del gaming.
- Vos tuviste que salir dos veces del closet: primero en tu entorno y después en la escena. ¿Por qué?
- Estuve mucho tiempo tapado en el ambiente por un par de situaciones que me tocaron vivir. Pero cuando llegó el Mes del Orgullo de este año me di cuenta que yo quería ser yo. Si yo quiero estar bien, si yo quiero ser feliz, yo me tengo que poder expresar, y poder demostrar. No puedo estar reprimido. No quiero estar tapado en mi lugar de trabajo, yo quiero estar cómodo. Y si se me tienen que cerrar algunas puertas por ser trans, se me abrirán otras por ser trans. Incluso mejores, porque va a ser en un lugar donde me están aceptando. No tenés que entrar pensando “¿qué van a decir cuando se enteren?” o “¿cómo lo cuento?” No. Eso ya está. Ahora quiero que todo se sepa y cambie, y que el resto de las personas LGBT se puedan sentir cómodas, y si quieren contar conmigo yo voy a estar ahí para escucharlos.
Hoy en día los videojuegos pueden ser un gran canal de inclusión, ya que cada vez se incluyen más historias con temáticas LGBT o personajes que pertenecen abiertamente al colectivo. Esto no solo sirve para que más personas se sientan incluidas, sino para poder normalizarlas desde la niñez a través del octavo arte: “Antes si eras una chica jugabas con el personaje de mujer y si eras hombre con el de varón. Tenías esa norma que seguir de la sociedad. Gracias a la evolución que tuvo la sociedad fueron saliendo juegos mucho más desestructurados. Uno de los casos que más lo demuestra es el Sims, donde le podías modificar la voz, elegir si tu personaje hacía pis sentado o parado independientemente de su género, la sexualidad, si es una persona trans, como se auto percibe y sus gustos.
- Todo hace también que los chicos crezcan sabiendo eso.
- Claro, ¿mirá si tenés que esperar hasta los 15 como yo? Que me topé con una foto en Instagram para saber que había personas trans. Yo creo que si trabajamos las infancias bien, incluso desde los juegos, el futuro puede ser mucho mejor. Lo pude ver en los juegos y desde el lado humano. Tengo amigos que me lo contaron que se sienten más cómodos jugando o que empezaron a jugar porque se enteraron que son más inclusivos. Antes había una invisibilización increíble, y ahora con los juegos se sienten parte, y quieren jugar.
- O capaz hay un personaje que los representa, que antes no existía, y eso les alienta a jugar.
- Eso es un montón. Quizás un chico que no se siente acompañado en casa, está solo o no tiene la contención y se encuentra con ese juego... Capaz es una manera de poder conectar con él mismo, aunque sea un ratito, jugando un juego que lo representa. Porque capaz no tiene la suerte o la posibilidad de contar con un espacio en el que se sienta representado.
- ¿En dónde pueden apoyarse hoy por hoy los chicos o las chicas trans?
- Hay una comunidad que me ayudó a mí a salir de todo esto, que se llame Trans Argentinxs, que es una ONG que está liderada por personas trans que dan acompañamiento y asesoramiento. Arman juntadas que se llaman Keep Trans, donde todos se sientan y los informan. Yo me di cuenta que era Federico en el primer Keep que fui, donde cada uno se presentaba con su nombre. Estaban todos contentos, se sacaban las dudas, hablamos de no las vendas y sí el binder, el tipo de hormonas, el ir al médico. Me di cuenta que estábamos todos en la misma, capaz sufriendo por lo mismo y nos acompañamos. Todo está liderado por Lautaro Lucas Cruz, que a mí me re ayudó, y hoy en día se pone al hombre la fundación junto a varios chicos más. Recientemente junto a Santi Maratea juntó 35 millones de pesos para una campaña de infancias trans. Van a poder crear tres espacios para los keep, los seguimientos y tienen un montón de proyectos para invitar familias. Es una ayuda para gente que está perdida o no saben por donde empezar, y te orientan.
- ¿Qué significa la bandera trans para vos?
- Esa bandera es un montón de cosas. Me la compré a los 15, cuando decidí empezar mi transición para afuera, de llevarla a cabo con hechos. Poder ser yo y que lo vean todos. Eso significa la bandera. Pero no en el sentido de que me quiero mostrar, sino en el sentido de que no me quiero tapar. Quiero poder decir lo que quiera sin que me paren, me critiquen o me miren raro. Todo lo representa la bandera, toda esa fuerza. Yo siempre la uso como capa, porque para mí es eso; como lo hace un superhéroe, te la ponés y salís con todo, a enfrentar lo que viene, y a la gente que te dice algo, hacerle oídos sordos. Porque somos más que un comentario de una persona, o una limitación de un trabajo. Si hay que salir a luchar yo me pongo la bandera y voy. Eso significa la bandera para mí: luchar por la comunidad.
- ¿Ahora sos feliz?
- Ufff, qué difícil. No se… Pero seguro que estoy más cerca que antes.
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