Es difícil despegar el término “cyberpunk” de lo que fue la debacle de… Sí, Cyberpunk 2077. El título de CD Projekt RED siempre va a salir a flotar nuevamente cuando la propuesta sea perdernos en urbes distópicas, verticales, repletas de neón. Pero a diferencia del estudio polaco, Neon Giant entiende perfectamente dónde está la esencia del género y hace un ejercicio de estilo en lo que respecta a la construcción del mundo y su narrativa que nos hace recordar de qué va esto del cyberpunk, y por qué resulta tan atractivo.
No es que The Ascent sea un canto a la vida -después de todo, nada que sea cyberpunk lo es. Su relato maneja los tropos conocidos del género, involucrando serias lesiones a los derechos humanos, explotación laboral, marginalidad, fractura social y un montón de condimentos que hacen de caldo de cultivo para la explosión que es la guerra de facciones que se desata en Veles. Esta arcología está dominada por una serie de corporaciones sumamente turbias y el jugador asumirá el papel de un trabajador explotado que se ve involucrado en una trama con giros y misterios que lo exceden.
Todo esto mientras la premisa es intentar ascender cada uno de los pisos de la pirámide hasta ganar la libertad. El trabajo del relato está bien llevado, incluso cuando por momentos es fácil perderse entre tantos términos y jerga que da por sentado que sabemos. Más allá de esto, The Ascent nos cuenta una historia que cumple con lo justo para enlazar los segmentos que componen una campaña principal de no menos de 15 horas de duración, en donde la estrella es la jugabilidad. Tiene toques roleros y algunos lo comparan con Diablo incluso, pero The Ascent es la mezcla perfecta entre los clásicos conocidos como Smash TV y el viejo Syndicate.
Desde una perspectiva isométrica, vemos a nuestro avatar desplazarse por escenarios repletos de detalles en los que el combate será la estrella, gracias a su jugabilidad frenética y responsiva. Se trata de un shooter en el que la cuestión pasa por conocer bien el armamento y ser finos con el timing a la hora de esquivar los embates enemigos, que serán muchísimos. Desde humanoides mecanizados, pasando por aliens de distintas razas o una suerte de araña mecánica gigante, los combates en The Ascent son el motivo por el que vamos a jugar sin parar, incluso si perdemos una y otra vez.
Podremos personalizar a nuestro jugador para el combate encontrando todo tipo de armaduras para distintas partes del cuerpo, además de dos modificaciones -o mejoras- corporales con diversas ventajas y un arsenal no muy imaginativo pero sí efectivo tanto en el gunplay como en el feedback que aporta al jugar. Los ítems se pueden obtener incluso looteando a los enemigos caídos, manteniendo apretado un botón para equipar directamente aquello que está en el piso y que nos interese. De este modo se genera un loop muy satisfactorio en el momento a momento del título, otro de los grandes aciertos de The Ascent.
La cuestión técnica también ayuda. Porque Neon Giant no sólo entiende el género desde los tropos, sino también desde lo estético. Los niveles que atravesaremos en The Ascent hacen poner colorado incluso a Blade Runner: metal, cable, óxido, neón; ciudades superpobladas o túneles abandonados; Veles está repleta de detalles visuales llamativos y con un trabajo prácticamente demencial en este aspecto. Sí es cierto que por momentos hay tanta sobrecarga visual que no es difícil perder el foco de lo que tenemos que hacer, pero en general, tirotearse y explorar Veles es una experiencia que hace mella como pocos juegos consiguen hacerlo.
Para este análisis utilizamos la versión de Xbox Series X en un TV 4K y la experiencia no fue del todo redonda. Distintos errores visuales, caídas de cuadros, bugs y cierres repentinos, además de la ausencia de ray tracing empañaron el disfrute que The Ascent consigue imbuir desde lo jugable. Sin embargo, la versión de PC es otro universo. Pusimos a prueba The Ascent en una laptop ASUS ROG Flow X13 con 16GB de RAM, Ryzen 9 5900 y disco NVME de 1TB. Si bien esta configuración incluye en sus adentros una GTX 1650, lo mejor que tiene Flow es el agregado ROG XG Mobile, que es una solución de video externo que viene provisto con una GTX 3080.
Gracias al enorme ancho de banda que tiene el bus de conexión propietario, The Ascent no tuvo problemas en correr a más de 60 cuadros por segundo a una resolución de 1920x1200, con detalles en ultra, oclusión ambiental al máximo, ray tracing y todos los detalles que se puedan imaginar. Además de esto, la pantalla IPS con 120hz y adaptive sync hicieron que todo se mueva con una suavidad que Xbox Series X no pudo alcanzar durante el tiempo de juego para este análisis. Según Neon Giant, pronto saldrá un parche que pondrá las versiones en igualdad de condiciones, pero de momento la versión de PC es la más completa desde el punto de vista técnico y performance.
Dicho esto, sería injusto decir que la versión de consolas no es recomendable: al contrario. The Ascent es un muy buen juego que se puede disfrutar perfectamente en cualquier setup que tengas. Porque la clave de la experiencia que brinda es el combate visceral que evoca a los arcades más refinados; con una soberbia ejecución del género y con contenido que de querer completarlo todo, puede brindarte más de 25 horas de calidad, además de un muy buen modo cooperativo para hasta 3 jugadores. The Ascent además está disponible en Xbox Game Pass tanto en consolas como en PC, y si lo de ustedes es Steam, tiene un precio muy amigable.
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