Cuando la muerte forma parte activa del juego o la recolección de almas para mejorar a nuestro personaje está presente, no es raro que lo primero que se nos venga a la cabeza sea Dark Souls -o más cerca de este caso, Hollow Knight. Sin embargo, Death’s Door -la nueva obra de Acid Nerve, el estudio responsable de Titan Souls, entre otros- se aleja bastante de esos preceptos para abrazar cálidamente al estilo aventurero de los títulos clásicos de The Legend of Zelda. Hay una enorme cantidad de guiños y elementos que nos recuerdan al clásico de Nintendo: la forma en la que se emplean algunas armas para la navegación de los niveles, elementos del escenario que dan pistas de necesitar una habilidad o ítem que aún no obtuvimos, el mapeo de las armas en el control o mismo el diseño isométrico de cada nivel.
Death’s Door recita de memoria los elementos más resonantes de The Legend of Zelda y los pone al servicio de una aventura de acción y toques de RPG en la que personificamos a un cuervo que trabaja recolectando almas y llevándolas al más allá, que se ve involucrado en la misión de recuperar una misteriosa alma robada. El enclave de esta suerte de “empresa” etérea es una oficina en la que volvemos a canjear las almas recolectadas por mejoras para nuestro personaje y parte de nuestro equipo. Aunque en un principio esta suerte de personalización y profundidad determinada, termina siendo una mecánica que promete más de lo que realmente cumple, ya que muchas mejoras no presentan un cambio sustancial en la experiencia de juego, sino todo lo contrario.
Lo cierto es que pese a esto -uno de los puntos flacos de la experiencia de Death’s Door- nos veremos imantados al título sumergiéndonos en cada uno de sus niveles y derrotando a sus correspondientes jefes. Al tratarse de una aventura más bien lineal -con su buena dosis de exploración y secretos por descubrir, vale destacar- nuestro personaje no va a perder almas si muere, ni tampoco se arruinarán horas de progreso. Death’s Door tiene un sistema generoso en puntos de guardado, de forma tal que perder no supone una hemorragia en las horas invertidas de juego, sino que son pequeños tropiezos de cara al objetivo final.
Esto es así porque Acid Nerve quiso mantener las bases del título apoyadas en la simpleza. Death’s Door se destaca porque es un juego sencillo de agarrar y disfrutar prácticamente de inmediato y sus partes más desafiantes están pensadas para ofrecer la resistencia justa y necesaria, evitando así provocar frustración en el jugador. Hay un punto en el que esto no funciona del todo bien -Betty para ser más específicos, el jefe que constituye el punto más alto de dificultad del juego- pero en general, Death’s Door se muestra generoso y receptivo con los jugadores, ofreciendo una experiencia sumamente amigable y dinámica en sus casi 14 horas de duración. Los niveles que componen la aventura principal están muy sólidos desde el punto de vista artístico. Cada uno de ellos tiene una paleta de colores que lo caracteriza y cada entorno está plagado de detalles que hablan de una profunda dedicación y compromiso del estudio para darle vida a un universo que, por momentos, parece haber salido de la imaginería de Studio Ghibli.
No puede decirse lo mismo del diseño en sí mismo de los niveles: tal vez la parte menos lograda de este gran homenaje a The Legend of Zelda que supone Death’s Door. Hay segmentos que se notan poco inspirados y con secretos demasiado evidentes y poco llamativos de explorar. Sí está muy bien pensado el uso de puzzles en ciertos puntos del juego, como también la combinación de las habilidades únicas de cada jefe con distintos eventos ambientales que nos obligan a pensar el combate desde diferentes ángulos. Pero lo que Death’s Door no nos da en materia de diseño de niveles, lo compensa con un sistema de combate fabuloso.
La primera arma es una espada a la que se suma un arco, bombas y hechizos. Estos elementos se comportan con una velocidad de respuesta inusitada, además de un sistema de esquives que hacen de cada enfrentamiento una danza milimétrica muy placentera de ejecutar. Lo mejor del sistema es la facilidad con la que podemos “combear” distintos ataques y acciones, para alcanzar una sensación plena de control promediando el título, sintiéndonos como verdaderos ninjas del más allá. Narrativamente, Death’s Door cumple muy bien. La historia que nos narra tiene momentos muy bien logrados y un final satisfactorio, pero es en las pequeñas líneas de diálogo y ciertos toques de humor en determinadas interacciones donde Acid Nerve marca una diferencia positiva.
Además de la fenomenal banda sonora y estupendo diseño de sonido, son todos elementos que hacen de Death’s Door un título sumamente apetecible. No es perfecto: su simpleza conceptual le impide ahondar en elementos que hubieran venido fantásticos para darle otro vuelo a la experiencia, como un mejor desarrollo de la parte rolera o mecánicas con más profundidad. Hay quienes podrían objetar que carece de una historia profunda o de ciertos recursos narrativos de juegos como los mencionados al inicio del análisis, pero reclamar esto sería un error: no es a lo que Acid Nerve apunta. Su idea es la de ejecutar una aventura llevadera, atractiva y agradable con el pad en la mano y en eso, Death’s Door es todo un suceso.
Desarrolla: Acid Nerve
Distribuye: Devolver Digital
Fecha de lanzamiento: 20 de julio de 2021
Plataformas: PC, Xbox One, Xbox Series S|X
Versión analizada: Xbox Series X