El próximo juego de la mítica franquicia de Ubisoft, Assassin’s Creed no será un juego como al que el estudio de origen francés nos tiene acostumbrados. El plan del estudio es que Assassin’s Creed Infinity -así es el nombre clave del proyecto, no es el título final- abandone el concepto de entrega anual para entrar en lo que en la industria se denomina como “Juegos como servicio”. El foco entonces, sería que Infinity haga las veces de una plataforma de contenidos en constante evolución y crecimiento, que tendrá la capacidad de albergar una cantidad determinada de historias principales, inspiradas en distintos contextos históricos.
Este proyecto consiste en una colaboración entre dos de los principales estudios de Ubisoft: Ubisoft Montreal y Ubisoft Quebec, bajo la producción ejecutiva de dos veteranos de ambos estudios, que oficiaron como productores y asesores de marca durante la última década de la franquicia. En la Dirección Creativa también hay un tándem de directores de renombre, entre los que destaca sin lugar a dudas Clint Hocking: una de las mentes más brillantes de la industria, responsable además de Watch Dogs: Legion. Esto también marca el regreso Hocking a Ubisoft Montreal, donde ofició como diseñador de niveles, diseñador de juego y guionista de la primera trilogía de Splinter Cell.
En un posteo en el blog oficial de la compañía, parte del staff directivo explicó el trasfondo de este cambio radical en la concepción del futuro de Assassin’s Creed: “En lugar de pasar el testigo entre un juego y otro, creemos que esta es una excelente oportunidad para que una de las franquicias más queridas de Ubisoft pueda evolucionar en una forma más integrada y colaborativa, menos centrada en los estudios y más focalizada en el talento y el liderazgo, sin importar dónde estén dentro de Ubisoft. Más importante, Assassin’s Creed siempre ha sido desarrollado por un equipo multicultural, con trasfondos variados y perspectivas que han influenciado la representación de los personajes, locaciones y culturas.”
Y prosiguieron: “Mientras que sabemos que siempre hay lugar para mejorar, creemos que esta nueva estructura nos permitirá asegurar que la diversidad y la representación dentro de nuestros equipos continúe creciendo, para emparejarse con la de nuestros jugadores”. Desde luego que también hay más razones de fondo, y una de ellas es la pandemia de COVID-19 y la forma en la que sacudió a la industria desde sus cimientos, alterando la forma tradicional en la que solía moverse en campos como la distribución de productos como el desarrollo de los títulos.
En este sentido, también hubo declaraciones: “Este cambio singifica también que estamos evolucionando con la industria de los videojuegos. La pandemia y el trabajo desde casa cambió fundamentalmente la forma en la que producimos juegos, dándonos un momento para pensar nuestra organización. Assassin’s Creed nació dentro de las paredes de Ubisoft Montreal y el estudio construyó sólidos cimientos para la franquicia con una enorme habilidad y creatividad por parte de su equipo, para que luego Ubisoft Quebec tome la posta con Assassin’s Creed Syndicate y Odyssey, demostrando su habilidad para llevar la franquicia todavía más lejos”.
Desde luego, este comunicado no tiene otro fin más que el de establecer el espíritu y la filosofía de diseño con el que se va a encarar el futuro de la franquicia, ya que según comenta la compañía en el comunicado, Assassin’s Creed Infinity está en una etapa de desarrollo demasiado temprana como para sacar conclusiones. Es más: es Assassin’s Creed Valhalla el que seguirá recibiendo contenido nuevo, como lo viene haciendo desde su lanzamiento. Y este es uno de los puntos fundamentales de la cuestión.
De alguna manera, los últimos títulos de Assassin’s Creed, Watch Dogs y títulos como Immortals: Fenyx Rising se mantienen vigentes gracias a una sana cantidad de contenido extra en forma de misiones y otros elementos cosméticos que llegan a los jugadores a través de pases de temporada, contenidos de pago y elementos gratuitos. Son, esencialmente, juegos como servicio; plataformas en constante evolución. Si debemos creer en las metas planteadas por Ubisoft, podríamos decir que el futuro es prometedor, ya que por un lado, el desarrollo se vuelve mucho más sustentable, con saltos tecnológicos más pausados pero efectivos.
Por el otro, se rompe el ciclo de desarrollo tradicional que implica juegos con no menos de cuatro años de trabajo encima y que cada uno con sus proyecciones de ventas corre el riesgo de dejar en números rojos a la gestión: el modelo de los Triple A y los Blockbusters que hace rato dejó de ser una opción viable hasta para los estudios mejor parados. Desde luego que todo podría irse por la borda en el caso de que aparezcan pases de temporada y prácticas para la monetización poco honestas, pero de momento, el futuro de Assassin’s Creed suena prometedor, además de que confirma una tendencia que parece ser el norte hacia el que las grandes producciones se dirigen.