“Hoy es mi último día en BioWare, sigo mi camino para hacer nuevas cosas. BioWare fue el hogar para mi agradecido corazón durante casi 10 años, y quiero desearle a todos lo mejor. Dragon Age, Mass Effect y Star Wars: The Old Republic están en buenas manos y no puedo esperar a jugarlos desde este lado de la pantalla. Gracias”. Con estas palabras textuales, Jonathan Warner se expresó desde su cuenta de Twitter, poniendo fin a una década repleta de emociones y altibajos. BioWare es un estudio mítico, responsable de algunas de las franquicias más aclamadas en la industria, pero que actualmente está atravesando un fuerte proceso de transformación en donde las cosas no parecen ir del todo bien. La partida de Warner suma un argumento más a toda la suspicacia.
Warner tiene años de experiencia en la industria y ha pasado por grandes compañías como Microsoft y Disney. En BioWare estuvo involucrado en el desarrollo de distintos contenidos descargables para Mass Effect 3, además de oficiar como Productor Senior con el primer título de la aclamada saga de rol y ciencia ficción. Su gran oportunidad llegaría años más tarde asumiendo el rol de Director. Su primera intervención fue con el polémico Mass Effect: Andromeda, un juego del que se esperaba muchísimo pero terminó siendo una decepción. Más allá de todos los problemas técnicos que tuvo desde su lanzamiento, lo que más se criticó fue la historia, la falta de opciones y el bajo nivel de profundidad en cada una de las misiones, lo cual lo dejaba varios peldaños por debajo de sus antecesores.
La segunda chance de dirección llegaría después con un título no menos polémico que Mass Effect: Andromeda, puesto que se trata de Anthem. Con este juego, EA y BioWare intentaron implementar la idea de los juegos como servicio, con misiones, mundos persistentes y mecánicas de combate y loot propias de títulos como Destiny. Nuevamente, ante el pedigrí del estudio y las demos mostradas en distintas E3, Anthem prometía ser el nuevo gran hit del BioWare. Los problemas volvieron a decir presente: Anthem introducía distintas ideas interesantes a nivel jugable, pero todo lo que era el contenido, las misiones y lo que se conoce como “endgame” -la razón por la que uno juega este tipo de juegos- estaba totalmente rota.
Anthem fue duramente criticado a nivel general y su base de usuarios nunca llegó a ser lo suficientemente numerosa como para tener una estructura para empezar a construir. Lo que es peor, empezaron a filtrarse toda clase de reportes que hablaban de las pésimas condiciones de trabajo en BioWare, además de una competencia interna de equipos, idas y vueltas y reinicios conceptuales que terminaron por explicar en gran medida por qué Anthem llegó en la forma que lo hizo a las manos de los jugadores. Fue un fracaso rotundo que un equipo de desarrolladores dedicados quiso reparar ideando una nueva forma para Anthem que posteriormente se dio a conocer como Anthem Next.
Distintas filtraciones y especulaciones respecto a los cambios en la estructura del título, la progresión y el loot invitaron a propios y extraños a soñar con una suerte de remontada a la usanza de Final Fantasy XIV o No Man’s Sky. Sin embargo, con el correr de los meses se produjo un silencio radial absoluto, donde poco y nada se supo respecto al estado del juego. Mientras esto ocurría, BioWare prometió un nuevo horizonte para Mass Effect más allá de la remasterización de la trilogía original, como también un completo reinicio para Dragon Age. Además de esto, dos de las figuras más importantes del estudio también dieron un paso al costado: Casey Hudson y Mark Darrah.
La esperanza para Anthem tuvo su fin hace semanas, cuando Electronic Arts emitió un comunicado en el que declaraba que, con la idea de darle prioridad a Mass Effect y Dragon Age, la actualización conocida como Anthem Next quedaba cancelada, al igual que el soporte oficial al juego: Anthem estaba oficialmente muerto, pese a los dos años de trabajo intenso que tuvo el pequeño equipo designado a la titánica tarea de dar vuelta una situación evidentemente irreversible. Esto deja a BioWare en una situación delicada: después de dos fracasos estrepitosos, no queda mucho margen para el error, al punto de que un juego mediocre más pondría en jaque su continuidad.
Aunque no dio sus motivos, está claro por qué Jonathan Warner decide dar un paso al costado. Resta esperar cuáles serán sus próximos proyectos.