The Legend of Zelda cumple 35 años: el inicio de una saga que cambió a los videojuegos para siempre

La industria de los videojuegos cambió para siempre cuando el 21 de febrero de 1986 Nintendo publicó The Legend of Zelda. Repasamos su historia y el legado aún vigente

El viernes 21 de febrero de 1986 se estrenó en Japón The Legend of Zelda, el primer título de una franquicia que hizo historia con cada una de sus entregas y que se convertiría en uno de los pilares fundamentales de Nintendo, permeando con su trama y sus personajes en la cultura popular, tal como lo hiciera con otros íconos como Mario y su universo. The Legend of Zelda no sólo comparte relevancia con Mario, sino que también fueron creados por el mismo diseñador: Shigeru Miyamoto.

El aclamado creador se inspiró en propias experiencias personales para dar forma al concepto detrás de The Legend of Zelda. Según comentó en numerosas entrevistas, Shigeru solía tomar largas caminatas en bosques aledaños a su hogar, perdiéndose en ocasiones entre los árboles, cuevas y pequeños cúmulos rocosos. Uno de esos días encontró un camino que desembocaba en un lago desconocido para él: una sensación de descubrimiento y aventura que se convertiría posteriormente en uno de los rasgos de identidad más importantes de la franquicia.

No estuvo solo para crear el primer título, sino que lo hizo con la compañía de otro director legendario, Takashi Tezuka, con quien ya había compartido equipo durante el desarrollo de Super Mario Bros., lanzado un año antes que el primer título de Zelda, en 1985.

Shigeru Miyamoto, el genio detrás de Super Mario y The Legend of Zelda, entre otros.

Imaginando el mundo de The Legend of Zelda como un pequeño jardín para darle libertad al jugador a expresarse a su manera es que nació el reino de Hyrule, el cual en dicha primera entrega estaba compuesto por una serie de puntos de interés, unidos por intrincados caminos y sistemas de mazmorras. El sentido del descubrimiento está acentuado gracias a la decisión de diseño de prescindir de metas lineales: de alguna manera, The Legend of Zelda es un precursor en el concepto de los mundos abiertos, dándole al jugador la libertad de avanzar dentro de la aventura a su ritmo. Este concepto también se mantiene a lo largo de la serie, alcanzando su punto máximo en The Legend of Zelda: Breath of the Wild, publicado para Nintendo Switch.

El folleto del cartucho nos contaba toda la historia que el juego no podía plasmar por las claras limitaciones técnicas de aquel momento, y así los jugadores conocieron detalles sobre el mágico mundo de Hyrule, a Link, el héroe protagonista, a la princesa Zelda y naturalmente, a Ganon, el personaje antagonista y uno de los villanos más populares en la cultura del videojuego. Pese a las grandes ideas tras el diseño del juego y la construcción del universo y sus personajes, Nintendo no tenía grandes expectativas respecto al lanzamiento del juego, cosa que también le ocurría a Shigeru, puesto que consideraba que la temática que estaba abordando no era demasiado popular en los juegos de aquel entonces.

El primer The Legend of Zelda encerraba mucha magia en pocos píxeles.

Por supuesto, Nintendo y Shigeru estaban equivocados. Las ideas plasmadas en el juego daban lugar a una aventura signada por la libertad de acción y las alternativas para los jugadores al poder vivir la narrativa a su ritmo y en el orden deseado: algo que hasta ese momento no se había visto nunca. La edición original de The Legend of Zelda fue publicada exclusivamente en Japón en el formato de disquete para el accesorio especial de Famicom, la consola de 8 bits de Nintendo y aún así, consiguió vender más de un millón de copias en el país del sol naciente. Fue a raíz de este suceso que Nintendo decidió posteriormente publicarlo en cartucho y distribuirlo internacionalmente, alcanzando así los siete millones de copias vendidas: The Legend of Zelda era ya un hito a la altura de Super Mario Bros. y en muchos sentidos, incluso superior.

El primer The Legend of Zelda contenía los rudimentos de lo que hoy conocemos como JRPG o “juegos de rol japoneses”; sin ir más lejos, Square Enix tomó muchos elementos de este primer juego para darle forma a una serie que hoy es amada por prácticamente todos los videojugadores: Final Fantasy. The Legend of Zelda, por su parte, se convertiría en una serie prolífica con varias líneas canónicas en su línea temporal narrativa, lo cual se traduce en una enorme cantidad de juegos disponibles en todas y cada una de las consolas de Nintendo. Todos son universalmente aclamados gracias a su desarrollo, diversas propuestas de juego; todos aportan una parte fundamental al legado de la serie.

The Legend of Zelda: Ocarina of Time cambió la forma de jugar, pensar, vivir y diseñar videojuegos.

Entre ellos podemos destacar Majora ‘s Mask, A Link to the Past, o Wind Waker, pero uno de los juegos más celebrados es sin lugar a dudas, Ocarina of Time. El título publicado en Nintendo 64 fue el primero en plantear un espacio tridimensional de mundo abierto y fue el título que resolvió el complejo problema de cómo se debe comportar una cámara en un juego de acción en tercera persona, además de ideas dentro del combate que luego recogieron prácticamente todos los juegos con espacios en 3D publicados hasta hoy en día inclusive. Más allá de otros conceptos por demás interesantes dentro del título, The Legend of Zelda: Ocarina of Time es recordado y celebrado porque es el juego que le dio forma a lo que hoy conocemos como juego de aventura en tercera persona; antes, no había ningún juego como él.

Más acá en el tiempo tenemos a The Legend of Zelda: Breath of the Wild, tal vez el epítome del concepto de Shigeru Miyamoto, al sentarse a diseñar el primer juego de la serie. Un juego de mundo abierto con un universo que se siente muchísimo más vivo que varios de los grandes exponentes del género, con sistemas que le dan al jugador una libertad absoluta de exploración, experimentación y ritmo, a tal punto que incluso hoy, a casi cuatro años de su salida, se siguen descubriendo nuevos secretos en sus adentros.

The Legend of Zelda: Breath of the Wild ofrece aventura como ningún otro juego puede. Es la visión de Miyamoto llevada al máximo.

The Legend of Zelda fue un juego adelantado para su época. Por fortuna, no murió en el ostracismo como suele ocurrirle a los adelantados, sino que fue bien recibido y percibido por su público contemporáneo, que no sabía que los videojuegos podían brindar experiencias como estas. Más allá de lo meritorio dentro de la propia industria del videojuego y ser sinónimo de calidad cada vez que se lo nombra, es otra de las franquicias del gigante de Kyoto cuya iconografía, sonidos, historias y personajes han permeado en la cultura popular, atravesando a generaciones enteras, algo que ninguna otra compañía ha logrado jamás.

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