Es muy tentador decir que The Game Awards es el equivalente a los premios Óscar del universo cinematográfico. Incluso es una idea que podría sentarle muy bien a Geoff Keighley, creador de esta gala de premiación que desde su primera edición en el año 2014 ha ido creciendo en relevancia y ganando terreno a nivel global. Keighley es el único en condiciones de plantear un punto neurálgico como el que pretende ser The Game Awards: es uno de los periodistas más prolíficos y mejor conectado con la industria en todos los sentidos posibles.
De hecho, The Game Awards ha crecido en parte gracias al apoyo incondicional de los desarrolladores y grandes publishers que se reservan incluso sus mejores sorpresas para presentarlas en la gala: algo que hasta hace unos años era capitalizado exclusivamente por la E3. Sin embargo, la gala de premiación todavía no goza del pedigrí que sí tienen los Oscar: no porque le falte envergadura ni tampoco porque los juegos no sean un fenómeno cultural en sí mismos, sino porque su composición carece del aval de una institución como ser la de, por ejemplo, La Academia de las Artes y las ciencias Cinematográficas.
The Game Awards plantea una base muy transparente en cuanto a la selección de los nominados, ya que el jurado está compuesto por un colectivo de más de 90 publicaciones especializadas alrededor del mundo. Los nominados surgen del conteo de votos de las ternas elegidas por cada medio y una vez que esto está resuelto se repite el proceso, esta vez para decidir el ganador. Contrariamente a lo que suele suponerse, los premios son legítimos en el sentido de que ningún nominado es producto de arbitrariedades; así y todo, y aunque esta sea su mayor bondad, también es a su vez el talón de Aquiles en términos de aval institucional.
Este año ha sido distinto para la industria de los videojuegos en general. La pandemia de COVID-19 forzó la cancelación de la mayoría de los eventos presenciales característicos que componen el calendario, siendo uno de los principales damnificados la Electronic Entertainment Expo: E3. Este evento ya estaba atravesando momentos realmente complicados: una falta clarísima de dirección, empresas como Sony y EA que decidieron no formar parte y el mismo Geoff Keighley retirando su mítico evento, el E3 Coliseum. Incluso sin pandemia, la E3 tenía sus días contados para esta entrega y al igual que en otras facetas de nuestra cotidianeidad, la COVID-19 aceleró este proceso.
La falta de E3 dejó un enorme vacío en el calendario, uno que algunas compañías llenaron con distintas presentaciones grabadas. En cuanto a GamesCom, segundo evento en importancia, Keighley estuvo involucrado en una presentación virtual que fue un suceso en cuanto a visualizaciones. Y sucede que en este sentido encontramos el verdadero por qué de la importancia de esta séptima edición de The Game Awards: podría ser el momento en el que se convierte en el nuevo punto central de la industria no sólo por sus premios, sino también por constituir una gran vidriera comunicacional para las novedades y planes a futuro; después de todo, fue ahí mismo donde Microsoft presentó Xbox Series X, el año pasado.
Geoff Keighley sabe muy bien cómo producir este tipo de eventos, al igual que preparar toda clase de sorpresas y anuncios en exclusiva, cosa que también es algo muy esperado por la audiencia en general. Las cifras lo avalan: la edición de 2019 de The Game Awards fue transmitida 45.2 millones de pantallas, duplicando la audiencia con respecto al año anterior. Con E3 sin la relevancia que la caracterizaba y un año en el que no hubo puntos de referencia, es la oportunidad perfecta para la estocada final.
Esto es algo que se percibe desde la producción de The Game Awards para este año: debido a la pandemia, el evento no tendrá el formato clásico en un teatro con gala y discursos en el escenario. Por el contrario, contará con estudios en Estados Unidos, Inglaterra y Japón transmitiendo en simultáneo, y reunirá figuras de la talla de Eddie Vedder, Gal Gadot y Christopher Nolan, entre otros.
El jueves 10 de diciembre desde las 20:30 horas Infobae cubrirá entonces la edición más importante de The Game Awards hasta la fecha, no porque sea el equivalente a los Oscar, ni tampoco por ser una auténtica celebración de los videojuegos -que lo es- sino por su potencial para convertirse en un hito que cambie el ritmo comunicacional de una industria que vio pasar 2020 sin que nadie tome tome la posta en ocupar la vacante dejada por la Entertainment Software Association y su cancelada E3.