Análisis de “Yakuza: Like a Dragon”: una ventisca de aire fresco para la franquicia

La aventura de Ichiban Kasuga es uno de los juegos del año

Trailer del "Yakuza: Like a Dragon"

¿Cómo se mantiene vigente y relevante a una saga sobre mafiosos japoneses luego de casi 15 años y múltiples títulos en su haber? La respuesta no es simple, ya que son varios los factores que hacen de Yakuza una franquicia tan querida tanto en Oriente como en Occidente. Historias que pueden parecer sencillas a primera vista, pero están cargadas de vueltas de tuerca y complicaciones, extensos castings de personajes a los cuales odiar y amar, una sensación de exploración y libertad como en pocos videojuegos y una jugabilidad “simple” aunque divertida son algunos de los pilares fundamentales de estos títulos.

Sin embargo, Yakuza: Like a Dragon contiene la mayor cantidad de cambios drásticos que haya tenido una entrega, lo cual lo posiciona como uno de los títulos más frescos e interesantes de los desarrollados por el estudio Ryu ga Gotoku Studio (división de la mítica SEGA). A continuación, se explorarán dichos cambios y todo lo que hace especial a este videojuego.

Antes de empezar con las novedades, quienes nunca hayan jugado un título de esta saga podrían pensar en un juego de “mundo abierto”, como por ejemplo, Grand Theft Auto. Una ciudad hermosamente detallada y llena de actividades para hacer, con misiones principales que se realizarán al ritmo y deseo de cada uno.

No obstante, existen diferencias claves con la franquicia citada: los escenarios de Yakuza son excesivamente más compactos y reducidos, además de que no se pueden realizar acciones como manejar vehículos o crear disturbios con civiles. Esto último es clave, ya que permite preservar la caracterización y los ideales de los protagonistas. Podrán ser miembros de una organización criminal, pero ello no significa que no defiendan vidas inocentes cuando hace falta.

Yakuza: Like a Dragon es la octava entrega numerada de la serie

Respecto al tamaño de las ciudades, que éste sea reducido no significa que las mismas se sientan vacías o carentes de actividades por hacer. Al contrario, son locaciones sumamente orgánicas, plagadas de personas con historias, deseos y conflictos, a las cuales se podrá intentar ayudar en el camino. Por otro lado, la cantidad de distintos bares y restaurantes, cada uno con sus particularidades, o el substancioso numero de minijuegos y otro contenido opcional terminar de redondear una propuesta en la cual pasar horas y horas.

En Yakuza: Like a Dragon se recorren las calles del distrito Isezaki Ijincho (basado en el distrito real Isezakichō), en la ciudad de Yokohama. Con un mapa tres veces más grande que la emblemática Kamurocho, la principal localidad de la saga, Ijincho cumple su cometido: ser un personaje más en esta historia. A pesar de su inusual tamaño, esto no significa que el distrito esté plagado de locales y cosas por hacer de manera indiscriminada y sin criterio. Todo lo contrario, cada uno de los barrios que forman este escenario se siente real, con un equilibrio milimétrico en la disposición de las construcciones, sus habitantes y las actividades posibles.

Aunque existe la posibilidad de trasladarse rápidamente de un lugar a otro gracias a los diferentes taxis colocados en el mapa, estas calles dan ganas de recorrerlas siempre a pie, admirando el paisaje, buscando ítems ocultos, secretos y “subhistorias” de los residentes. Dentro de estas últimas es donde más suele aparecer el humor absurdo, bizarro y característico de la franquicia. Por ejemplo, en una de ellas hay que investigar quién orina el río del distrito, generando la continua contaminación del agua. En otra, se terminará descubriendo un lugar donde hay yakuzas adultos vestidos y encarnando a bebés, los cuales atacarán cuando piensen que se les está robando su fórmula de “leche especial”.

Masumi Arakawa es el partiarca de la Familia Arakawa del Clan Tojo

Desde ya, también hay subhistorias menos “exóticas” y más enfocadas a conmover, como la de un niño que come solo en un restaurante debido a que madre siempre trabaja largas jornadas, o la de una niña juntando donaciones para poder pagar la operación de su hermano. Los más de 50 relatos disponibles conviven con minijuegos de la talla de juegos de carta, dardos, golf, el clásico karaoke y otros más novedosos y “especiales”, como el intentar mantenerse despierto viendo películas retro en un cine mientras ovejas antropomórficas intentan anestesiarte, o aprobar exámenes en una escuela vocacional. Todos ellos tienen mecánicas pulidas y se sienten con un gran trabajo por detrás.

Quien llevará a cabo todas estas actividades es Ichiban Kasuga, el nuevo protagonista principal de la serie. Él es un personaje muy distinto a Kiryu Kazuma: mucho más extrovertido, irracional y directo, siempre dice lo que está en su mente y suele actuar sin pensar. Sin embargo, el nuevo integrante comparte características con su antecesor, como tener un corazón puro, ser extremadamente leal a sus aliados y siempre intervenir para proteger a sus seres queridos.

Su trama principal inicia con sus relaciones en la Familia Arakawa, una de las familias del Clan Tojo, de la cual es miembro. Su patriarca, Masumi Arakawa, es la figura parental que Ichiban nunca tuvo al haber sido abandonado por su padres en su nacimiento. Luego de un hecho en particular, el protagonista irá a prisión por casi veinte años, para después salir y encontrarse con traiciones inesperadas y hechos sin explicación. A partir de aquí comenzará su búsqueda por la verdad, en un relato de un hombre que debe reconstruirse de cero y desde el barro, sintiéndose siempre hijo de otra época y lugar.

Ichiban Kasuga es el nuevo protagonista

Aunque la historia de Yakuza: Like a Dragon comience simple, tardará pocas horas en verse envuelta en redes cada vez más complejas, con diversas tramas secundarias y docenas de personajes con sus propios intereses y planes. Temáticas recurrentes en la saga, como los conflictos entre organizaciones, la corrupción, la prostitución, la pobreza, el ser extranjero en una tierra desconocida y la amistad vuelven a estar presentes en esta entrega. No obstante, algunas de ellas tienen un enfoque más desarrollado, con un cuidado y retrato más especial. Si se tuviera que definir alguna como más prevalente, quizás ésta sea la referida a la amistad. Like a Dragon es, entre muchas cosas, un videojuego sobre los amigos que hicimos en el camino.

El elenco de personajes secundarios, en especial los que serán aliados de Ichiban, es exquisito. Esta es una característica recurrente en cada título de la saga, pero pocas entregas han logrado un nivel de desarrollo y guión de personajes tan rico y entrañable como los de estos individuos. Se los conocerá a fondo, con sus tragedias y también sus deseos más profundos. Las interacciones entre este grupo son de lo más cálido y emotivo que el título tiene para ofrecer, realmente se sienten un grupo de amigos.

Lo que funciona como motor para todo lo anteriormente nombrado es el cambio más osado de la serie hasta la fecha. Su sistema de combate, siempre ubicado en el género de los beat ‘em up en tres dimensiones, ha mutado para volverse un clásico juego RPG por turnos. Ichiban y compañía pelearán contra todo tipo de enemigos mediante menús de opciones y comandos, a la vieja escuela, con constantes homenajes y referencias directas e indirectas a la franquicia Dragon Quest. Todos los elementos esperados, como la opción de ataques normales, otros especiales, el cubrirse o el utilizar ítems se encuentran en este título

Yakuza: Like a Dragon (Foto: SEGA)

Lejos de sentir que el sistema anterior estaba saturado, lo cierto es que este lavado de cara es más que bienvenido. Le otorga una frescura a la franquicia que resulta sumamente divertida e impulsa a seguir jugando. Además, el equipo desarrollador no sólo recuperó lo fundamental del género, sino que le adicionó su propia marca. Los combates son el escenario ideal para “locuras”, como el protagonista utilizando un consolador gigante como arma y también su habilidad para invocar a una gallina que lo cure o regenere su barra de magia desde su celular. Estos son apenas dos posibilidades de las varias disponibles, potenciadas por un sistema de “empleos” que cambiarán las estadísticas, la vestimenta y las habilidades especiales a desbloquear por cada personaje.

Lamentablemente, es justamente en el combate donde se pueden ubicar los únicos puntos mejorables de Yakuza: Like a Dragon, más allá de algunos diálogos demasiado extensos o innecesariamente expositivos en su historia. La dificultad tiene un desarrollo progresivo, hasta que ocurren unos picos en los últimos capítulos que requieren ponerse a subir varios niveles. Esto es una práctica usual en el género, aunque se siente algo incoherente en este título cuando ocurre sin aviso luego de un recorrido tan gradual.

Por otro lado, a veces el sistema no funciona del todo bien. Los personajes se van desplazando por el escenario, quedándose cercanos a objetos del mismo que podrían usarse como armas. Esto resulta totalmente azaroso, ya que no hay un comando específico para dicha acción, y se siente que por momentos se erran golpes por fallas técnicas más que por el factor de “suerte”, muy presente en los RPGs. También a veces los personajes quedan muy lejos del enemigo, molestando la visibilidad del escenario o la utilización de ataques especiales, o no realizan correctamente la acción pedida si hay muchos obstáculos en el escenario.

Las relaciones del protagonista con sus amigos es uno de los platos fuertes del título

A pesar de estas fallas, Yakuza: Like a Dragon se corona como uno de los mejores juegos del año y una de las mejores entregas de la franquicia, gracias a su increíble historia, personajes y un renovado sistema que trae aires frescos para quienes ya se estaban cansando.

Desarrolla: Ryo ga Gotoku Studio

Distribuye: SEGA

Fecha de lanzamiento: 10 de noviembre de 2020

Plataformas: PC, Xbox One, Xbox Series X/S, PlayStation 4

Versión analizada: Xbox Series S

Puntaje: 9

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