Primeras Impresiones de la Xbox Series S: la consola más pequeña de Microsoft

Una opción más económica a tener en cuenta, a pesar de sus menores prestaciones técnicas

Xbox Series S, la nueva apuesta "económica" de Microsoft

Cuando en septiembre se empezaron a conocer los primeros detalles y rumores sobre una consola alternativa a la Xbox Series X, las expectativas fueron altas. En primera instancia, parecía ser una versión bastante parecida a su contraparte mayor, “simplemente” con una capacidad de almacenamiento menor y sin lectora de discos. Sin embargo, con el anuncio oficial de Microsoft y los detalles específicos de sus componentes, las dudas comenzaron a surgir.

Los recortes no fueron sólo de memoria y lectora, sino también de potencia en general. Esto termina concluyendo en, por ejemplo, resoluciones menores a la Series X (1080p contra 4K). Las diferencias económicas están: un modelo cuesta 200 dólares menos, a nivel global, que el otro. No obstante, “¿para quién está dirigida esta consola?” fue una de las principales preguntadas formuladas ante su anuncio. Un interrogante que probablemente aún persiste, el cual se va a intentar responder en un futuro análisis. A continuación, unas primeros pensamientos sobre la consola.

Iniciando por su paquete, al abrir la caja de la Xbox Series S el usuario se encontrará con dos cables, el nuevo mando (con dos pilas) y, por supuesto, la consola. Uno de los cables es el necesario para enchufar el sistema a la corriente; el otro es un HDMI de “alta velocidad” (capaz de soportar resoluciones de 1080p y, según el caso, también mayores).

El control, en líneas generales, se siente bastante cómodo, con un tamaño y peso ideales para su uso continuo. Aunque tiene un diseño loable, quien se lleva todo los elogios en este aspecto es la consola en sí. Es un aparato atractivo y “pequeño”, con 27,5 centímetros de alto, por 6,5 de ancho y 15,1 de profundidad. Además, su peso es apenas menor a 2kg, siendo una consola mucho más liviana que la Series X.

La consola y el nuevo mando, una reversión del control de Xbox One

Al encender la consola para su primera configuración, se percibe fácilmente que será una plataforma sumamente sencilla por la cual navegar. Mientras instala las actualizaciones necesarias, recomienda la descarga de la aplicación de Xbox al celular, para poder realizar las configuraciones iniciales restantes y otras posibles acciones remotas a futuro (como prender y apagar la consola, navegar por la tienda, entre otras).

Una vez completado este proceso, ofrecerá algunas opciones más, como formar parte del servicio Game Pass Ultimate. Este servicio de suscripción es una de las grandes cartas de presentación que tiene tanto esta consola como el resto de las plataformas de Microsoft. Por un precio inicial de $39,00 y luego $899,00 mensuales (sin contar impuestos), cualquier usuario puede seleccionar videojuegos de un catálogo de casi 200 títulos que se renuevan constantemente. Además, la membresía de Ultimate también permite jugar online y obtener ofertas exclusivas sin costo adicional.

Con respecto al manejo de la consola, el navegar por los diferentes menús y la respuesta de su sistema operativo, es excelente. Personalmente, al ser mi primera Xbox me sentí un poco desorientado, no entendiendo la interfaz y las diferentes opciones. Sin embargo, con el correr de los minutos y la lectura de los tutoriales que el mismo sistema trae, la plataforma se sintió totalmente amigable al usuario. No sólo por las diferentes opciones de personalización (como cambiar el color primario o las aplicaciones que se quieran resaltar), sino también por la rapidez con la que funciona todo. Es verdaderamente un placer navegar por todas las opciones y que la reacción sea siempre inmediata.

Pasando a la capacidad de la consola, este apartado ha sido muy duramente criticado. Aunque se publicita a la misma con una capacidad de 512GB, es importante saber que sólo se podrán utilizar 364GB. Esto se debe a que el sistema operativo y otras “funciones especiales” necesitan ocupar ese espacio. Es posible aumentar esta memoria con las tarjetas de expansión de la marca Seagate, pero por el momento sus precios son muy elevados y termina siendo más beneficioso hacer el salto a una Xbox Series X.

Un esquema sobre los componentes internos de la consola

Más allá de que su capacidad de almacenamiento se siente reducida para los estándares actuales, quedará en las necesidades y preferencias de cada usuario qué tan negativo es este punto. Al momento de escribir, mi consola tiene instalados Doom Eternal, Gears 5, Gears of War Ultimate (la versión de Xbox One), Yakuza: Like a Dragon, Ori and the Will of the Wisps, la colección de Halo (The Master Chief Collection, versión con cinco títulos), Metro 2033 Redux. y también dos títulos de Xbox 360: Ninja Gaiden 2 y Fable Anniversary.

Es decir, en total tengo 9 títulos (uno siendo una colección) listos para disfrutar. Además, también se encuentran instaladas otras aplicaciones, como Crunchyroll, Disney +, Youtube, Prime Video, HBO GO y Netflix.

Todavía es pronto para dar un opinión fundamentada sobre qué tan bien corren los títulos antes nombrados, pero las primeras impresiones son positivas. La promesa de los tiempos de carga veloces o casi inexistentes se cumple, también la función de “Quick Resume” (“Resumen Rápido”) parece superar las expectativas. Gracias a ésta, el jugador puede tener “suspendidos” hasta cuatro videojuegos, y pasar de uno a otro en cuestión de segundos, exactamente en donde se dejó la partida. Aunque he encontrado algún que otro error en esta función (como obligarme a cerrar un juego porque no cargaba), la misma tiene un potencial interesante. Ideal para quienes cambien de juegos constantemente.

A modo de anécdota personal, es importante aclarar que tuve un breve episodio no deseado a los pocos minutos de haber configurado mi consola. La imagen empezó a alterarse, parpadeando constantemente cada pocos segundos, afectando al mismo tiempo el control desde el mando. Básicamente, no se podía utilizar la consola, se trababa continuamente. Se intentó apagando y prendiendo varias veces, se cambiaron las opciones de imagen, el cable HDMI y otras cuestiones. Recién con un reseteo de fábrica todo se solucionó, y días después nada ha vuelto a ocurrir.

Lo anterior fue un solo un susto y por ahora queda en anécdota. No se han registrado en foros y redes exactamente el mismo problema, por lo que pudo haber sido algo sumamente ocasional. Además, no quita que los primeros días con la Xbox Series S hayan sido sumamente disfrutables y llenos de experiencias positivas hasta el momento. Próximamente, se escribirá un análisis para profundizar en otras opciones y performances que no se han mencionado hasta el momento.

Todavía se desconoce si ambas consolas mantendrán su precio cuando se encuentre nuevo stock

Para cerrar, es importante aclarar que actualmente no se encuentra disponible stock de la Xbox Series S, tampoco de la Xbox Series X. Sus precios de preventa ($65.999,00 y $99.999,00, respectivamente) también están sujetos a cambios cuando estén disponibles nuevas unidades.

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