El pasado fin de semana, del 18 al 20 de septiembre, los usuarios de PlayStation 4 pudieron acceder en exclusiva a una versión alpha del siguiente título de la franquicia Call of Duty. Dicha franquicia, mundialmente reconocida por ser uno de los shooters de disparos en primera persona más populares y emblemáticos de todos los tiempos, regresará el 13 de noviembre de la mano de Black Ops Cold War.
La saga Black Ops fue iniciada hace casi una década, el 9 de noviembre del año 2010, por el estudio Treyarch. Aunque la misma empezó contando un relato único sobre los hechos ocurridos en la Guerra Fría, en cada entrega sucesiva hubo importantes avances de época y tecnológicos, los cuales impactaron tanto a nivel historia como en jugabilidad. Por ejemplo, en su última entrega, Black Ops IV, los soldados contaban con exoesqueletos que le brindaban nuevas habilidades y herramientas en el campo de batalla.
Para el agrado de muchos usuarios, con Black Ops Cold War se decidió volver a conflictos bélicos pasados. Como bien su nombre lo indica, se volverán a contar sucesos sobre el período histórico de la Guerra Fría. Esta vez, los ocurridos en la de década de los 80, bajo la presidencia estadounidense de Ronald Reagan.
Antes de continuar, es necesario hacer una aclaración. Para quien no conozca, se le suele llamar “alpha” o “beta” a versiones preeliminares de un videojuego, siendo beta la más cercana al producto final. Esto quiere decir que podrían haber cambios importantes tanto técnicos como jugables con respecto a lo que se pudo probar en el alpha de Cold War. Sin embargo, también resulta llamativo que se lance una versión “alpha” de un título que está por salir al mercado en menos de dos meses. (Las versiones alpha suelen liberadas al público con mucho más tiempo de diferencia, para poder realizar cambios necesarios).
Habiendo hecho las aclaraciones pertinentes, ¿cómo se sintió esta prueba del futuro título? En líneas generales, quienes jueguen regularmente a la saga se sentirán como en casa. La sensación y propuesta de este Call of Duty sigue siendo la misma que hace años: una jugabilidad veloz, un manejo ágil del personaje, con poco peso en las armas y situaciones llenas de enfrentamientos rápidos y exacerbados.
No obstante, pueden encontrarse ciertas diferencias que pueden generar diferentes impresiones en los jugadores veteranos. Para empezar, las armas y gadgets disponibles están ligados al cambio de ambientación de la Guerra Fría. Por lo tanto, han quedado atrás las armas y dispositivos más futuristas de los últimos Black Ops. El manejo del personaje es más “terrenal” y convencional, ya sin poder hacer piruetas en el aire y sin armamento extravagante.
Por otro lado, aunque estuvieron disponibles pocas armas en el alpha, como por ejemplo el legendario fusil de asalto AK47 o el subfusil MP5, las mismas se sintieron con un peso diferente al de la última entrega de la franquicia (Modern Warfare). Sin dudas, hay un acercamiento a lo que fue el primer Black Ops en términos de jugabilidad.
Con respecto a la customización del armamento, no se pudo probar mucho del mismo en el alpha. Sin embargo, se promete que el mismo será similar al de Modern Warfare, con la posiblidad de agregar hasta 54 modificaciones a cada arma. Las “actualizaciones de campo” (“field upgrades”) también dicen presente, y se pudo utilizar alguna de ellas, como una torreta que eliminaba vehículos aéreos enemigos o un micrófono que amplificaba el sonido de enemigos en una zona limitada.
A su vez, las “wildcards”, mecánica original de la saga Black Ops, tienen su nueva interacción en esta entrega. Estas “cartas salvajes” consisten en darle una mejora extra al armamento, como poder equipar más cantidad de equipamiento arrojadizo o poder tener más accesorios en la arma principal.
Los killstreaks, aquellas recompensas especiales por eliminar a varios rivales sin morir, han sido reemplazados por scorestreaks. Estos últimos se desbloquean con puntos adquiridos al ir completando los objetivos de la partida. A su vez, los scorestreaks no se resetean al morir. Es un cambio bienvenido, ya que incita a los usuarios a intentar jugar a las partidas en equipo cumpliendo la misión establecida.
Dentro de las recompensas posibles, se encuentran las clásicas de siempre, como poder solicitar un helicóptero que ataque de manera automática, un avión espía que revela las posiciones de los enemigos en el radar o un ataque aéreo con napalm, entre otros. Se percibió cierto balance en este apartado, algo perdido en otras instancias de la saga.
Por último, queda hablar de los mapas y los modos. Los mapas estuvieron divididos en dos grupos, dependiendo de su tamaño y escala. En el grupo más reducido, se pudo probar Miami (calles nocturnas y secciones de hoteles), Moscow (museos y una mezcla de zonas abiertas y cerradas) y Satellite (el más abierto de los tres, desértico). Los modos disponibles fueron algunos de los ya conocidos, como Muerte por Equipos, Dominación, Muerte Confirmada y Hardpoint.
Armada y Crossroads fueron los dos mapas de mayor escala, presentando combates de hasta 24 jugadores contra los 12 de las localidades anteriores. El primero consiste en tres grandes barcos en pleno oceano, con la posibilidad de trasladarse de uno a otro por tirolesas, utilizando barcos más pequeños o incluso nadando. Crossroads es un mapa con nieve en tierra firme, con la oportunidad de pilotear tanques o motos de nieve.
Estos dos mapas plantean una jugabilidad más cercana a la serie Battlefield en cuanto a escala, con enfrentamientos más abiertos, pero agregando la vertiginosidad propia de Call of Duty. El único modo disponible para ambas locaciones era Dominación.
En el alpha no se pudieron probar otros modos, pero es importante saber que esta entrega contará con: un modo campaña, novedades en el exitoso modo battle royale gratis llamado Warzone y también con el regreso del modo zombies, aquella modalidad basada en soportar oleadas de muertos vivos con otros tres amigos en cooperativo.