Tony Hawk’s Pro Skater es una de las sagas más icónicas de la cultura gamer. Desde su primera entrega a finales de los 90′ fue ganando adeptos a base de una fórmula lo suficientemente casual como para enganchar a cualquiera, pero con un nivel de profundidad que –en aquel entonces– lograba transmitir una de las experiencias más completas si se habla de videojuegos de deportes extremos: licencias de marcas oficiales, locaciones realistas inspiradas en spots verdaderos, un roster de corredores profesionales y un set de movimientos bastante amplio con muchísimas variantes y posibilidades.
En una época donde no abundaban entregas de este calibre, los primeros Tony Hawk’s –particularmente el primero y el segundo– dieron una verdadera clase maestra de cómo encarar un juego de skate y fue así como, con el pasar del tiempo, empezaron a ganarse el mote de “clásicos”; a tal punto de que el anuncio de la remake del Tony Hawk’s Pro Skater 1 y 2 despertó una ola de hype como hace tiempo una entrega deportiva no lo hacía.
Como su nombre lo indica, Tony Hawk’s Pro Skater 1 + 2 es la remake de las dos primeras entregas de la saga, pero en un mismo juego. De la mano de Activision y Vicarious Visions –estudio encargado de la remake de los tres primeros Crash Bandicoot–, el skater profesional más conocido del mundo vuelve a las pistas para demostrar que –por más que ahora cargue con 20 años extras sobre sus hombros– todavía tiene mucho para ofrecer en la materia. El resultado final no sólo es un viaje que aprovecha las fibras nostálgicas para asegurar que todo tiempo pasado fue mejor, sino que sirve para demostrar que hay una fórmula que no perece y que al día de hoy sigue más vigente que nunca.
Si jugaste algún Tony Hawk’s en las generaciones de consolas pasadas, vas a encontrarte con esa bicicleta a la cual hace años no te subís, pero que después de los primeros metros ya se siente como una extensión más de tu cuerpo. Perdón por la analogía, pero realmente es así. En lo que a gameplay se refiere, esta entrega se mantiene muy fiel a lo que supo ser en aquel entonces: simpleza ante todas las cosas. Más allá de eso, el juego empieza con un buen tutorial, el cual le da las bases necesarias a aquellos jugadores que no entran en el rango etario de los treintañeros que pasaron cientos de horas gastando los botones de esa primera PlayStation o Nintendo 64.
Otro apartado con el cual intenta atraer a los jugadores más jóvenes es el roster de corredores; el mismo está actualizado a los tiempos actuales, incluyendo una mayor cantidad de skaters jóvenes contemporáneos, tanto masculinos como femeninos. Eso no quita que también se pueda elegir a la gran mayoría de los veteranos de la saga, los cuales han envejecido –como todos– y así se representan en el juego; aunque en muchos casos es posible desbloquear sus versiones jóvenes. Además, el jugador que busque una experiencia más “personal” podrá crear su propio corredor, bautizarlo, lookearlo con algunas de las marcas más conocidas del ambiente y hacerlo progresar a base de puntos de habilidad, los cuales se consiguen jugando.
Una vez en las calles –o en las pistas– el juego no ofrece realmente mucho más que en sus versiones originales, aunque eso no es un problema en sí. Es que, más allá del upgrade visual producto de la implementación del motor Unreal Engine 4 y los movimientos mucho más fluidos y reales de los skaters, el núcleo se mantiene casi intacto. Gracias a los controles idénticos, que responden igual de bien –o mejor en algunos casos– que en su momento, el juego me demandó apenas media hora para volver a familiarizarme con los trucos, movimientos y especiales. Por lo menos en mi caso, me encontré recreando líneas de trucos y gaps que hacía 15 años atrás con suma facilidad de manera intuitiva; como si el tiempo nunca hubiera pasado.
Y de esta extrema familiaridad nace el punto más negativo que le encontré a la experiencia en general: la falta de un verdadero desafío. Es que muchos de los objetivos se mantienen al pie de la letra y a veces puede sentirse un leve “sabor a poco” después de unas cuantas horas seguidas. La inclusión de más misiones, aprovechando de mejor manera los escenarios y las bondades técnicas de esta generación de consolas podría haber sido un gran plus para el videojuego, el cual por momentos se siente un poco vacío.
Tony Hawk’s Pro Skater 1 + 2 tiene tres modos principales para jugar en solitario: la clásica modalidad en la cual hay que completar todos los niveles del primer y segundo juego; una versión libre para patinar sin tiempo en todos los circuitos –ideal para practicar combos y líneas más extensas– y un modo competitivo, el cual consiste en un ranking mundial por mapa, que toma la puntuación máxima que podemos hacer en menos de dos minutos.
Pero la verdadera novedad del título está en el apartado multijugador; que si bien mantiene el modo local a pantalla dividida, incluye uno competitivo a través de internet; en el cual se pueden disputar todo tipo de juegos ante otros jugadores a través de diferentes circuitos. Los hay más clásicos, como jugar a hacer el mejor combo; hacer más puntos en una partida de dos minutos, etc. También hay modos más variados, como uno en el que se pintan los obstáculos a medida que se usan y –obviamente– el que pinta más partes de la pista, gana. En este momento es quizás donde más jugo se le puede sacar la experiencia, es que el modo single player se puede agotar en una sesión extensa de unas 6 u 8 horas; y poder disfrutar con amigos este tipo de juegos de manera online es el diferencial para poder extender aún más la duración.
El creador de skateparks es otra de los grandes destacados del juego. Si bien la segunda entrega ya lo incluía en aquel entonces, se le ha dado una lavada de cara importante; añadiendo muchas más posibilidades para crear pistas más variadas, divertidas y desafiantes. Luego, cada nivel creado se puede publicar en internet para que otros jugadores las puedan disfrutar, así como uno también puede probar las creaciones de otros. La misma Vicarious Visions añadió algunas creaciones que –aunque lejos están de competir con la calidad de los originales– dan una clara idea de lo enormes que son las posibilidades a la hora de poner manos a la obra.
Lo dije en las primeras impresiones y lo repito: volver a Tony Hawk’s Pro Skater 1 + 2 es como volver a la casa de los viejos. Vicarious Visions entendió que muchas veces la nostalgia no es el único motor que puede traccionar la remake de viejos clásicos; y con esta entrega, el estudio demostró haber comprendido el concepto básico, pero pudiendo extender sus horizontes; agregando así mucho más valor a un videojuego que por momentos se siente tan familiar como fresco.