Esta semana se lanzó una nueva exclusividad de Xbox que se encuentra disponible tanto en consola como en PC y está incluido en el servicio de suscripción Xbox Game Pass desde el pasado 20 de agosto. Se trata de Battletoads, el regreso de la icónica franquicia que dio sus primeros pasos en la Nintendo Entertainment System (NES) y que presenta un lavado de cara extremo 26 años después de su última entrega para arcades.
La novedad más obvia de este regreso es el apartado gráfico. El estudio Dlala, con la bendición de Rare, rediseñó por completo a los personajes principales para incorporarlos a un nuevo mundo animado lleno de vida, colores y escenas cinematográficas dignas de cualquier serie animada de Adult Swim. Cuando el juego se anunció oficialmente en la E3 de 2018, algunos fans de los juegos originales estallaron de ira por estos cambios, pero lo cierto es que es un paso natural que mantiene el tono y la esencia de la franquicia. Combinados con una banda de sonido muy rockera, las ranas peleadoras están de vuelta en una nueva aventura que, lamentablemente, tiene más fallos que aciertos.
Junto con los gráficos, la trama es de lo más destacado. Si bien no tiene recursos argumentales sobresalientes, logra entretener, divertir y dejar a la audiencia con ganas de una nueva serie animada de la mano de estos personajes. Para explicar 26 años de ausencia de la franquicia, el título comienza mostrando que los Battletoads estuvieron prisioneros en un mundo alienígena viviendo un sueño en el que eran los héroes del universo. La triste realidad los hace darse cuenta de que ya nadie los recuerda y eso da paso a chistes autorreferenciales a lo largo de la historia. El humor es otro de los factores más destacados de esta secuela/reboot, pero hay una extraña discordancia entre los chistes de las escenas que suceden entre misiones y aquellos que forman parte de los diálogos dentro del juego, que dejan bastante que desear.
En el terreno jugable, Battletoads es una extraña ensalada de géneros que no termina de cumplir por ningún lado. Obviamente, el juego comienza siendo un beat ‘em up, como las entregas clásicas. En este aspecto, se incorporan nuevas mecánicas de juego que se apoyan en las lenguas de los protagonistas, ya sea para acortar la distancia con enemigos, escapar de una situación complicada o comer moscas para recuperar salud. Cada nivel mostrará primero a un nuevo tipo de enemigo de manera solitaria para que los jugadores entiendan cómo ataca y qué habilidades tiene. Más adelante, y luego de hacer lo mismo con otros enemigos, los junta a todos para generar peleas llenas de personajes que demandan mucha destreza tanto para atacar como para defender. Aquí se siente la dificultad que siempre caracterizó a la saga, pero salvo por algunos segmentos particulares, nada es imposible de superar como aquellos clásicos.
El problema en este caso es que, a pesar de que el diseño de personajes cambia según la parte de la historia, los tipos de enemigos y sus habilidades son cuatro o cinco que hay que derrotar una y otra vez. En el medio de los combates hay pequeños minijuegos que le quitan el ritmo a la experiencia, pero lo cierto es que las partes de pelea representan un pequeño porcentaje de Battletoads.
Las motos super veloces también vuelven a la acción con dos formatos diferentes, pero con la dificultad endemoniada que convirtió al primer Battletoads en uno de los videojuegos más difíciles de la historia. En esta ocasión, la audiencia es diferente y, aparte de tres dificultades distintas, el título cuenta con gran cantidad de puntos de control para que una muerte no signifique un Game Over definitivo.
Hay que reconocer las intenciones de Dlala, que buscó refrescar una fórmula que estaba juntando polvo hace 26 años, pero también hay que ver que sus esfuerzos quedaron a medio camino. En el medio de chistes absurdos, alienígenas con diseños extraños y rotura de la cuarta pared, se incluye también segmentos de naves y otros de plataformas que no aportan demasiado, sino que retrasan varios años con escenarios poco innovadores y mecánicas que ya quedaron viejas. Hablando mal y pronto, Battletoads intenta abarcar mucho, pero termina apretando muy poco.
El atractivo al que apunta el juego, de todas maneras, está claramente en la experiencia cooperativa para tres jugadores. Incluso se nota que algunos segmentos están claramente pensados para jugar de esta manera, porque no tienen mucho sentido al ser experimentados en solitario.Todos los elementos bizarros, los minijuegos entre misiones y la diversión en general se potencian al compartir el juego con alguien más. Lamentablemente, la única manera de hacerlo es estando en la misma consola o PC, lo cual es un obstáculo en medio de una pandemia. Así y todo, también hace resurgir la duda de aquellos juegos que se disfrutan más en compañía: ¿es mérito del juego o es un aporte que hace la experiencia cooperativa, sin importar el título?
Completar la historia de Battletoads no lleva más de cinco horas y, a pesar de que hay secretos coleccionables en todos los niveles, no incluye ningún modo especial o incentivo para volver a superarla. Incluso, algunas partes insufribles podrían llegar a alejar a más de un usuario de esta experiencia que se siente incompleta.
En resumen, Battletoads hace un gran trabajo desde lo visual y no se preocupa demasiado por lo que piensen los fans de los juegos originales. Con eso en mente, busca sumar nuevos elementos a la experiencia, pero no se decide por pulir ninguno de ellos y termina ofreciendo un paquete que se acaba antes de poder ofrecer algo que realmente valga la pena. Al finalizar la aventura, genera más expectativa una posible serie animada de la franquicia que una nueva entrega en estos términos.