Como ocurre cada año calendario, siempre nos da la impresión de que el que viene no va a superar al que pasó, y aunque este 2019 empezó con un ritmo bastante tranquilo, lo cierto es que nos deja un tendal de juegos excelentes. Como verán en el ránking, Nintendo sigue demostrando por qué tienen bien ganada su reputación, a base de títulos inolvidables.
10. Super Mario Maker 2
Nintendo siempre postula una nueva manera de entender a Mario y sus posibilidades a través de los juegos tridimensionales, haciendo saltar la banca con el último Super Mario Odyssey. Pero en el plano bidimensional, las novedades son más espaciadas, al menos, hasta la serie Super Mario Maker. La segunda entrega, que habita en Switch, es Nintendo desatado: se anima a torcer las reglas que conocemos quienes jugamos con el fontanero desde finales de los ochentas. Super Mario Maker 2 ofrece nuevas mecánicas, pero más importante, le da la comunidad la posibilidad de expresarse a través de la creación de maravillosos y mágicos niveles. Mario es la razón por la que hago esto, y este juego es uno de los más importantes del año, y de mi vida, no voy a negarlo.
9. Call of Duty: Modern Warfare
Suele menospreciarse la habilidad de Call of Duty para maravillar, pero siempre sostengo que, a excepción de Ghosts, la serie es empíricamente intachable. Así y todo, los últimos juegos son muy buenos, pero no llegan al nivel superlativo de este Modern Warfare. Infinity Ward baraja las tarjetas y pone sobre la mesa lo que sería un “reinicio” de la franquicia, apegándose a la pornografía militar característica de la serie. También se reinventa con una campaña con sus problemas de tono, pero que ofrece sensacionales coreografías y un ritmo que hace pegarse a ella de principio a fin. Pero el modo multiplayer es el cénit de este juego: temporadas, modos de juego solventes como Gun Fight, mapas de elegante -e inteligente- diseño, y la promesa de contenido constante y más importante, gratuito. Todos los años juego al Call of Duty de turno, pero con este ya sobrepasé mi promedio anual de horas jugadas.
8. Luigi’s Mansion 3
Es muy difícil crecer bajo la ancha sombra de un hermano popular como lo es Mario. Aunque Luigi le saque varias cabezas en estatura, sus juegos, si bien muy buenos y correctos, jamás tuvieron el nivel de desarrollo y espectacularidad que tiene este Luigi’s Mansion 3. Ambientado en un lúgubre hotel, acompañamos a Luigi en la gesta por recuperar a sus amigos de las temibles garras de Rey Boo. La aventura tarda un poco en arrancar, pero desde el quinto piso (de un total de diecisiete) en adelante, se vuelve una experiencia fantástica que asombra a cada paso: jefes finales, rompecabezas sumamente ocurrentes y una enorme cantidad de guiños al jugador avesado. Es, además, la viva muestra de que a Nintendo Switch si algo no le falta, es potencia gráfica: es casi como jugar con una peli de Pixar.
7. Sekiro: Shadows Die Twice
Técnicamente, uno podría jugar videojuegos hasta lo que le den las manos -o los ojos- pero las cosas no siempre son tan floridas. En muchos casos -o en el mío, al menos- siento el pasar de los años impactar en cómo juego. No soy un anciano, pero mis reflejos ya no son los mismos de mis veintes, y mi paciencia cada vez es más corta. Aún así, me gusta meterme con los juegos de Hidetaka Miyazaki. El tipo puso la dificultad y la perseverancia en la mesa en tiempos en donde los juegos venían no masticados, sino vomitados, y en eso hay toda una declaración de principios. Sus juegos, son una invitación a descubrir nuestros propios límites; a descubrirnos. Sekiro: Shadows Die Twice es todo Bloodborne, pero también Dark Souls y Demon’s Souls. Es todo Miyazaki. Es todo eso y más. Tiene un combate de katanas metódico, con planos robados de una de Akira Kurosawa. Es dinámico, con movimientos sutiles y elegantes, pero también violentos, dignos de Baryshnikov. Tiene una dificultad endiablada, de esas que invitan a romper controles; pero también ahí reside su brillo y recompensa. Es una experiencia extenuante, pero satisfactoria, casi como correr un triatlón. Estimo, que si fuese un poquitito más joven y estuviese menos sulfatado, Sekiro estaría un par de puestos más arriba.
6. Astral Chain
Siempre me gusta hablar de Astral Chain definiéndolo como un crossover de 099 Central y el mejor y más realizado animé que puedas ver por ahí. Una historia de familia, de hermanos, de rivalidades; un futuro apocalíptico en donde la humanidad depende de nosotros. Es un juego que lo hace todo: como agentes de policía investigamos cada caso, recorremos escenarios buscando evidencias. Entre acto y acto mejoramos nuestro equipo y paseamos por la estación de policía, conociendo algunos de los entrañables personajes que componen el comando. Y claro está, después pasamos a los bollos. Porque Astral Chain es un juego de PlatinumGames, por lo que la acción hack and slash está a la orden del día y está mejor que nunca: se juega distinto, como ningún otro juego de la firma que lo antecede. De hecho, es lo mejor que ha hecho PlatinumGames hasta ahora.
5. Tetris 99
¿Qué? ¿Un Battle Royale de Tetris? El criticado servicio online de Nintendo es un tanto magro en su oferta de juegos, en especial si lo comparamos con Gold (Xbox) o Plus (PlayStation). Pero siendo sinceros, ninguno de esos servicios cuenta con Tetris 99 como aliado principal. Se trata de una reinvención del juego base que toma elementos del Battle Royale -popularizado por juegos como PUBG o Fortnite- ubicándolos con astucia en el marco de las mecánicas del inmortal juego creado por Alekséi Pázhitnov. El resultado son batallas de Tetris frenéticas, de esas que uno no puede parar de jugar hasta obtener el más alto ránking, es decir: ser el último sobreviviente de los 99 jugadores participantes de la sesión. Maravilloso por donde se lo mire.
4. Children of Morta
La sangre tira… ¡Y cómo! En Childfren of Morta nos encontramos con uno de los mejores exponentes de los juegos que mezclan RPG, acción y toques de rogue like, pero más importante aún, nos encontramos con una obra que retrata como ninguna los lazos familiares y lo que éstos significan. No sólo desde lo argumental -narrativa, historia- o lo estético -la casa que funciona como hub central y donde se comparte lo cotidiano- sino que también tiene implicaciones desde lo jugable. Y es que en la gesta de liberar el terreno de una fuerza maligna, cada familiar tiene lo propio para aportar al combate: cada uno de ellos tiene sus habilidades, fortalezas y debilidades.
3. Outer Wilds
Los juegos tienen el poder de abstraernos y de llevarnos de viaje a lugares increíbles o mismo a épocas que resuenan en nuestro pasado. Outer Wilds es un juego que me conmovió, porque me transportó directamente a cuando jugaba de pequeño a ser un explorador espacial. Su universo, compuesto por un par de planetas artesanales, encierra una historia que interpela a la naturaleza humana, en el marco de un ciclo planetario que siempre deriva en una supernova que barre todo el universo tal y como lo conocemos. Es una especie de Día de la Marmota en el espacio, cargado de emotividad, además de un delicioso juego donde la exploración toma un sentido distinto: en el que estudiamos una civilización perdida no para atacarla o tomarla como amenaza, sino para entenderla. Desde lo conceptual, es uno de los juegos más importantes que jugué en mucho tiempo. Y ustedes también deberían hacerlo.
2. Control
Hace rato que los muchachos de Remedy vienen con ganas de pegarla. Sus últimas creaciones han tenido más bien una tibia recepción, en especial el prometedor pero alicaído Quantum Break. Bastó separarse de Microsoft para empezar a experimentar capitalizando todo el recorrido de quienes crearon héroes de la talla de Max Payne. El resultado es Control: un juego que destila ADN de Remedy por los cuatro costados. Acción en tercera persona con controles e ideas únicas, fusionadas con un estilo televisivo que lo vuelven sumamente magnético. Lo mejor: el edificio donde transcurre el relato; un personaje en sí mismo, al igual que el universo que plantea, profundo, repleto de detalle, con una estupenda dirección artística.
1. Baba is You
Por fuera, Baba is You tiene pinta despojada, pero es un juego independiente desarrollado por una sola persona. Aún así tiene muy en claro lo que quiere ser, simplemente un juego de puzzles, de ingenio, de lógica, que supera todo lo que conocemos en este género. Baba Is You -Baba es vos, traducción intencional, antes que me corrijan- implica una serie de mandatos y reglas: en principio, Baba somos nosotros. Después, Baba deberá ser agua, luego un tronco, luego una pared, luego un interruptor, para poder ser “Victoria”. A través de una suerte de pedagogía tácita, Baba is You juega con la manipulación de las reglas que condicionan la victoria de cada nivel, a través de cientos de niveles cada vez más complejos, que nos harán sacar humo de la sesera ante cada problemática planteada. Es divertido, desafiante, infinitamente complejo y, además, va construyendo una forma de pensar que recuerda a la programación. Una bestia de juego, el mejor de este año.