La llegada del nuevo Need For Speed Heat sirve como estímulo para retomar el camino de una saga que pareciera vivir en una curva constante. Luego de la negativa recepción que recibió su predecesor, Need For Speed Payback, la empresa Ghost Games sintió una gran incertidumbre sobre cómo encarar este nuevo título y esto se plasmó en el alma de esta edición. Dejando estas dudas de lado, la premisa del estudio se centró en ir a lo seguro; crear un videojuego para satisfacer y entretener a los usuarios, algo que logró a rajatabla. Sin embargo, la frescura que la franquicia necesita para volver a estar en las marquesinas de títulos pasados está ausente debido a la falta de novedades.
Esta nueva entrega ofrece lo básico y primordial que debería ser ley para la franquicia: un juego de carreras de arcade dentro de un mundo abierto. Esta receta le funciona de maravillas, ya que propone un amplio mapa lleno de pruebas y carreras que dan experiencia y dinero para poder avanzar en el juego desbloqueando piezas o autos. Esto impacta de lleno en la personalización del auto, algo que destaca en el título por el gran abanico de oportunidades que da. Los fanáticos del tunning estarán más que contentos, ya que podrán tocar todas las partes del auto, tanto desde lo estético como lo mecánico hasta el motor, la suspensión, el turbo, los radiadores o el tanque de nitro. A su vez, los usuarios podrán descargar la aplicación Need For Speed Heat Studio, disponible para Android e iOS, que permite personalizar autos para luego usarlos en el juego. También es posible descargar personalizaciones de otros usuarios, algo que se torna divertido ya que brinda la experiencia de estar dentro de una comunidad.
Un factor clave es el horario en que se corren las carreras. Si es durante el día se podrá obtener dinero al ganar las carreras y pruebas, mientras que durante la noche se ganará experiencia, ya se que se corre en un sistema de carreras ilegales. Esto le da vértigo y ritmo al juego porque en el modo nocturno es muy probable que el jugador se tope con policías que lo perseguirán. Si estos consiguen atraparlo, el piloto deberá entrega todos los puntos de experiencia ganados. Vale destacar que a medida que se avanza en el juego, se puede sobornar a los oficiales e incluso desbloquear opciones que permiten un escape más rápido.
La jugabilidad es, tal vez, el camino más sinuoso dentro del juego. En líneas generales se disfruta de este título, el cual es entretenido y dinámico, pero después de unas cuantas carreras, el usuario puede comenzar a sentir que se torna un poco monótono. La incertidumbre mencionada al comienzo de este análisis puede encontrarse en la poca variedad de las pruebas y carreras, donde no hay nada nuevo para empujar a un título que debe ser la carta fuerte de regreso de la franquicia. Esto no se escapa de la experiencia de conducción, la cual por momentos es demasiado arcade, monotonía pura entre pruebas que no varían más que en detalles. Cabe resaltar la inclusión del derrape dentro del estilo de manejo, algo que al comienzo no es fácil de digerir, pero con el paso de las carreras pasa a ser un acierto de la desarrolladora. Por momentos, puede resultar un tanto frustrante al usuario que quiera ganar gracias a su muñeca, es que la configuración y elección de cada auto es vital a la hora de introducirse a una carrera, ya que dependiendo de las características de éste se medirá la dificultad de la carrera.
Uno de los puntos más fuertes que ofrece esta edición es la dirección de arte. Miami está muy bien representada algo que se disfruta mucho cuando se juega de noche. Las luces de neón que acompañan todas las pistas es algo remarcable ya que nos pone siempre dentro del ambiente que propone el juego. Por otro lado, el modo diurno queda un poquito atrás de ambientación respecto al modo nocturno, dado que deja en evidencia las no tan trabajadas texturas del juego. La transición entre día y noche es algo que se resolvió de una manera sutil y se puede controlar desde el menú del mapa o al salir del garage.
El tono que maneja el nivel gráfico propuesto por el juego es discreto. La mella más grande que sufre el título es en el sistema de golpes, algo que por momentos llega a sacarle la seriedad a las carreras. Los modelados de los autos se llevan los aplausos en este segmento, hasta en los detalles se consiguieron grandes resultados. Otro ítem relevante es la banda de sonido, la cual acompaña el tono frenético de las carreras con un playlist conformado por más de 50 artistas, entre los que prioriza el rap, reggaetón y diversos ritmos urbanos.
Un punto que deben tener en cuenta los jugadores que buscan un juego para jugar en modo local con amigos es que NFS Heat no brinda eso. El título propone un modo solitario o multijugador online. El primero narra una historia, la cual podría ser tranquilamente un guión de la saga rápido y furioso, con mucho neón y juntadas nocturnas. Mientras que en el multijugador se podrá encontrar con un mundo compartido con otros jugadores, dónde se podrá competir en pruebas con amigos o rivales. Para esto será imprescindible que el otro usuario esté en el mismo momento de la jornada: día o noche. Sin dudas, la posibilidad de terminar el modo historia y poder introducirse en un modo online dentro de un mundo abierto, es algo que entusiasma y alarga la vida del título, algo que no debería pasar por desapercibido en Ghost Games.
Con la salida de este nuevo título se confirma lo pesada que es la mochila de la franquicia para Ghost Games. Pese a entregar un juego divertido, lleno de personalizaciones y con un modo online que alarga su vida útil, se siente la falta de frescura necesaria para revitalizar la saga. Así y todo, el balance final debe ser positivo, ya que da indicios de empezar a enrumbar el futuro de la saga, asentando las bases en lo que los aciertos logrados. Tal vez sea la falta de valentía y de propuesta lo que le falta a NFS para dar un paso más dentro de un segmento muy competitivo en el que ninguno baja un cambio.
El flamante Need For Speed Heat está disponible para PlayStation 4, Xbox One y PC.
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