Need For Speed: la historia de una saga que no pisa el freno

Con el reciente lanzamiento de Need For Speed Heat, aquí un repaso por una de las franquicias más vendidas dentro del género de carreras y el prometedor nuevo episodio.

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A la hora de pensar en juegos de autos, uno de los primeros que llega a la mente de cualquier jugador es el clásico Need For Speed. La famosa saga, que este año cumple su vigésimo quinto aniversario, es una de las pocas franquicias de autos que pudo adaptarse y soportar el paso del tiempo. Con el flamante lanzamiento de Need For Speed: Heat, el título vuelve a apostar por las carreras ilegales.

La franquicia nació en 1994 bajo el nombre de Road & Track Presents: The Need for Speed. El juego, desarrollado por Electronic Arts Canada, se lanzó en primera instancia para la extinta 3DO, una consola hecha por Panasonic, Sanyo y Goldstar. Posteriormente llegó a Playstation y Sega Saturn, donde pudo demostrar sus gráficos en 3D, el trabajo en el mapeo de texturas, la física realista que proponía y una pequeña pero interesante oferta de 8 autos deportivos.

En 1997 llegó Need For Speed II, el cual comenzó tímidamente a ofrecer personalizaciones, como la posibilidad de poder elegir el color del auto, la vestimenta del piloto y varias posibles vistas para conducir. El juego inició una nueva etapa que apuntaba al dinamismo que caracteriza a la franquicia hasta la actualidad; más dinámica y velocidad como premisa principal. Fue NFS III: Hot Pursuit (1998) el título que comenzó a revolucionar el segmento. La inclusión del modo Hot Pursuit, donde se debe escapar de la policía, o viceversa, ser el policía que persigue al corredor ilegal, fue un éxito total. Pese a quedar por detrás de títulos más asentados como Gran Turismo, el juego empezó a tomar lugar en la escena. Rápidamente llegó Need For Speed: High Stakes (1999), que en su apuro por aprovechar el impulso que le dejó su predecesor, no brindó muchas novedades. Entre lo destacado del título se encontraba el modo High Stakes, que daba como recompensa el auto del perdedor, algo que, por qué no, pudo haber inspirado algo de la película Rápido y Furioso.

Con el comienzo de una nueva década, la franquicia forjó una alianza con la marca alemana Porsche, para darle vida al Need for Speed: Porsche Unleashed (2000). Este juego, que incluye solamente autos de la marca de Stuttgart, buscó brindar al público una experiencia de simulador, la cual se vio reflejada en la física del auto, los cambios y el uso del freno, escapando así de la modalidad arcade.

Al llegar la sexta generación de consolas compuesta por PlayStation 2, Xbox y Nintendo GameCube, se vio a las nuevas tecnologías como la posibilidad de superar lo hecho visualmente hasta el momento. Así llegó Need For Speed: Hot Pursuit 2 (2002) con la novedad que no ofrecía una cámara desde dentro del auto, algo trasgresor por parte de EA. Fue 2003 el año que marco un antes y después para la saga, con Need For Speed: Underground (2003) liderando los rankings de ventas. NFSU brindó un alto nivel visual, dejando atrás todo lo hecho en versiones anteriores de la franquicia. El título propuso un mundo de carreras callejeras con un estilo visual urbano muy marcado. La introducción de los modos Drag y Drift y la posibilidad de una amplia personalización del auto fueron elementos que lo impulsaron a ser uno de los juegos que marcó tendencia en la época. Su soundtrack, encabezado por el famoso remix de The Doors con Snoop Dogg, fue otro de los ítems que hicieron de NFSU una experiencia completa.

Para aprovechar el rebufo del éxito, un año después llegó Need For Speed: Underground 2 (2004). A diferencia de lo sucedido con Hot Pursuit II, esta secuela de carreras callejeras introdujo un radical cambio: Los circuitos dejaron de ser limitados y el usuario pasó a poder recorrer una ciudad libremente, al mejor estilo Grand Thef Auto. Con esto novedad, se generó la posibilidad de encontrar tiendas, carreras aleatorias y otros secretos del mundo de autos clandestinos.

Con estos éxitos en las espaldas, lo más factible era que EA apunte a una tercera parte, pero esto no fue así. La empresa canadiense dio un volantazo y lanzó Need For Speed: Most Wanted (2005), un título que se alejó de NFSU ofreciendo muchas animaciones CGI, nuevos modos de juego y una historia centrada en competir contra 15 personajes quienes son los más buscados. El juego superó todas las expectativas y se convirtió en el más vendido de la franquicia hasta la actualidad con sus 16 millones de copias.

El impacto de la saga de Rápido y Furioso, que por momentos creció de la mano con la saga de los videojuegos, tuvo un punto de unión en Need For Speed: Carbon (2006). El juego fue el primero en llegar para PS3 y Xbox One, tomó el rol de videojuego oficial de la película The Fast and the Furious: Tokyo Drift, por su injerencia en el mundo del drifting. Pese a que el título volvió a imponer la impronta callejera alejándose de Most Wanted, el juego fue bien recibido por el público.

Y llegaron las malas. Con NFS: Pro Street (2007), la desarrolladora demostró no tener un norte claro para la franquicia. El título buscó ofrecer una experiencia simular y las ventas no lo acompañaron. Por esto, para NFS: Undercover (2008) se volvió a años atrás, retomando el estilo callejero y de arcade que ofrecía underground. Con estos vaivenes en la brújula llegó NFS: Shift (2010), que redobló la apuesta de Pro Street con un juego que se centró en la simulación de carreras de una manera más realista, para poder competir con títulos como Forza Horizon. El juego tuvo una gran recepción, lo que permitió el lanzamiento de NFS: Shift 2 (2011), que continuó la línea de jugabilidad y realismo para competir contra Gran Turismo V en PlayStation y el Forza Motorsport 4 en Xbox.

Si hay algo que caracterizó a los títulos de la saga que no tuvieron buen rendimiento fue la falta de guión. Así surgió NFS: The Run (2011), un juego con una historia consistente, una jugabilidad de estilo arcade y unos gráficos de alto vuelo. Este sería el último título desarrollado por EA Black Box, ya que a partir de 2012 la saga pasaría a manos de la compañía británica Criterion Games, quienes debutarían con NFS: Most Wanted (2012) con la promesa de ponerle su sello al videojuego. De este título se puede decir que lo único malo que hicieron desde la empresa fue repetir el nombre del juego de 2005, ya que, a diferencia de aquel, este no apostaba por el tuning ni la personalización de los autos. El motor gráfico que no pudo competir directamente con Forza Horizon, pero el modo multijugador, la inteligencia artificial de los competidores y un soundtrack con The Chemical Brothers como emblema, hicieron del juego uno de los más destacados de la saga.

En un frenético cambio de ritmo, Criterion Games soltó la batuta luego del gran paso de Most Wanted para darle paso a Ghost Games, una desarrolladora que nació desde la división sueca EA Gothenburg. De la mano de este nuevo estudio, se lanzaron Rivals (2013), Need For Speed (2015) y Payback (2017). Con el reto de romper esa hegemonía de vaivenes que desairó a la franquicia en los últimos años, la productora sacó esta serie de títulos que con el pasar de los años van mejorando. Con un foco en una estética urbana, en la experiencia de personalización de los autos, gráficos acordes a la generación y el espíritu vertiginoso que caracteriza a la franquicia, puede decirse que NFS volvió a tomar un camino, pese a las críticas positivas o negativas que hayan recibido las últimas producciones.

Historia de la saga NFS

En la actualidad, el flamante Need For Speed: Heat vuelva a poner a la franquicia en la marquesina que, con el paso de los años, ganó y perdió por méritos o errores propios.

Need For Speed: Heat ya se encuentra disponible para PS4, Xbox One y PC.

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