Mauricio Macri ya sabe que la gala del Colón fue un diminuto respiro ante una batalla diplomática que aún aparece contenida en el silencioso ámbito de los sherpas que negocian el comunicado final de la cumbre del G20 en Buenos Aires.
Estados Unidos rechaza la aplicación del Tratado de París sobre Cambio Climático, mientras que Europa y China sostienen que es el único camino para prevenir un desastre ecológico a escala global.
Xi Jinping, Ángela Merkel y Emmanuel Macron también consideran que el libre comercio es clave para la gobernanza mundial, en tanto que Trump cree que el proteccionismo permitirá que Estados Unidos revierta su dependencia económica con China, Alemania y Francia. Estas diferencias de fondo –cambio climático y comercio internacional—traban la redacción del comunicado final y aún no apareció una fórmula política que permita satisfacer los intereses en conflicto.
Macri pretende que haya un solo comunicado apoyado por los 20 líderes de la Cumbre y despliega una agenda de reuniones bilaterales que intenta evitar que Trump tire del mantel y provoque una escalada bélica entre Estados Unidos, China y Francia. Es un trabajo difícil y con final incierto: ninguno de estos tres estados evalúa minimizar sus intereses para finalizar en armonía una cumbre que ya ha dejado varios heridos en el campo de batalla.
Trump actúa como solista y poco le importan las reuniones multilaterales destinadas a mejorar la gobernanza global. El G20 habitualmente tiene cuatro sesiones y por excepción incluye un cónclave que se llama Retiro. Macri participó de un interesante Retiro en la Cumbre de Hamburgo y planeó repetir ese formato de debate en el G20 de Buenos Aires. Estaba convencido de su importancia ante la compleja agenda mundial que protagonizan Estados Unidos y China.
Entonces, el Presidente pensó los ejes del debate –hacia dónde va el G20 y para qué sirve—y hasta opinó sobre la planta del salón que reuniría a los 20 protagonistas del Retiro de Buenos Aires. Cuando todo estaba preparado, el gobierno se enteró que Trump no participaría. "Nos avisó y no vino. Ya sabíamos que no le gusta debatir en ámbitos multilaterales, y Buenos Aires no sería una excepción", comentó un funcionario que participó de la organización del G20.
La presión política que ejerce Trump para minimizar la importancia de los organismos multilaterales, contrasta con la voluntad política que aplican Francia y China para lograr que termine la guerra comercial entre Washington y Beijing. Macron y Xi no aceptan la posición de Trump y eso complica la redacción final del documento del G20. Mientras Macri se emocionaba en el Colón, un puñado de sherpas trataba de ajustar un texto que, por ahora, no termina de cerrar. El comunicado del G20 se aprueba por unanimidad y el Presidente argentino ya sabe que hoy será una jornada con epílogo incierto.
Trump tiene escasos aliados en el G20 y castiga a sus adversarios por medio de Twitter. Xi, Macron y Merkel representan a la mayoría de los países del G20 y aún no encontraron una fórmula que permita contener los intereses de todos los protagonistas de la cumbre. Merkel cedió ante Trump durante el G20 de Hamburgo, y poco sirvió frente a las nuevas exigencias del presidente americano. En Alemania, Trump apuñaló al acuerdo de Cambio Climático, y ahora pretende un comunicado final que no incluya la importancia de libre mercado. Xi y Macron ya se pronunciaron frente a las iniciativas de Trump y juran que no repetirán el error de Merkel en Hamburgo.
Este sábado desde las 7 de la mañana, Macri no sólo intentará que el G20 de Buenos Aires concluya con un documento final. También se encontrará con la directora gerente Christine Lagarde, el primer ministro hindú Narendra Modi, el premier japonés Shinzo Abe, la canciller Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin. Se trata de una agenda internacional sin antecedentes en la historia argentina y su objetivo esencial es promover los productos nacionales, incrementar los niveles de inversión directa extranjera y agradecer el respaldo a la Argentina del FMI, la India, Japón, Alemania y Putin.
La peor pesadilla de Macri es despertarse en Olivos y saber que la cumbre del G20 fue enterrada en Buenos Aires. El Presidente detesta esa pesadilla y hoy concentrará todos sus esfuerzos para lograr que el documento final sea aprobado por unanimidad. Una faena compleja que puede tener un final feliz.