Mauricio Macri lideró "el retiro", la reunión a puertas cerradas del G20 y la primera que se desarrolló en la Cumbre. En una sala rectangular, los líderes se sentaron en cómodos sillones negros individuales. Cada uno tenía una pequeña mesa de madera y un micrófono a disposición. Nada más. No hubo asesores, no hubo "whisperers" (susurradores) ni "sombras" que le apuntaran a los mandatarios qué decir, qué dato agregar o qué información rebatir.
Estuvieron solos, además de Macri, participaron el saudita Mohammed bin Salman, el australiano Scott Morrison, el brasileño Michel Temer, el canadiense Justin Trudeau, el chino Xi Jinping, el surcoreano Moon Jae-in, el francés Emmanuel Macron, el indio Narendra Modi, el indonesio Joko Widodo, el italiano Giuseppe Conte, el japonés Shinzo Abe, el mexicano Enrique Peña Nieto, la británica Theresa May, el ruso Vladimir Putin, el sudafricano Cyril Ramaphosa, el turco Recep Tayyip Erdogan, el español Pedro Sánchez y el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk. Merkel se pierde la cita x un desperfecto técnico en su avión que la obligó a retrasar su llegada a Buenos Aires.
El que no fue y sorprendió, fue Donald Trump, que a último momento, durante la bilateral con Macri, le avisó que no asistiría y que llegaría a Costa Salguero directo para la foto de familia.
La mecánica de la reunión es reservada pero se supo que abrió el juego el anfitrión y también moderó el debate.
El tema de la conversación que propuso la Argentina este año fue "Un futuro equitativo y sostenible". La Argentina planteó allí la necesidad de repensar el G20. A 10 años de Washington, la cumbre en la que el grupo de ministros devino en el club de presidentes más poderosos del mundo, la Argentina – y un grupo de países- entiende que se imponen actualizaciones para que este pueda ser un mecanismo fundamental para la estabilidad y la gobernabilidad del estado financiero mundial. Es que en estos años, surgieron temas sociales y políticos que empiezan a ser relevantes y fundamentales para esa estabilidad del sistema financiero mundial.
"Este es el lugar para hablar con franqueza", afirmó el mandatario en sus palabras iniciales y en ese tono manejó la reunión. La postura Argentina recibió fuerte apoyo de otros mandatarios y el silencio de algunos. Entre los que respaldó está el español Pedro Sánchez. "Tenemos que reforzar un sistema basado en reglas para gobernar la globalización", afirmó. Es que tanto España como Argentina insisten en que hay que estar preparados para más crisis y que esas futuras crisis afectarán a todos por igual por el grado de interdependencia global.
Aunque a algunos presidentes les cueste entenderlo, el G20 es intrínsecamente un mecanismo multilateral pero se necesitan reglas claras para que funcione, y eso es lo que propone la Argentina y pretende que se trate "con tanta urgencia" como la agenda de la cumbre.
En este retiro, además, hubo una despedida: la presidencia argentina ubicó una especie de atril móvil para que Enrique Peña Nieto saludara por última vez a sus pares. Es que después de la primera parta de esta jornada, el mexicano partirá a su país para entregar el mando a Andrés Manuel López Obrador.
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