"Vos tenés la presidencia y tenés el joystick", explica a Infobae uno de los hombres que más sabe del G20, y tiene razón. Argentina preside este año el foro de discusión de políticas económicas más importante del mundo y, hasta ahora, lo ha hecho muy bien. Claro, se enfrenta a la prueba final, la que puede ratificar la performance constante y productiva de las más de 85 reuniones o, pasar a la historia por todo lo contrario. ¿Cuáles son los fantasmas? que no haya consensos para un documento final y/o que episodios de violencia trunquen el evento.
Pase lo que pase, que el G20 se celebre en Argentina será histórico. Aquí, cinco claves para entender por qué.
1- Es la primera vez que el G20 se realiza en Sudamérica. No sólo es la primera experiencia argentina en la organización de un evento de tamaña magnitud, sino que también es el debut regional. Argentina lidera el foro con los ojos puestos en sus vecinos y además de Brasil, que es miembro permanente, el gobierno de Mauricio Macri invitó a Chile a formar parte de esta edición. "Queremos ser la expresión de toda una región, no solo de nuestro país, vamos a poner en el centro del G20 esta región en desarrollo", aseguró Mauricio en el CCK cuando lanzó la presidencia del grupo.
Por primera vez unas 20.000 personas, entre presidentes, ministros, funcionarios, representantes de la sociedad civil y periodistas cruzaron el mundo para participar en las más de 50 reuniones oficiales y una infinidad de eventos paralelos. Porque el foro no es solo la cumbre de líderes, es todo un camino anual de reuniones y más reuniones que culminan con la de presidentes. En todo este tiempo, los funcionarios allanaron el camino con documentos previos para que la tarea de los presidentes tenga un sustento; y la sociedad civil dejó clara sus posiciones en trabajos propios que esperan que sean tenidos en cuenta en el documento final de la cumbre.
Y además de los grupos de afinidad que sí son oficiales -Business 20 (B20), Civil 20 (C20), Labour 20 (L20), Science 20 (S20), Think 20 (T20), Women 20 (W20), Youth 20 (Y20)- se sumaron más "20" no oficiales: el Urban 20 reunió a alcaldes del mundo; el P20 citó en el Congreso a decenas de parlamentarios; y el J20 logró que los presidentes de las Cortes Supremas del grupo también debatieron sobre transparencia en la Argentina. Es decir que, por primera vez en la historia, los dirigentes y mentes más respetadas del mundo debatieron en Sudamérica, debatieron en Argentina.
2- El G20 es el foro de discusión de políticas económicas más importante del mundo. Presidir este grupo es un privilegio. Hay otros, claro, pero o son muy grandes o muy pequeños; éste es el más significativo por varias razones: sus miembros representan el 85% del producto bruto global, el 66% de la población mundial, el 75% del comercio internacional y el 80% de las inversiones globales. Las cifras son inapelables, no hay espacio para la ideología, lo que sucede -pragmáticamente analizando- es que por primera vez en la historia, Argentina preside el club de países que manejan el mundo. No solo pertenece a ese grupo (milagrosamente no fue expulsado después de las continuas crisis económicas) sino que esta vez, lo lidera. Organiza las reuniones, organiza la agenda, y media entre líderes… Es el codiciado joystick con el que empieza esta nota.
3- La argentina fija la agenda y lidera las negociaciones. "El país que ejerce la Presidencia tiene un rol fundamental, ya que al no ser el G20 una organización internacional o un foro que tenga una estructura fija, el anfitrión tiene la responsabilidad de encauzar temáticas y articular coincidencias. La Argentina quiere ser un puente para forjar consensos. "Tenemos la oportunidad de instalar en la agenda global temas relevantes para nuestro país y la región", dijo el canciller Jorge Faurie.
Haciendo uso de su rol, Argentina estableció sus tres prioridades: el futuro del trabajo, infraestructura para el desarrollo, un futuro alimentario sostenible. Y agregó que la perspectiva de género debía ser transversal a toda la agenda. Desde el gobierno aseguran que hay más consensos que diferencias en todas estas áreas, por lo que el saldo es positivo.
De todas formas, está claro que hay otros temas que se imponen solos y son los más conflictivos: el cambio climático, las reglas del comercio y las discusiones en el foro global del acero se perfilan como las cuestiones más problemáticas que podrían dificultar la tarea del "amigable componedor" del que suele hablar Villagra Delgado.
Es que fijar la agenda tiene sus privilegios y comandar las negociaciones, sus dificultades. Para la Argentina es muy importante lograr un documento por consenso pero la tarea no será sencilla ya que este G20 perfila como uno de los más calientes de la historia, plagado de frentes abiertos: Donald Trump tendrá su reunión paralela con el chino Xi Jinping por los miles de millones de dólares en aranceles cruzados; el norteamericano -además- deberá verse con el ruso Vladimir Putin; el turco Erdogan se enfrentará al príncipe heredero de Arabia Saudita con el escándalo del periodista opositor descuartizado de por medio; la británica Theresa May lidiará con los fantasmas del Brexit con una tribuna europea esperándola en el predio de Costa Salguero, y se topará con Putin después del escándalo por el envenenamiento del ex espía ruso Serguei Skripal en Londres… En el medio de ese ring, estará Argentina, y eso también es histórico. "Que vos manejes la negociación en medio de estos monstruos es un privilegio", insisten desde el Gobierno.
4- Gesto de apertura internacional. "Tal vez será un antes y después en la Historia de nuestro país", afirmó Macri en el lanzamiento del G20 Argentina 2018. "Vamos a mostrar que podemos sumarnos a una conversación global sin alzar la voz, pero tampoco para seguir pasivamente los intereses de otros", dejó en claro el mandatario. El discurso y la presidencia del grupo forma parte de una misma intención: diferenciarse de la presidencia de Cristina Kirchner, que cambió completamente el foco de la política exterior argentina, se alejó de EEUU y Europa, y se acercó más a Rusia, China y Venezuela. El objetivo fue uno de las promesas de campaña.
Para Pedro Villagra Delgado, el sherpa argentino, "la participación del país en la mesa más importante del planeta traerá como consecuencia la inserción de la Argentina en el mundo. Está claro que esto no le da trabajo mañana a los argentinos. Pero le da visibilidad al país, y si se contribuye a la gobernabilidad mundial, seguramente va a repercutir en beneficios para la gente".
Que el país comande el grupo este año se traduce en decenas de oportunidades bilaterales. Así, Macri tendrá reuniones privadas con el norteamericano Donald Trump, con el francés Emmanuel Macron, con el ruso Vladimir Putin, con el japonés Shinzo Abe, con el indio Narendra Modi, y con el italiano Giuseppe Conte, entre otras que ya están confirmadas.
5- Presidir el G20 es jugar en primera. "El presidente argentino, sea cual sea, tiene acceso a los líderes más importantes del mundo una vez cada cinco o seis años, ahora los llama cuando quiere o cuando necesita; lo mismo ocurre con los ministros de Economía", grafican desde el Gobierno para explicar por qué organizar el foro este año "es jugar en primera".
Siguiendo con las analogías deportivas, llegar a la alta competencia no es fácil, a veces ocurre por trabajo constante o por un golpe de suerte, pero lo que realmente es mucho más difícil es mantenerse… Macri pasará a la historia por este G20, estará en el centro de las fotos de familia que se recordarán antes de cada nueva reunión. Alrededor de él se acomodará el resto. Primero se ubicará Macri y después se sumará Trump, Merkel o Putin… Ahora bien, será tarea de este Gobierno aprovechar la oportunidad.
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