Los uruguayos eligen este domingo a su próximo presidente en un balotaje de final abierto que puede marcar el regreso al poder de la izquierda del icónico ex mandatario José Mujica o la continuidad de la coalición de centroderecha tras cinco años de gobierno.
Yamandú Orsi, un profesor de historia de 57 años, del opositor Frente Amplio, se enfrenta a Álvaro Delgado, un veterinario de 55, del Partido Nacional que lidera la alianza oficialista.
Orsi, de 57 años, es visto como el suplente de Mujica, de 89 años, un ex guerrillero apodado “el presidente más pobre del mundo” durante su gobierno de 2010 a 2015 por su modesto estilo de vida.
Orsi había obtenido el 43,9% de los votos en la primera vuelta del 27 de octubre, por debajo del 50% necesario para evitar la segunda vuelta, pero por delante del 26,7% de los sufragios emitidos a favor de Delgado, de 55 años.
El ganador sucederá el 1 de marzo al presidente Luis Lacalle Pou, con un nivel de aprobación cercano al 50% pero impedido constitucionalmente de presentarse a la reelección inmediata.
La votación comenzó a las 08H00 (11H00 GMT) y se extenderá hasta las 19H30 (22H30).
Uruguay acude a las urnas como la democracia más sólida de Latinoamérica, con un alto ingreso per cápita y menores niveles de pobreza y desigualdad frente al resto de la región.
Los sondeos apuntan a una carrera reñida el domingo, con Orsi sólo ligeramente por delante en intención de voto declarada en el segundo país más pequeño de Sudamérica.
Orsi lidera todos los sondeos, pero seguido de cerca por Delgado, por una diferencia que se redujo en los últimos días y se ubica dentro de los márgenes de error.
“Es un escenario muy competitivo”, indicó a la AFP el sociólogo Eduardo Bottinelli, director de la consultora Factum.
Un sonriente Orsi votó el domingo en su distrito natal de Canelones entre los aplausos de sus partidarios.
Orsi, que fue intendente del departamento de Canelones durante una década, aseguró tener la “gobernabilidad” para impulsar “las transformaciones que el país necesita”.
Otros partidos de la Coalición Republicana han apoyado a Delgado desde la primera vuelta, aumentando sus cifras.
“Queremos ir al encuentro y buscar líneas de acuerdo”, señaló de su lado Delgado, exsecretario de la Presidencia de Lacalle Pou, confiado en que “una mayoría silenciosa” le dará la victoria porque Uruguay está “mejor” que en 2019. “Estoy preparado” para liderar, agregó.
Gane quien gane, no se avizora un golpe de timón. Orsi prometió “un cambio seguro que no será radical” y Delgado, avanzar en la senda actual.
El tema impositivo generó sin embargo roces en el único debate de la campaña. Ambos se comprometieron a no aumentar la carga tributaria, pero Delgado cuestionó la promesa de su rival, afirmando que el programa del Frente Amplio sí lo prevé.
Una victoria de Orsi supondría un nuevo giro a la izquierda de Uruguay, tras cinco años de gobierno de centro-derecha en este país de 3,4 millones de habitantes.
La coalición Frente Amplio rompió un dominio conservador de décadas con una victoria electoral en 2005, y ocupó la presidencia durante tres mandatos consecutivos.
Fue derrotado en 2020 por la preocupación ante el aumento de la delincuencia, achacado a los elevados impuestos y al incremento del tráfico de cocaína a través del puerto de Montevideo.
Las cifras de las encuestas muestran que la inseguridad percibida sigue siendo la principal preocupación de los uruguayos cinco años después.
“Espero que el país siga desarrollándose y no se estanque”, declaró a la AFP Valentina Barreiro, fotógrafa de 32 años, tras votar.
“Mientras las cosas mejoren aquí en Uruguay y se mantenga a flote, eso es suficiente para mí”, dijo otro, Nicolás Clavijo, trabajador de la industria cárnica de 34 años.
Aunque Clavijo votó por el Frente Amplio, dijo que “ambas (coaliciones) tienen propuestas buenas y malas”.
Los dos han dicho que impulsarán el crecimiento, en recuperación tras la desaceleración por la pandemia y una histórica sequía. También apuestan a reducir el déficit fiscal y a luchar contra el aumento de la delincuencia vinculada al tráfico de drogas.
“Para los trabajadores, estos últimos cinco años no han sido nada buenos. Estoy todo el día en la calle y lo que más me preocupa es la inseguridad”, dijo a la AFP Gustavo Maya, de 34 años, votante de Orsi y vendedor de garrafas de gas. “Veo muchos robos, cada vez más homicidios y pocos policías. Eso es lo que más me preocupa”.
Para William Leal, cantero y partidario de Delgado, de 38 años, el centro-derecha es la mejor opción para los trabajadores.
“Quiero que este gobierno continúe, porque en el sector de la construcción hubo mucho más trabajo que en gobiernos anteriores”, dijo.
La primera ronda de votaciones estuvo acompañada de un referéndum en el que se preguntaba a los uruguayos si se debía permitir a la policía realizar redadas nocturnas en los domicilios como parte de la lucha contra el narcotráfico. La iniciativa fracasó.
El voto es obligatorio en Uruguay, una de las democracias más estables de América Latina, con una renta per cápita comparativamente alta y bajos niveles de pobreza.
El Frente Amplio aspira a volver al gobierno que perdió en 2020 tras tres periodos consecutivos, uno de ellos bajo Mujica (2010-2015).
El ex guerrillero, de 89 años y en recuperación de un cáncer de esófago, votó muy temprano en Montevideo.
A pesar de su frágil salud, Mujica salió a pedir el voto para Orsi en el final de la campaña. En reuniones y entrevistas, despotricó contra la avaricia de algunos políticos, contra las corporaciones y contra Lacalle Pou.
También cuestionó el “consumismo atroz”, y habló de su legado en una suerte de despedida que conmovió a muchos.
“Mi futuro más próximo es el cementerio pero me interesa la suerte de los jóvenes, que cuando tengan mi edad van a vivir un mundo muy distinto”, dijo ante un enjambre de periodistas, y llamó a prepararse para “el advenimiento de la sociedad de la inteligencia”.
Durante el apogeo del gobierno de izquierdas, Uruguay legalizó el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, se convirtió en el primer país latinoamericano en prohibir fumar en lugares públicos y en la primera nación del mundo, en 2013, en permitir el consumo recreativo de cannabis.
Tras los comicios de octubre, el Frente Amplio se quedó con 16 de los 30 escaños del Senado, y la coalición gobernante, con 49 de las 99 bancas de la Cámara de Diputados.
Más de 2,7 millones de uruguayos están habilitados para votar en el balotaje, que ganará quien alcance la mayoría simple. En Uruguay, el sufragio es obligatorio y no existe el voto consular, por lo que se espera la llegada de miles de uruguayos residentes en la vecina Argentina.