Así se vivió en FOTOS la marcha por los 43 normalistas de Ayotzinapa a 10 años de su desaparición

Este 26 de septiembre de 2024, se conmemoraron diez años de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa con una masiva marcha en la Ciudad de México. Según el Gobierno capitalino, más de 10 mil personas se unieron a esta manifestación para exigir justicia y recordar a los jóvenes desaparecidos, un caso que ha marcado un hito en la lucha por los derechos humanos en el país.

Contingentes salieron de diversos puntos de la capital y se convergieron en Paseo de la Reforma, hacia el Zócalo, donde se llevaron a cabo varias actividades conmemorativas pese a que la plancha amaneció blindada por vallas que impedían llegar al Palacio Nacional, en donde vive el presidente Andrés Manuel López Obrador.

A lo largo del recorrido, el evento transcurrió sin enfrentamientos, aunque se reportó que un grupo de al menos 100 personas encapuchadas, ajenas al movimiento, causaron destrozos en varios establecimientos y mobiliario urbano. A pesar de estos incidentes, la marcha se desarrolló en su mayoría de manera pacífica. Durante toda la movilización los manifestantes marcharon bajo la consigna “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” y se realizó un pase de lista en el Antimonumento.

A medida que avanzaba la marcha, se hicieron visibles las cicatrices que la tragedia ha dejado en las familias. “A una década de los hechos, estamos muy lejos de saber la verdad”, expresó Vidulfo Rosales, abogado de las familias, quien señaló la falta de avances significativos en la investigación del caso. Marisol Luna Torres, hermana de uno de los desaparecidos, compartió su dolor: “La herida sigue abierta. La tristeza, el dolor y la rabia nos acompañan cada día”.

En el Zócalo se llevó a cabo un acto simbólico significativo: los familiares de los 43 normalistas realizaron la quema de una figura que representaba a un militar. Este gesto estuvo cargado de significado, ya que se rememora la trágica noche del 26 de septiembre de 2014, cuando los estudiantes fueron desaparecidos en Iguala, Guerrero, en un evento que ha sido calificado como una de las mayores atrocidades en la historia reciente de México y en donde se ha documentado la participación del Ejército.

Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue el discurso de los padres y madres de los normalistas, quienes reiteraron su demanda de justicia. Uno de los padres acusó directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador de conocer la implicación del Ejército en la desaparición de sus hijos y de no cumplir su promesa de justicia.

El contexto de la marcha se vio marcado por la impaciencia de los familiares hacia el gobierno actual. “Creemos que este presidente nos mintió. Este presidente nos engañó”, dijo María Elena Guerrero, madre de una de las víctimas, en uno de los actos de conmemoración del sombrío aniversario.

Las familias exigieron respuestas contundentes y lamentaron que, a pesar de las promesas, solo se han encontrado e identificado los restos de tres de los 43 estudiantes. Este hecho ha llevado a las familias a cuestionar el compromiso de las autoridades y a rechazar cualquier intento de desmovilización o desánimo por parte del gobierno.

“Tristeza, dolor, rabia... por no saber nada la herida sigue abierta”, dijo entre los manifestantes Marisol Luna Torres, 33 años, hermana de José Luis, que tenía 18 años cuando desapareció.

López Obrador, en una carta dirigida a las familias esta semana, defendió su gestión, subrayando que se han procesado a 151 personas y que el Ejército ha colaborado en la investigación. Sin embargo, los familiares sostienen que la verdad aún está lejos y que la supuesta cooperación del ejército no ha producido resultados concretos.

La marcha no solo fue un homenaje a los desaparecidos, sino también un llamado de atención a la sociedad mexicana sobre la continua crisis de derechos humanos en el país, donde más de 100 mil personas han sido reportadas como desaparecidas desde el inicio de la guerra contra el narcotráfico en 2006. Las voces de los familiares resonaron en cada rincón de la capital, recordando que la búsqueda de justicia es una lucha colectiva que no se detendrá.

Con este décimo aniversario, la comunidad demostró que se mantiene firme en su demanda de verdad y justicia, un eco que reverbera más allá de la Ciudad de México y que se alza como un recordatorio de la necesidad urgente de rendición de cuentas en un país donde la impunidad aún predomina.