35 fotos espectaculares a bordo del velero de Greenpeace en su navegación por el Mar Argentino
Un resumen visual del viaje del Witness por el sur de nuestro país. Infobae se embarcó durante seis días en el flamante navío de la organización ecologista. La vida y el trabajo de sus tripulantes y la maravillosa fauna que habita en el ecosistema marítimo y terrestre de la Patagonia
El velero WItness, de Greenpeace, en el muelle de San Antonio Este, en la provincia de Rìo Negro, sobre el golfo San Matìas (Matias Arbotto)
El Witness tiene cuatro tripulantes fijos. Lies Vercameren, belga de 30 años, es la marinera de a bordo. Aquí en el puente de mando revisa datos para establecer el rumbo de la navegación desde el golfo San José, en Chubut, como se observa en el mapa (Matias Arbotto)
Navegación nocturna por el golfo San Matías. La cabina de mando del Witness con luz colorada, como es reglamentario de noche, vista desde la proa (Matias Arbotto)
Afuera, el amanecer. En el puente de mando, el instrumental que marca el rumbo, la profundidad, la dirección del viento y su fuerza, entre otras variables que permiten navegar con seguridad (Matias Arbotto)
El capitán del Witness durante la travesía de Infobae fue Daniel Mares, australiano de 62 años que vive en Nueva Zelanda. Cuando arribó a Puerto Madryn terminó sus tres meses de servicio y fue reemplazado (Matias Arbotto)
Un increíble amanecer en el Mar Argentino. Por suerte, fue poca la nubosidad a lo largo de la navegación. Sólo llovió un día (Matias Arbotto)
El capitán Daniel Mares charla con el ingeniero turco Erkut Erkhüt, encargado que todos los aparatos mecánicos y electrónicos funcionen a bordo (Matias Arbotto)
Un pingüino nada al costado del Witness (Matias Arbotto)
Erkut, el ingeniero turco, muestra la masa para hacer alfajores de maicena en la cocina del Witness. Además de su función, cuando está en tierra también es actor y fue miembro fundador del sindicato que los agrupa en su país. Trabajó en novelas antes de la explosión que llegó a la Argentina con Las mil y una noches: "Siempre hice de villano", bromea (Matias Arbotto)
Un rato de lluvia desde el puente de mando (Matias Arbotto)
Desde lo alto del palo mayor y con la vela plegada, la vista hacia la popa del Witness (Matias Arbotto)
Guven Daragon, francés de 30 años y primer oficial a bordo. Es el encargado que se respeten todas las medidas de seguridad dentro del barco y en su paso por la Argentina se volvió un fanático del mate (Matias Arbotto)
El gomón del Witness rumbo a tierra. El único desembarco durante los seis días de navegación fue en el Refugio La Esperanza, una reserva de fauna en el sector de la provincia de Chubut del golfo San Matías (Matias Arbotto)
La llegada del segundo grupo que bajó del Witness en el Refugio La Esperanza, que pertenece a la Fundación Patagonia Natural, de José Musmeci. Son más de 6 mil hectáreas sobre el golfo San Matías (Matias Arbotto)
Guanacos en el Refugio La Esperanza. Hay entre 450 y 600 en estado natural. El principal problema que enfrentan es la caza furtiva (Matias Arbotto)
Una "flor de yeso", típica formación rocosa ubicadas en el acantilado Las Lolas, donde también hay restos de fogones rituales de los tehuelches y huesos de ballenas en proceso de fosilización (Matias Arbotto)
Una gaviota surca la orilla del golfo San Matías (Matias Arbotto)
Dos ballenas francas nadan en el golfo San Matías. Aunque todavía no es la temporada en que aparecen en gran número, algunas ya se dejan ver (Crédito: Osvaldo Tesoro/Greenpeace)
El regreso al Witness en el gomón luego de visitar el Refugio La Esperanza (Matias Arbotto)
La marinera Lies Vercameren lanza una soga sobre la cubierta del barco. El velero tiene, en su popa, seis winches o cabrestantes, cada uno con una soga de color que representa las velas (Matias Arbotto)
El Witness navega en un espectacular atardecer (Matias Arbotto)
Si el barco no está anclado, el timón siempre debe ser tomado por algún tripulante. En este viaje, casi todos los 12 que estuvieron a bordo tuvieron su chance (Matias Arbotto)
Erkut en la cocina. Tiene dos hornallas y un horno eléctrico. Y todas las noches se prepara el pan, que levará siete horas hasta que a la mañana siguiente se ponga a hornear (Matias Arbotto)
El capitán Mares en el puente de mando. De noche, la luz reglamentaria es colorada (Matias Arbotto)
Las primeras luces del amanecer se dejan adivinar en el horizonte (Matias Arbotto)
El recuerdo de una madrugada espectacular sobre el mar Argetino (Matias Arbotto)
La cola de una ballena franca austral asoma fuera del agua. Todos los años, una población estimada en alrededor de 4 mil ejemplares regresa a la Patagonia. La zona de alimentación es el Agujero Azul, y desde el golfo Nuevo hasta la región de Santa Catarina, en Brasil, se reproducen y crían a los ballenatos (Matias Arbotto)
El trabajo de girar el cabrestante para izar una de las cuatro velas del barco. Mientras uno manipula la polea, otro "afloja" la soga a pedido de los marineros (Matias Arbotto)
Guven Daragon, el primer oficial francés, con su infaltable mate, que toma amargo (Matias Arbotto)
Un momento de distensión entre la marinera Lies Vercameren y el ingeniero Erkut Erhtürk (Matias Arbotto)
Dos ballenas se asoman en el golfo San José. Este sector se utiliza para la investigación sobre cetáceos y no está abierto a ninguna actividad turística, que se realizan del otro lado del istmo, en el golfo Nuevo, donde están las localidades de Puerto Madryn y Puerto Pirámides (Matias Arbotto)
La proa del Witness en plena navegación por un mar tranquilo. Sobresale la ventilación de los camarotes y la bodega de proa, y la manivela para la vela mayor (Matias Arbotto)
Una tonina overa, parte de un grupo que nadó durante media hora junto al Witness en la zona de Punta Norte de la Península de Valdés (Matias Arbotto)
El Witness con las velas desplegadas en un mar calmo (Crédito: Osvaldo Tesoro/Greenpeace)
Delfines piloto nadan junto al velero Witness de Greenpeace en el Mar Argentino (Crédito: Osvaldo Tesoro/Greenpeace)