El levantamiento del gueto de Varsovia en 30 fotos estremecedoras: el retrato de la masacre según la mirada del nazismo
Jurgen Stroop fue el oficial nazi encargado de controlar la sublevación de los rebeldes judíos del gueto que no querían que se reanudara la deportación a los campos de exterminio. La resistencia empezó el 19 de abril de 1943 y duró casi un mes. El informe de 125 páginas que el jerarca nazi tituló “El barrio judío de Varsovia no existe más”
21 Abr, 2023 11:28 p.m. EST
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La imagen es ya célebre: fue seleccionada entre las 100 fotografías más influyentes de la revista Time. Hay un niño con cara de susto, vestido con un tapado, pantalón corto y boina, levantando los brazos. No es el único que hace ese gesto: una mujer, a su lado, lo imita. Otros niños y otras mujeres hacen lo mismo. A un costado, militares con botas y cascos. Lo que no se ve es quién saca la foto: el propio Jurgen Stroop
Jurgen Stroop (el segundo desde la izquierda) era un miembro de la SS, un oficial nazi designado por el criminal de guerra Heinrich Himmler destruir el gueto de Varsovia y controlar el alzamiento de los rebeldes judíos, que en enero de 1934 se habían levantado contra la reanudación de las deportaciones
Había, en el gueto de Varsovia, judíos polacos de diferentes credos e ideologías (sionistas, comunistas y hasta pro-arios) se unieron, anclados por la voluntad de la población más joven, para resistirse a la deportación: todos ya sabían que los traslados hacia los campos de exterminio de Treblinka y Majdanek eran sinónimo de muerte
Entre sus muros grises de cuatro metros de altura, levantados a todo vapor, quedaron atrapados en un rectángulo de 8 kilómetros cuadrados 300 mil judíos, que llegarían a 500 mil en el apogeo de la guerra. La diabólica prisión era un punto de paso: desde allí, en incesante goteo, los reclusos serían llevados en vagones a la muerte en los campos de exterminio de Auschwitz, Treblinka, Majdanek
El gueto de Varsovia había sido creado en octubre de 1940. La superficie equivalía al 2% del total de la ciudad. A los nazis no les importó hacinar allí al 30 % de la población. Encerraron a los judíos polacos. Los aislaron en condiciones infrahumanas. Luego la población del gueto fue alimentada con otros judíos deportados desde diferentes destinos
Stroop fue enviado por Himmler para terminar con estos focos insurgentes. El 19 de abril de 1943, el día de la pascua judía, se produjo el levantamiento armado del gueto, una alteración del orden establecido, una aventura imposible, el disparador de lo que se conoce como una masacre heroica. La sublevación se prolongó hasta el 16 de mayo de ese año
El oficial nazi pensaba terminar la faena el día siguiente, el 20 de abril, la fecha de nacimiento de Adolf Hitler. Quería regalarle la liberación del gueto -la deportación de los 60 mil judíos que sobrevivían en el campo- para su cumpleaños número 54. No se imaginó que iba a encontrarse con una feroz resistencia
La vigilancia era tan estricta como cruel. Y el asesinato, sangre cotidiana. Custodiados por soldados de la SS y la policía polaca, todos los cautivos debían llevar de manera visible la Estrella de David en colores azul y blanco
No fue como lo planearon. Pese a las paupérrimas condiciones de vida, la disparidad de fuerzas y la escasez de armamento, los grupos de judíos insurgentes se multiplicaron y agobiaron y resistieron a los nazis durante casi un mes. El levantamiento del gueto de Varsovia fue el mayor acto de resistencia civil a la tiranía nazi
Sintieron que la hora de la rebelión había llegado: era preferir morir luchando que asesinados día a día por el Tercer Reich. Reunieron un pequeño ejército de resistencia: 1000 guerrilleros en 22 grupos de 30 partisanos en dos cuarteles generales, más almacenes de armas: pistolas, fusiles, ametralladoras, mil litros de gasolina y una carga explosiva de clorato de potasio
El informe reveló que todos los prisioneros fueron desnudados durante la búsqueda y las requisas. Es otra de las imágenes más fuertes que salen de los documentos que atestigüan la crudeza del levantamiento y posterior destrucción del gueto de Varsovia
Stroop condujo a 2.100 hombres entre granaderos alemanes, colaboracionistas polacos de la Policía Azul, soldados letones, un tanque francés, dos vehículos blindados, un cañón y dos piezas de artillería aérea para aplastar la resistencia judía. Entraron disparando cañones y morteros, mientras aviones Stuka de la Luftwaffe demolía los edificios con bombas
La resistencia no levantó bandera blanca. Desde huecos y trampas, los judíos disparaban con furia. Algunas mujeres se ataron con cuerdas a las chimeneas, se impulsaban, y arrojaban cócteles Molotov contra los verdugos
La superioridad material de los alemanes se impuso en pocos días. De todas maneras, los judíos resistían escondidos en refugios, sótanos o rincones tapados por los restos de los edificios
Mordechai Anielewicz fue el líder de la revuelta. Desde enero se habían organizado. Habían construido búnkers, trincheras, puestos de vigilancia. Los nazis se habían armado, también. Tanques, armas químicas, lanzallamas, miles de hombres, muchas armas y municiones
Stroop en persona controlaba la devastación: llevaba un diario detallado de las acciones, como si fuese una bitácora. El primer día de mayo de 1943 consignó: "El primero de mayo fue un día memorable por varias razones. Fui testigo de una escena extraordinaria. Un grupo de prisioneros fue arriado hacia una plaza. Pese a estar exhaustos, muchos de ellos mantenían las cabezas levantadas"
"Me paré cerca, junto a mi escolta. De pronto escuché balazos. Un joven judío que debía tener poco más de veinte años comenzó a disparar contra uno de nuestros oficiales. Uno, dos, tres balazos. Uno de ellos pegó en la mano del oficial. Mis hombres lo acribillaron a balazos. Yo mismo me acerqué a él, que ya estaba tirado en el suelo, y disparé. Mientras agonizaba, me paré a su lado, y me quedé viendo cómo su vida se escurría", escribió Stroop
"Capturamos a 1500 judíos y ejecutamos a 361 bandidos", consignó Stroop en su diario el 6 de mayo. Diez días después, ya había dado por terminada su labor: los líderes de la revuelta se habían suicidado, ya no quedaba nadie con vida de sus antiguos ocupantes. El paisaje era post apocalíptico. Nada permanecía sano. Se había extinguido todo vestigio de humanidad
Las bajas judías fueron enormes: más de seis mil muertos. Cuatro mil habían sido capturados en un refugio subterráneo entre el 4 y el 8 de mayo. El 15, las tropas nazis detonaron la sinagoga más grande de Polonia y una de las más grandes del mundo. Stroot quería demoler lo único que quedaba en pie: una construcción monumental que se mantenía en pie
Años después, contó: "Fue un paisaje maravilloso. Una fantástica pieza teatral. Mis hombres y yo nos paramos a una distancia considerable. En mis manos sostenía el detonador que haría explotar todas las cargas simultáneamente. Uno de mis oficiales pidió silencio. Giré y miré una vez más a mis valientes hombres, cansados y sucios, recortados contra el brillo de los edificios que todavía ardían. Alargué un poco el suspenso, generé tensión y grité: ¡Heil Hitler! Y apreté el botón"
Años después, contó: "Fue un paisaje maravilloso. Una fantástica pieza teatral. Mis hombres y yo nos paramos a una distancia considerable. En mis manos sostenía el detonador que haría explotar todas las cargas simultáneamente. Uno de mis oficiales pidió silencio. Giré y miré una vez más a mis valientes hombres, cansados y sucios, recortados contra el brillo de los edificios que todavía ardían. Alargué un poco el suspenso, generé tensión y grité: ¡Heil Hitler! Y apreté el botón"
"Fue como un trueno, un estallido ensordecedor. Se formó un arco iris en el horizonte, las llamas llegaron hasta el cielo. Fue un tributo inolvidable a nuestro triunfo sobre los judíos. No existía más el Gueto de Varsovia. La voluntad de Hitler y de Himmler se había cumplido”, le narró a un compañero de celda, ya con la guerra finalizada y con el Tercer Reich aniquilado, mientras esperaba ser juzgado en Dachau
No fueron solo palabras las que Stroot volcó en su diario. Necesitaba imágenes para darle verosimilitud a su "gesta". Quería que quedara testimonio de su barbarie y se vanagloriaba de ella. Él mismo sacaba las fotos. La del niño con la boina y el tapado es la más macabra y conocida
Fueron 125 páginas mecanografiadas con 53 fotos. El subtítulo del texto fue: “El Barrio Judío de Varsovia No Existe Más”. Allí consignó la lista de habitantes del gueto asesinados y de los deportados; también la nómina de las bajas de sus hombres. Luego de un resumen de las acciones y de ufanarse por la destrucción del Gueto y su gente, agregó los 31 informes diarios que envió desde el lugar Max Jesuiter, su hombre de confianza. También un inventario de los bienes que saquearon
En el escrito de Stroop están, también, las fotos donde sen distingue el incendio de los edificios con las lenguas de fuego saliendo por las ventanas, las mujeres caminando por las calles deshechas, los hombres semidesnudos y famélicos emergiendo de pozos, una larga hilera de mujeres de frente a una pared con los brazos apoyadas en ellas a merced de los nazis, las de los cadáveres esparcidos en montículos de tierra luego de ser acribillados por los soldados y muchas más
El informe fue presentado en las oficinas centrales de Varsovia. Tuvo tres copias más. Todas encuadernadas en tapa dura de cuero. Una edición de lujo que Stroop mandó a hacer especialmente para reglar a Himmler, como un tributo a los jerarcas del régimen
El radio del puesto de mando y Stroop cerca. Después de la destrucción del gueto de Varsovia y la eliminación de su población, el autor de la masacre fue ascendido. Quedó a cargo de la policía y de las SS en la ciudad. Fue condecorado con la Cruz de Hierro
Jurgen Stroop fue juzgado en 1947 en los Juicios de Dachau por el asesinato de los 9 aviadores de Estados Unidos. Él negó los crímenes. Fue condenado a muerte pero la pena se transformó en prisión perpetua. El 6 de marzo de 1952, en la prisión de Mokótov, fue ejecutado en la horca
En el aniversario número ochenta del levantamiento del gueto de Varsovia, un superviviente polaco del Holocausto de 96 años, Marian Turski, dijo en la ceremonia oficial que las fuerzas alemanas hicieron lo inimaginable al aniquilar a los judíos, pero que el “subsuelo” del antisemitismo existente durante siglos hizo posible que los alemanes mataran a tantos
Las fuerzas alemanas procuraron que el gueto quedara vacío y en ruinas. En una búsqueda por eliminar todo su rastro de maldad, no hicieron más que sentar los cimientos de la memoria, de un próspero foco para estimular una gesta jamás olvidada