La restauración de la Confitería Ideal llega a su fin: regresa la opulencia original de 1912, en pleno centro porteño
Símbolo de una época floreciente, a 110 años de su gran inauguración, este espacio se prepara para volver a deslumbrar, tras una minuciosa labor artesanal, a cargo de Alejandro Pereiro, del Estudio Pereiro Cerrotti & Asociados y unos propietarios de bajo perfil que desde 2016, cuando la adquirieron, no escatiman en nada, del mismo modo que lo hizo su fundador, un inmigrante español, Manuel Rosendo Fernández
Opulenta y destinada a eclipsar a su fuerte competencia con edificio propio en pleno centro porteño (Suipacha 384), la Confitería Ideal abrió sus puertas por primera vez en 1912. En 2016 cambió de manos y se inició un trabajo de restauración que buscó ser fiel a su orígenes. En tres meses, aproximadamente, se reinaugurará como confitería y restaurante
El arquitecto Alejandro Pereiro, de Pereiro-Cerrotti y Asociados está al frente de la restauración de esta joya porteña. "Es la alegría de hacer un rincón europeo, de alta calidad en Buenos Aires, casi un homenaje a todos esos inmigrantes que vinieron y pusieron lo mejor de sí mismos en la institución y de sus vidas aquí", manifiesta. El fundador de la confitería fue Manuel Rosendo Fernández, un inmigrante español nacido en Pontevedra y el autor de esta elegante obra de dos plantas fue el Ingeniero C.F. González (Maximiliano Luna)
La Confitería Ideal, junto con el Café Tortoni (1858) y El Molino (1916), fueron consideradas como los Tres Mosqueteros de las confiterías más notables de la Ciudad. También competían por un su lugar de prestigio la Richmond, La París y la Del Águila. Hoy su fachada exhibe el dorado de sus tiempos de esplendor (Maximiliano Luna)
La confitería antes de los trabajos de restauración. Lucía oscura, lúgubre, por la madera oscura del revestimiento en las paredes, la boiserie, ennegrecida por el humo del cigarrillo, grasa de la cocina y había sido laqueada por encima de todo eso. La boiserie se dijo equivocadamente que era de roble de eslavonia. Es de cedro misionero, aclara Camilo Benedix, del estudio de arquitectura Pereiro Cerrotti y Asociados. En total, se calcula que lavaron y protegieron con un brillo sutil más de 400 m2 de madera (Gentileza Confitería Ideal)
La Confitería Ideal tiene un estilo clásico con toques modernos de la época. Ahora el edificio se ve más luminoso, por los colores crema marfil de sus pisos, columnas y la claridad recuperada de la madera que tuvieron desde un principio. El boquete innovador que permitía ver la lucarna con vitrales desde la planta baja, había sido anulado y se había cubierto con un piso. En estos trabajos se recuperó el sistema, que estaba pensado no para iluminar, porque tenía un techo por encima, sino como sistema de ventilación (Maximiliano Luna)
El piso no es el original, porque el de 2016 tampoco lo era. Era granítico. Como se encontró color crema marfil en la escalera y vitrinas decidieron llevarlo también al piso a la manera de un palacio, combinándolo con negro ubatuba, gris jura y mármol travertino rosso, como el que puede verse en su insignia, la flor de lis, representación heráldica del lirio que está presente en todo el edificio. El portal de madera fue retirado unos metros hacia atrás (Maximiliano Luna)
El ascensor, original, de la fábrica Siemens, está recibiendo las últimas pinceladas. Se le hizo un recambio de maquinaria y cableado. (Maximiliano Luna)
Cuenta la historia que este ascensor, que tenía ascensorista y llevaba a las mujeres a la planta alta, donde se servía el té automáticamente. Ni siquiera se les preguntaba. Eran tiempos más de té, que de café, a la inglesa, dado que era frecuentado por familias vinculadas a la construcción de los ferrocarriles a principios de siglo xx. Uno de los directivos ingleses pidió que le hicieran un postre que la hacía su madre y llevó la receta. Una especialidad de la casa era el postre inglés. (Maximiliano Luna)
Una foto histórica en que una de sus vitrinas de época exhibía la guitarra de Gardel. Se cuenta que una de las grandes visitas que recibió la confitería fue la de Mick Jagger, que se sentó ahí al lado. La confitería siempre recibió visitas ilustres. Hipólito Yrigoyen, que mandaba comprar palmeritas en la década del veinte. También la visitaron el mismo Carlos Gardel, María Félix, Vittorio Gassman, Eva Perón. Alan Parker hizo escenas de Evita, junto a Madonna como protagonista y el director español Carlos Saura, rodó Tango. En los últimos tiempos de la confitería Bilardo llegaba a la milonga y estaba fascinado con una pareja. Un hombre llegaba con un bastón, pero lo soltaba para bailar y el DT no podía salir del asombro
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En los últimos tramos de la restauración hay hombres y mujeres que continúan con sus trabajos minuciosos. Se pulen bronces, se remueve material con bisturí, como cuenta Agustina Esperón, restauradora artística, que hizo los techos del teatro Colón, entre otros trabajos. Paula Farina Ruiz se encargó de dejar impecables los vitrales (Maximiliano Luna)
Foto de la segunda planta, desde el escenario donde tocaba una orquesta de señoritas, hasta los años 40. Era todo una rareza ver una mujer tocando el bandoneón con las piernas abiertas. Interpretaban música de la época: tango, fox trot, jazz. En las despedidas de solteras, solo podían ingresar mujeres. Los hombres lo tenían prohibidísimo. Arriba se reunían las mujeres, junto a los chicos y abajo, se quedaban los hombres (Maximiliano Luna)
Uno de los relojes restaurados de la planta baja en un dorado fulgurante a la hoja. Muchos elementos decorativos se mantienen intactos, pero otros no están más, como la araña central que se robaron que tiene una larga historia. Un día se cayó aunque no del todo, sobre un hombre que estaba tomando clase de tango, por una negligencia. El hombre le hizo juicio a la confitería y más tarde quiso volver a tomar clases, sin embargo, le denegaron la entrada. La Confitería siempre fue irresistible. Hoy las arañas están todas pulidas y recableadas (Maximiliano Luna)
Uno de los capiteles con la flor de lis, la columna de estuco y molduras en el techo (Maximiliano Luna)
La heladera de la barra estará en funcionamiento. Las puertas estaban arruinadas y fueron puestas a punto. Una curiosidad. Se quiso recuperar el sonido de las heladeras de los locales gallegos. "Quisimos evocar su mística", cuenta Camino Benedix (Maximiliano Luna)
La vitralista Paula Farina Ruiz contaba en su cuenta de Instagram que luego de un año y medio de su limpieza, realización de los paños faltantes y la restauración de las piezas originales, habían montado los paños para que se vuelvan a lucir en el lugar como hace más de 110 años.(@farinaruiz_vitrales)
Cuenta la vitralista que faltaban paños de vitral originales y que habían sido reemplazados por acrílicos con la imagen en vinilo. No lo podían creer. Así que realizaron los paños faltantes, para que volvieran a lucirse en la lucarna y ser disfrutados en su reapertura. Con los trabajos realizados ahora entra luz, porque antes la lucarna estaba cubierta por ladrillos de un techo a dos aguas. Solo cumplía función de ventilación, por unas chimeneas a los costados. Ahora ingresa la luz porque fueron reemplazados por techos de vidrio y una tecnología que inyecta el aire de manera artificial. Se lucen mejor los vitrales y la cartapesta que fue recuperada y ya no dependen de la voluntad del viento para ventilar (@farinaruiz_vitrales)
Esta confitería tenía edificio propio, que marca una diferencia y tenía los dos salones más importantes de Buenos Aires en tamaño. Podían ubicar 400 personas sin problemas", explica el arquitecto Alejandro Pereiro. Los exhibidores con vitrales fueron restaurados. Sus bronces llevan la flor de lis. (Maximiliano Luna)
El mobiliario es original. En los salones se conservan las sillas thonet. También hay mesas un poco más modernas que las Luis XVI. También hay un piano de 1908 (Maximiliano Luna)
El interior de una oficina, con la boiserie con la madera recuperada. (Maximiliano Luna)
La Confitería Ideal está situada en Suipacha 384, a metros de la esquina de Corrientes. Todo lo que se servirá en sus mesas será elaborado dentro del establecimiento, evocando los tiempos que la vieron nacer. Ya está por ser habilitada la bombonería. El pastelero es Gustavo Nari. (Maximiliano Luna)
Los propietarios, cuyo nombre no se reveló, aseguran que son "gente de trabajo, del ambiente gastronómico, de perfil muy bajo". "El espíritu de quienes llevan adelante la inversión, es gente que tuvo el empuje de quienes tuvieron esto originalmente. Hay que tener muchas ganas de hacer esto", anticipa Pereiro (Maximiliano Luna)
Los exhibidores originales, con su curvaturas, son un tesoro de la confitería que fueron dejados a nuevo. Tiene zócalo de mármol, un segundo zócalo de cedro y bronce labrado con la flor de lis. Los paños curvos son de estilo Art Nouveau. (Maximiliano Luna)
La bacha de la barra fue renovada. También la heladera. Todo fue dotado de tecnología para fundirla con la tradición (Maximiliano Luna)
Lo antiguo combinado con la última tecnología ofrecerán a los visitantes una experiencia especial. Los baños, de tipo victoriano, fueron reenlozados y cuentan con sensores (Maximiliano Luna)
Una foto la Confitería Ideal en los tiempos que los porteños usaban sombrero. En el frente, las sillas thonet que siguen formando parte de su mobiliario
Una celebración femenina en la Confitería Ideal a pura sofisticación
La barra del primer piso y encima, el escenario donde tocaba la orquesta de señoritas (Maximiliano Luna)
Hasta la iluminación tenue está cuidada para disfrutar de una atmósfera cálida y acogedora (Maximiliano Luna)
Se espera que se abran las puertas nuevamente en agosto o septiembre, cuando se cumplan coincidentemente los 110 años de su fundación (Maximiliano Luna)
La Confitería Ideal funcionó como una tanguería antes de su remodelación. También hubo fiestas electrónicas. Muchos mayores de 40 años algunas vez la visitaron por un motivo u otro
Una imagen del primer piso donde se aprecia bien su preciosa claraboya totalmente reacondicionada, con sus vitrales y cartapesta (Maximiliano Luna)