El río Iguazú penetra en la selva subtropical misionera para coronar en las Cataratas del Iguazú, en una de las regiones más biodiversas de la Argentina, con sus veranos muy cálidos e inviernos algo más frescos.
En Misiones hay planes para los más intrépidos que prefieren la adrenalina así como para los que buscan la serenidad del silencio humano. Los sonidos de la naturaleza son la música de fondo siempre, de día y de noche, en cualquier rincón de “La Tierra Colorada”.
Avistar la más colorida fauna y flora es un plan imprescindible al visitar la provincia. El verde de la selva, el rojo de la tierra y el cielo azul son el marco perfecto para frágiles mariposas, como para soberbios yaguaretés. Por algo le dicen “Misiones, la hermosa”.
En la selva misionera hay más de 418 clases de aves. Los tucanes, yacutingas, vencejos de cascada, fruteros multicolores y águilas crestadas no se pueden encontrar en otra parte del país.
En tanto, los miles de monos caí y coatíes protagonizan los recorridos por las Cataratas. Las lianas, epífitas y helechos completan las experiencias que quedan en la retina y en el alma.
Los paisajes argentinos son diversos y exuberantes pero el de las Cataratas del Iguazú no se repite en ningún lugar del planeta.
Desde 1984 es patrimonio natural de la humanidad y, desde hace diez años, es una de las siete maravillas naturales del mundo. Hay que visitarlas al menos una vez en la vida.
Entre las actividades más elegidas por los visitantes se encuentra navegar y bañarse en las aguas del Río Iguazú, descubrir las especies maravillosas de la flora y fauna local y enamorarse de la Garganta del Diablo. Un espectáculo natural único.
Las aguas del Río Iguazú no solo pueden verse desde arriba o entre las pasarelas de las Cataratas, sino que también es posible vivirlas bien de cerquita. Bañarse en ellas y navegar sus aguas imponentes constituye un bálsamo para el calor húmedo propio de la región.
Crédito imágenes: Visit Argentina