Peluquería Nueva York abrió sus puertas hace más de 90 años, ubicada en la calle de República de Cuba del Centro Histórico, ha sido sede de grabaciones para comerciales y películas. Sus sillas de metal valuadas en 20 mil pesos cada una, han recibido a miles de hombres que hasta por más de 50 años le son fieles al modo de rasurar que tiene Julio, un hombre de 91 años que continuó con el negocio familiar que inició su padre.
Todo en la peluquería tiene historia, del reloj con casi 100 años de antigüedad hasta la herramienta que Julio usa y a la que, asegura, está adaptado. Un negocio que ha aguantado sismos y ahora una crisis económica generada por la pandemia de Covid-19 que no imaginaron lo pondría en riesgo de venta.
“Yo llevo un año y medio sin cortar el cabello y rasurar, mis hijos no me dejaban salir por la pandemia”, dijo Julio a Infobae México después de recordar lo nervioso que estaba cuando llegó a hacer limpieza y, sin imaginarlo, un cliente entró. “Sentía mis manos tiesas, pero ni siquiera quiso ver cómo le quedó el corte porque dijo que confiaba en lo que yo hacía”.
Más de un año en crisis sanitaria tiene a Peluquería Nueva York cerca de ser vendida, Julio asegura que no quiere recurrir a esto por lo que significa tras ser herencia familiar y los recuerdos que tiene dentro, pero el local puede pasar horas sin recibir un solo cliente. Recuerda aquellos años en donde mientras rasuraba a un hombre, tres más ya lo estaban esperando. Su educación y costumbre sobre el ahorro le ayudaron a pagar por meses la renta del local, la luz y el sueldo de una de sus empleadas a quien le guarda un profundo cariño y gratitud. Pero ahora, ese dinero guardado para emergencias se ha agotado, su compañera del negocio está por jubilarse y no hay quien siga con la herencia familiar.
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