“¡Dios ya viene, arrepiéntanse de todos sus pecados!”, gritó una señora cuando el vagón estaba casi vacío. Adriana recuerda aquel día en el que una completa desconocida le llamó la atención al estar vestida con color rojo justificando que “el diablo representa el color rojo y tú traes colores de pecado”.
Las peleas en el vagón de mujeres han sido una constante, el estrés mezclado con la prisa por llegar puntual al trabajo o escuela han generado conflictos que pueden escalar de los insultos a los golpes.
Previo a la pandemia por Covid-19, Adriana presenció cómo dos mujeres comenzaron a insultarse al no poder entrar ambas al vagón. “Parecíamos sardinas” recuerda. “Todas llevábamos prisa y por su culpa no podíamos irnos”. Después de 15 minutos impidiendo que el Metro cerrara sus puertas y avanzara, un par de mujeres policías decidieron bajarlas de manera forzada.
“No hay empatía de ver que las personas cargamos con cosas”, dice Adriana al contar cómo fue agredida en el vagón de mujeres por cargar un par de bolsas grandes, aspecto que jamás le ha sucedido en el vagón mixto. Asegura que en el área destinada a mujeres es donde más se presentan peleas.
“Una vez una quinceañera se subió al metro con todo y chambelanes, su vestido era rosa”, fue la primer anécdota que contó Nancy, seguida de los accidentes que ha presenciado causados por las veces que el Metro frena de manera repentina, como aquella ocasión donde una mujer de aproximadamente 70 años se golpeó su frente al pararse para bajar en la siguiente estación y perder el equilibrio a causa del movimiento inesperado.
Los casos de acoso, incluso siendo un vagón exclusivo para mujeres, no han parado. El acceso a estos vagones son también para hombres de la tercera edad. Vanessa recuerda el día en el que un hombre tocó a mujeres justificando que “era sin querer”, cuando solicitaron el apoyo del cuerpo de policías, no procedió nada más allá de cambiarlo de vagón, lo cual generó una frustración en las víctimas.
Vanessa se siente segura en el área exclusiva para mujeres, sin embargo, no lo ve correcto ya que, asegura, “te tratan como un sector aparte, que necesita ser cuidado y protegido” para ella lo mejor sería incentivar la creación de leyes más estrictas para fomentar el respeto y la educación para que hombres y mujeres puedan estar en un mismo vagón.
