Ecuador vivió este jueves una tensa jornada luego de las medidas económicas anunciadas por el presidente Lenín Moreno. Como resultado del anuncio, cientos de estudiantes universitarios rompieron las vallas de seguridad que cercaban los alrededores del Palacio de Carondelet -sede del Gobierno y residencia oficial del presidente de la República- y se enfrentaron con policías con equipo antimotines.
Las fuerzas de seguridad dispersaron a los manifestantes con grandes cantidades de gas lacrimógeno.
En el norte y sur de la capital, al mismo tiempo, también hubo bloqueo de avenidas en las que los manifestantes quemaron llantas y palos, que los policías intentaban despejar una y otra vez.
Esa situación se repitió en varias ciudades en las que indígenas se sumaron a la protesta de los transportistas que rechazan la eliminación de los subsidios, que estuvieron en vigor durante cuarenta años.
Como consecuencia de los disturbios y episodios de violencia, Moreno decretó el estado de excepción.
Las autoridades indicaron que mantendrán un diálogo con todos los sectores sociales y productivos, incluidos los transportistas, “siempre y cuando se lo haga de manera respetuosa”.
El pasado martes, Moreno firmó un decreto para eliminar desde hoy los subsidios al diésel y a la gasolina “extra”, con lo cual el precio estará ahora en función de los valores internacionales.
Desde la madrugada los transportistas paralizaron sus actividades a nivel nacional. A ellos se sumaron organizaciones sociales, indígenas y estudiantes universitarios, quienes califican la medida del gobierno de “paquetazo”.
Las medidas responden a las necesidades de liquidez de Ecuador, que el pasado marzo obtuvo de diferentes organismos internacionales una línea de crédito de más de 10.000 millones de dólares. El acuerdo con el FMI, que aportó 4.200 millones, venía acompañado de una serie de demandas para reducir el gasto público e incrementar los ingresos del Estado.
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