21 imágenes del horror: el dramático testimonio del fotógrafo que llegó a la AMIA minutos después del atentado
Julio Menajovsky fue uno de los primeros reporteros gráficos en llegar a Pasteur 633. "Las imágenes se metieron en mi cámara, me invadió lo que estaba pasando", reconoció. Un repaso de su experiencia en aquel fatídico 18 de julio de 1994
Julio Menajovsky fue uno de los primeros reporteros gráficos en llegar a Pasteur 633. Sus fotos quedaron inmortalizadas en la memoria. Elio Kapszuk, director de Arte y Producción de la AMIA, las catalogó como imágenes barrocas, cargadas de drama e información. “La sensación que tuve después del 18 de julio de 1994 fue como si me hubiera quedado atorado con las imágenes que saqué esa mañana”, relató el fotógrafo. Infobae lo citó para que contara qué sintió mientras sacaba cada una de esas fotos (Santiago Saferstein)
“A mí el acontecimiento me superó fotográficamente hablando. No es un mérito haber llegado primero solamente porque estaba cerca. Era un día que tenía pautado: a la mañana hacía algo, al mediodía almuerzaba en tal lado, a la tarde tenía que verme con alguien, a la noche tal cosa. Pero a las 9:53 me cambió todo y profesionalmente fue un punto de inflexión que no busqué ni esperaba tener. Me encontré media hora después de haber escuchado la explosión caminando por este caos, con ruidos de sirena, gritos, llantos y un montón de gente mirando atónita algo que no podía entenderse” (Julio Menajovsky)
Las primeras imágenes que sacó fueron en blanco y negro. Hasta que se le acabó el rollo y decidió seguir con diapositivas a color. “No tenía necesidad de estar, pero tampoco podía evitar estar ahí, porque soy fotógrafo y porque soy periodista. Me encontraba en Corrientes entre Ecuador y Boulonge Sur Mer haciendo fotografías de una fila de gente que estaba buscando trabajo en una agencia de empleo. Yo tenía que hacer una nota sobre desocupación para la prensa de Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. A las 9:53 tembló el piso, se escuchó un terrible estruendo y el ruido de los vidrios que caían, lo cual indicaba la cercanía que había tenido la explosión. Fui caminando, no fui corriendo. El grado del estruendo me hacía sentir que iba a ir al encuentro de algo muy feo de transitar” (Julio Menajovsky)
“Estas son las primeras que saqué. Estoy al nivel del piso sobre Pasteur. Esa mujer se quería desprender de la gente que la sujetaba para salir corriendo hacia algún lado. Era una vecina porque está con ropa de cama. No sé quién es”, explicó el fotógrafo (Julio Menajovsky)
Un niño descalzo y sin pantalones escapando del drama fue una de las primeras fotografías que tomó Julio Menajovsky del atentado a la AMIA, minutos después de que una bomba asesinara a 85 personas y dejara más de 300 heridos (Julio Menajovsky)
“Lo primero que vi fueron vidrieras rotas, ambulancias que iban y venían, gente que caminaba aturdida. La primera escena fuerte fue ver a un chiquito que quería salir corriendo de ahí. Cuando voy por Viamonte veo ya la montaña de escombros que había sobre Pasteur. Entré en un estado de perplejidad tal de no saber cómo encarar lo que estaba sintiendo. Me costó armar una estrategia mínima de abordaje. Me superó la situación. Me daba cuenta de que no podía quedarme a pensar qué era lo que estaba pasando porque tenía que ponerme a sacar fotos. Y saqué fotos de un modo que no reconozco como mi forma de trabajo” (Julio Menajovsky)
Elio Kapszuk, director de Arte y Producción de AMIA, dijo que las fotos que Menajovsky tomó ese día fatídico son la evidencia “de que él no quería estar ahí ni estaba dispuesto a ponerse al servicio de ninguna espectacularidad”, el resultado de la responsabilidad de inmortalizar el momento sin un sello personal. El fotógrafo coincide: “Yo reconozco en esas fotos el estado en el que me encontraba. Hay muchas fotos con gente de espalda. Generalmente eso es un error. Sin embargo para mí hoy tienen mucho valor esas fotos. Porque representan mi propia perplejidad. No podía entender qué había pasado. Y siento que la gente que está fotografiada tampoco estaba desesperada. Estaban tan perplejos como yo” (Julio Menajovsky)
“Cuando trabajás con un partido de fútbol, por ejemplo, suceden cosas que uno no puede prever, pero podés elegir dedicarte a sacarle fotos a cierto jugador, a cierta situación, o ponerte en un lugar específico. Bueno, en la AMIA yo tenía una estimulación visual tremenda a tal punto que no podía decidir qué hacer con todo eso. En la única situación en la que yo creo que pude prever algo es cuando veo un par de ambulancias preparadas a recibir heridos con las puertas abiertas”, reflexionó el reportero gráfico (Julio Menajovsky)
“Acababa de cambiar el rollo. Todavía estaba parado en la calle. Ahí preví que iba a venir una camilla porque a mis espaldas había dos ambulancias con las puertas abiertas. Había también una especie de cordón que nadie respetaba. Pensé que tal vez el joven podía estar herido porque su cabeza estaba descubierta. No sabía quién era. En una convocatoria de AMIA, apareció la hermana y ahí pude saber 25 años más tarde el nombre de esta persona: se llamaba Germán Parsons, era artista plástico y escenógrafo, vivía en un edificio justo enfrente de la AMIA. Lo sorprendió la onda expansiva saliendo del baño y lo mató en el acto. Fue uno de los primeros cuerpos que llegó a la morgue y uno de los últimos en ser reconocidos por los familiares” (Julio Menajovsky)
Julio se encontró con Lía, la hermana de Germán Parsons, en el marco de “Veinticinco”, una exposición de fotos que se inauguró en Nueva York y rinde homenaje a la memoria del atentado. Ambos protagonizan una de las 19 historias que nutren la muestra. El fotógrafo reconoció, en diálogo con Infobae, que fue la única foto que recordaba haber sacado porque de algún modo la esperó. Temió, también, que tal vez su fotografía haya afectado a algún familiar directo de la víctima. “Lía me dijo que a ella la ayudó porque fue la comprobación de que alguien se ocupó de su hermano. Ya estaba muerto pero no lo dejaron ahí. Alguien fue, lo sacó, lo cuidó y lo llevó a algún lugar. Ella me lo agradeció a su manera. Me dijo: ‘Pobre, lo que debés haber vivido ese día’. ‘¿Vos me decís eso a mí Lía? Perdiste a tu hermano’, le respondí. ‘Sí, pero yo pienso que debe ser terrible el trabajo de un fotógrafo’. Haber tenido ese diálogo 25 años después fue fuerte, reparador” (Julio Menajovsky)
“Evidentemente abajo de los cartones había cuerpos sin vida. Esto ya fue pasando Pasteur 633. Seguí caminando por la calle y todavía no había subido a los escombros”, narró el fotógrafo. Sus imágenes fueron muy reproducidas en los medios de comunicación a lo largo de 25 años (Julio Menajovsky)
“Los planos generales es el tipo de fotografías que predomina en toda la cobertura. No es muy conveniente porque le quita identidad a la imagen: hay tanta información que finalmente no hay ninguna. No sabía por dónde empezar a contar todo lo que había. Se distingue la cantidad de gente que había sin saber lo que estaban haciendo”, contó el reportero gráfico (Julio Menajovsky)
Julio contó que asistió a Pasteur por mero instinto: “Estaba justo con la cámara colgada y fui. Me pudieron haber desencadenado varios motivos para ir: desde la curiosidad, la posibilidad de ayudar y hasta mi oficio. Cuando me estaba acercando, vi a una mujer gritando desencajada ‘explotó la AMIA’. Hacía dos años que había sido el atentado a la Embajada de Israel. No pude dejar de relacionarlo. Y yo, que provengo de una familia judía, aunque no soy practicante, relacioné a la AMIA como el lugar donde se va a gestionar el espacio en el cementerio cuando un familiar fallece. Se me cruzó por la cabeza pensar qué iba a hacer con un familiar muerto si la AMIA no estaba más. Algo totalmente irracional, pero me activó eso. Ese ruido que no se sabía que era ya empezaba a adquirir identidad. Acercarme fue empezar a meterme en un escenario horroroso”, narró (Julio Menajovsky)
“Con estas fotos tengo una relación cambiante -aclaró-. No es que yo pensara que había fracasado fotográficamente, pero seguramente habrá muchas otras fotografías más cuidadas y más pensadas. Pero, claro, en las horas siguientes cuando la escena había cambiado notablemente. Yo no pude ver en esas fotos lo que expresaban las mías. Siempre me quedó la sensación de algo inconcluso, sentí como que me había quedado en la puerta de una cobertura sin haber podido traspasarla. Estas fotografías, maceradas más de 25 años, las puedo ver ahora de otra manera” (Julio Menajovsky)
Julio Menajovsky no sabe quién es el joven de perfil que protagoniza la fotografía, pero tiene especial inquietud en la mujer que aparece en segundo plano con camisa a cuadros y campera oscura: “Esa chica, muy jovencita, aparece ayudando en muchas fotografías. Me gustaría saber quién es” (Julio Menajovsky)
“Con las telas hubo toda una historia. No se sabe en qué momento alguien empezó a subir telas. Finalmente, parece que fueron un estorbo porque así como subieron, las bajaron. En ese momento lo mejor que hubiera ocurrido es que todo el mundo se baje para dejar trabajar a las pocas personas que sabían lo que estaban haciendo, para tratar de escuchar si había algún ruido. Desafortunadamente se hizo todo lo contrario” (Julio Menajovsky)
“Los planos generales, la imposibilidad de armar un sentido, el caos visual y la desorganización de la imagen es congruente con lo que a mí me estaba pasando. Si sos fotógrafo y estás en tu casa, ves en la televisión lo que pasó y decidís ir, sabés lo que vas a hacer y de alguna manera te armás de un plan. Uno prepara su propia emotividad para poner cierta distancia con el hecho. Yo no pude laburar eso”, expresó (Julio Menajovsky)
“Las imágenes se metieron en mi cámara, me invadió lo que estaba pasando. Si yo hubiera perdido los rollos, no sabría decirte qué tipo de fotografías se perdieron. La única que recordaba es la de Germán Parsons, porque esa situación la esperé de alguna manera. De todo el resto del rollo no sabía exactamente lo que tenía”, razonó (Julio Menajovsky)
La explosión traducida en los escombros, las fachadas de enfrente a la AMIA y el auto. El fotógrafo explicó: “Esta imagen da un poco de magnitud del atentado. Fue una fotografía muy usada por los medios porque el primer plano del coche destruido genera muchas lecturas” (Julio Menajovsky)
Julio quiso subirse a un edificio lindero para fotografiar el desastre desde arriba, pero no lo dejaron porque había riesgo de derrumbe. “Me pareció que desde adentro de una casa podía aportar un punto de vista distinto”, consideró el reportero gráfico (Julio Menajovsky)
Julio Menajovsky fue convocado recientemente por AMIA para cerrar de alguna manera el círculo de las fotos que sacó ese lunes de junio del ’94. La muestra fotográfica “Veinticinco” propone dimensionar el horror y sus drásticas consecuencias con imágenes de encuentros entre personas atravesadas por el atentado. Recorrerá Nueva York, Buenos Aires y París. “Este proyecto me dio la posibilidad de abrir todo lo que había quedado obstruido. En cada encuentro que tuve con los protagonistas, se abrió un pesado paquete que estuvo cerrado estos 25 años”, concluyó el fotógrafo (Santiago Saferstein)