Hace diez años dejé la gran tecnología. Había pasado más de una década en Silicon Valley: primero en PayPal, luego como director de ingeniería en Facebook y, por último, como consejero delegado de Reddit. Trabajar en Big Tech puede ser emocionante y estimulante: crear productos que vean y utilicen millones, incluso miles de millones de personas.
Los retos a los que te ves obligado a enfrentarte a menudo empequeñecen en escala los problemas que se plantean en la mayoría de los demás sectores y, como resultado, los veteranos de la industria tecnológica adquieren habilidades y perspectivas únicas sobre los grandes problemas.
Sin embargo, hay un ámbito en el que los problemas son mayores incluso que los contemplados por la tecnología a hiperescala: el cambio climático planetario. En lo que se refiere al clima, las variables son aún demasiado numerosas incluso para que nuestros mejores ordenadores puedan simularlas. El número de partes interesadas es, literalmente, todo el planeta: el mayor TAM (mercado potencial) posible.
Lo que esto significa realmente es que la acción climática mundial la emprenden en última instancia culturas y comunidades de todas partes, y “la forma en que la gente se relaciona con ella es múltiple y diversa”. Incluso las soluciones aparentemente más sencillas esconden una complejidad sorprendente: no se trata sólo de un problema científico, sino también social.
Cuando comencé mis primeros e ingenuos intentos de restaurar un bosque de secano en una parcela que había adquirido, empecé a aprender mucho más de lo que creía posible sobre la tierra, el aire, la biología, la energía y los sistemas terrestres. Aunque fue emocionante sumergirme en múltiples campos de estudio nuevos, una disciplina clave de mis días en Big Tech ha demostrado ser especialmente valiosa y una fuente de conocimiento constante y útil. Esa disciplina es la escalabilidad.
Listo para escalar
Mis años en el mundo de la tecnología me habían enseñado a pensar en términos de escala. Una red social o una plataforma de pago no pueden tener éxito si se estropean cuando 10.000 o incluso 10 millones de personas deciden registrarse. Tras calcular el impacto en el carbono de la restauración de un solo bosque, sentí curiosidad por el impacto de la restauración de todos los bosques.
Me di cuenta de que, a gran escala, la reforestación mundial podía tener un impacto significativo en el cambio climático: reducir el carbono atmosférico en un 30%. Pronto descubrí que científicos de medio mundo habían realizado investigaciones que parecían apuntar a la misma conclusión.
Esta cifra es aún más significativa si se tiene en cuenta que las tecnologías de eliminación de carbono, como la captura directa de carbono en el aire, no están ni mucho menos listas para ser aplicadas a gran escala. Les faltan años o incluso décadas para llegar a ese punto. Las nuevas tecnologías casi siempre adolecen de fallos y problemas de fiabilidad. Y no tenemos tiempo para esperar. En cambio, un arbolito nuevo empieza a eliminar carbono del aire “el primer día que se planta”.
Me gustan las nuevas tecnologías tanto como a cualquiera. Pero aquí está la lección clave, la más contraintuitiva, ganada con sudor y lágrimas trabajando en una empresa tecnológica de hiperescala: Para resolver un problema de hiperescala, siempre hay que evitar la nueva tecnología. Lo mejor es utilizar equipos fiables, de generaciones anteriores, que requieran un mínimo de resolución de problemas y ofrezcan el menor número de sorpresas.
Por eso los árboles son una gran solución para secuestrar carbono. Conocemos los beneficios y los riesgos, y están al alcance de todos, no sólo de las naciones más ricas. Todo el mundo puede participar, y aunque hay muchas incógnitas y habrá muchos pasos en falso, todos esos problemas pueden investigarse y resolverse más fácilmente si partimos de una idea básica fácil de entender: un árbol.
Acelerador forestal
Plantar muchos árboles parece sencillo, pero la reforestación masiva es un tipo de proyecto totalmente distinto, que requiere un alto nivel de conocimientos y recursos. La financiación es un cuello de botella importante. Hay que recoger y preparar semillas de docenas de especies diferentes. Hay que disponer de agua. Los equipos deben estar formados y preparados para superar retos únicos y como los bosques son sistemas muy interdependientes, tenemos que resolverlos todos de forma holística.
En 2022, mi empresa Terraformation puso en marcha Seed to Carbon Forest Accelerator, un programa inspirado en aceleradoras de empresas emergentes como Y Combinator. Proporciona apoyo integral a equipos forestales en fase inicial y ayuda a los inversores a acceder a créditos de carbono de alta calidad.
En más de un año, hemos puesto en marcha tres cohortes de equipos forestales con el objetivo de reforestar tierras en algunas de las zonas más biodiversas y críticas para el clima del mundo, y pronto lanzaremos una cuarta cohorte. Hemos llevado los proyectos de reforestación desde su concepción hasta el registro del proyecto de carbono en unos 12 a 18 meses, uno de los plazos más rápidos de este tipo de proyectos. Y hay más por venir.
El cambio climático es el mayor reto de nuestro tiempo. Cada año se hace más urgente la necesidad de tomar medidas significativas. Nuestra intención es hacer un trabajo del que nuestros nietos y sus hijos se sientan orgullosos. Por eso, en Terraformation, uno de los valores de nuestra empresa nos sirve de recordatorio diario de por qué hacemos este trabajo: “Somos antepasados”.
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