Han pasado 33 años desde que Steve Jobs hablara de que el ordenador personal se convertiría en una bicicleta para la mente. En esos años, la llegada del smartphone y la adopción masiva de las redes sociales han convertido esas bicicletas en trenes desbocados. Los estadounidenses pasan más de cuatro horas al día con sus teléfonos inteligentes y más de la mitad dicen ser adictos a su dispositivo.
En mayo de 2023, el cirujano general emitió una advertencia sobre los preocupantes efectos de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes. Probablemente, la mayoría de nosotros no necesitamos tales estadísticas para identificar el fenómeno: Nuestros propios hábitos revelan que el estado actual del bienestar digital es sombrío. Existe un desajuste fundamental entre la atención y la intención humanas cuando se interactúa con las pantallas.
Sin embargo, hay motivos para el optimismo. La desalineación del comportamiento no es un problema nuevo. Como dijo una vez el urbanista y filósofo Paul Virilio: “Cuando inventamos el barco, inventamos el naufragio”. Y tenemos una ventaja injusta: la propia naturaleza digital del problema.
El reto universal de la desalineación conductual
La desalineación del comportamiento -cuando nuestras acciones se alejan de nuestros mejores intereses- es un reto recurrente en diversos ámbitos. La historia está repleta de ejemplos de este tipo de desajustes, desde la epidemia de obesidad provocada por la introducción masiva de alimentos procesados hasta el gasto excesivo que se produjo a raíz del acceso al crédito fácil.
Sin embargo, la tendencia del consumo de cigarrillos en Estados Unidos ofrece un ejemplo prometedor de progreso en cuestiones de desajuste del comportamiento en toda la sociedad. En las últimas décadas, el número de fumadores estadounidenses ha descendido de alrededor del 40% a cerca del 12%.
La presión a la baja en este gráfico fue impulsada por una serie de esfuerzos concertados:
1. Concienciación y educación del público: El informe del Cirujano General de 1964 sobre los riesgos del tabaquismo para la salud provocó una concienciación generalizada, lo que dio lugar a amplias campañas de salud pública.
2. Intervenciones políticas: Una amplia legislación, que incluía la prohibición de fumar en lugares públicos y estrictas restricciones a la publicidad, redujo significativamente el hábito de fumar.
3. Cambios culturales: Con el tiempo, el tabaquismo se hizo socialmente menos aceptable, ayudado por los cambios en la imagen de los medios de comunicación y la opinión pública.
4. Avances tecnológicos: La introducción de terapias de sustitución de la nicotina y de herramientas digitales de ayuda para dejar de fumar desempeñó un papel fundamental para ayudar a los fumadores a superar la adicción.
Estas mismas fuerzas están entrando en juego en la lucha por el bienestar digital. El aumento de la concienciación está dando lugar a una mayor atención por parte de la investigación que está profundizando en nuestra comprensión colectiva del problema. Ha llegado el momento de encontrar una solución paralela: una tecnología que sea tan buena protegiendo nuestra atención como las plataformas de las redes sociales explotándola.
Nuestra mayor ventaja en la lucha contra la adicción digital
Imagina que pudieras escribir un código que hiciera que un donut pesara cada vez más a medida que te acercas a tu límite de calorías del día. Esto es lo que podemos hacer con los dispositivos. Es totalmente posible codificar las prácticas de uso responsable de los dispositivos en el mismo entorno que la propia “adicción”.
Podemos introducir cambios en el entorno a gran escala sin costes marginales para quien quiera cambiar su comportamiento. Es una ventaja injusta que nunca han tenido las campañas para dejar de fumar o de alimentación sana.
Esto es tanto más importante cuanto que la próxima generación de interfaces digitales -los modelos de lenguaje amplio, la realidad virtual y las interfaces cerebro-ordenador- prometen acercarnos el mundo digital más que nunca con su promesa de reducir la latencia de la comunicación entre humanos y dispositivos. Nuestro impulso de acceder a Internet está ahora a un palmo del bolsillo; en el futuro, estará a un pensamiento de distancia.
A medida que el espacio entre el estímulo y la respuesta se reduce, las plataformas seguirán teniendo la oportunidad de explotar la atención humana, a menos que aumentemos nuestra propia capacidad para articular y poner en práctica nuestras preferencias de atención en estos entornos.
Para hacerlo con eficacia, nos centramos en cuatro principios clave:
1. Soluciones de alta tecnología para un problema de alta tecnología: La mejor tecnología de nuestros días debe aprovecharse como fuerza para proteger la atención en lugar de explotarla.
2. Permitir la moderación en lugar de la abstinencia: Una guerra abierta para eliminar la tecnología de nuestras vidas es inútil e inútil. Podemos desarrollar métodos integrados de moderación de la participación que mantengan la herramienta mientras eliminan la distracción.
3. Consumo de contenidos basado en los beneficios: El perfeccionamiento es una práctica de participación digital fundamentalmente distinta del “scroll”. Detectamos la diferencia y dejamos que informe los protocolos en curso.
4. Comportamientos de sustitución (el “mejor sí”): En el mismo momento en que te sientes tentado a hacer scroll, te recordamos las cosas más importantes de la vida, como ir de excursión a la montaña, mantener conversaciones profundas y dedicarte al trabajo de tu vida.
Como dijo el psiquiatra austriaco y superviviente del Holocausto Victor Frankl: “Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio reside nuestra libertad y nuestro poder para elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta reside nuestro crecimiento y nuestra felicidad”. Es hora de que los tecnólogos ayuden a la humanidad a recuperar ese espacio.
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