Detrás de los grandes equipos hay una figura tan importante como la de los jugadores, el Coach. Rodrigo Manarino tiene mucha experiencia en el sector financiero y creció a nivel profesional mientras daba rienda suelta a una de sus grandes pasiones, el gaming. Pero llegó un momento en el que sintió que esto podía convertirse en una profesión, y en el año 2018 dió el gran salto para convertirse en Head Coach. Rodrigo es conocido como “Pino” en la escena de los esports y es el pegamento une a todos los jugadores de un equipo, para hacerlos funcionar como uno. El coach es quien los ayuda a desarrollar todo su potencial, a planear las mejores estrategias, o les da la tranquilidad necesaria para lograr una victoria. Pero también es quien los abraza en la derrota, dándoles ánimo para seguir adelante en los peores momentos.
Pino fue quien mantuvo aceitados los engranajes del equipo de CSGo de Isurus, y hoy está detrás del flamante equipo de Papo MC al que se conoce como Bestia. Arrancaron con todo y es el alquimista encargado de regular las energías, para que Noktse, deco, meyern, luchov y Luken funcionen como una máquina perfecta. Charlamos a fondo con Pino para saber cómo fueron sus inicios, como ve su presente y cómo se imagina el futuro.
—¿Cuándo empezaste a jugar y como te llevabas con el estudio?
—Mi amor por los videojuegos nació cuando mis padres me regalaron una consola SEGA y comencé a jugar al Mortal Kombat. De chico siempre fui estudioso, nunca me llevé materias.
—¿Cómo empezó todo?
—Jugué muchos años y entre los nicks que tuve elegí Pinocho. Competí con ese nick, hasta que dejé de hacerlo. Un día llegó el CSGo y me pareció que debía cambiar, o modificar el nick, lo abrevié y ahí nació el PINO. Cuando esto comenzó, yo trabajaba en relación de dependencia, tenía 27 años, no jugaba mucho y pensé que podía comenzar a aportar por otro lado. Empecé a ver que todos los equipos del mundo tenían coach y supe que podía hacer la diferencia por ese lado.
—¿Cuáles son tus características como coach?
—Me di cuenta que en el Counter Strike pasaba algo, empecé a observar cómo se comunicaban los equipos y entendí cuál era el mejor camino que podía tomar, era algo que me apasionaba, aunque en esa época no daba dinero. Después vi que durante los juegos tomaba el liderazgo en muchos aspectos, arriesgaba para que todos estuvieran cómodos, entendí como se hacía para ejercer el liderazgo
—¿Qué hace el coach?
—El apoyo de un coach es permanente. El seguimiento a cada jugador y al equipo es importante, los equipos tienen momentos en la preparación. Durante los partidos es reforzar la preparación de lo que se fue trabajando, tener bien el plan de juego para estar bien preparados. Hay que tener claros los tiempos del rival a la hora de defender y atacar, asegurándonos de estar todos en la misma página a la hora de jugar los partidos. Más allá de esto, observar cómo se va desarrollando el partido. Ver qué hacer en las distintas rondas, si hay cosas que no estamos tomando en cuenta, que tipo de energía aplicar en cada momento, para subirla o bajarla y recomendarle al equipo. Después del partido hay que acompañar al equipo y corregir.
—¿Cuál es la responsabilidad de un coach?
El entrenamiento del equipo pasa por muchos aspectos para que en el momento de jugar un partido en cualquiera de los mapas, no haya duda alguna y se ejecute una defensa o un ataque de la mejor forma posible. La responsabilidad del coach es justamente que se vaya avanzando en estos aspectos, no solamente en la parte técnica sino también en la emocional. Saber captar quién puede hacer cada cosa en el equipo. Los jugadores se especializan en ciertos factores del juego y eso lo debe detectar el coach para acrecentarlo y dejar que desarrolle cada vez más ese potencial.
—¿Y qué pasa con una victoria?
—Primero es la satisfacción, y la celebración, pero inmediatamente después, es ponerse a pensar en el nuevo rival, como jugarles, qué errores tiene y cuales tenemos nosotros. Con la derrota es donde más se aprende, hay que evitar la frustración, transmitirle al equipo en donde estuvo el problema, y transmitirles lo que uno ha aprendido en la vida. Lo que más me gusta trasladar al equipo es el trabajo duro y la humildad, me parece que es lo más valioso, y siempre les digo a mis jugadores que deben ir por ese camino. La ética de trabajo y los valores son fundamentales, ese es el pilar para saber si un jugador puede ser bueno o no.
—¿Cuál es tu balance hasta ahora?
—Es bueno, me mandé solo a los 30 años, dejando un trabajo importante, y crecí. Cambiamos rosters, ganamos y perdimos, me lleve muchas experiencias en estos años que son en su mayoría positivas. Estoy muy contento de lo realizado y me queda el reconocimiento y gratitud por haber podido vivir momentos tan grandes.
—¿Cuándo se hizo el cambio de Isurus a Bestia que pasó?
—Fue muy emotivo, a nivel sentimental fue fuerte. Pero fue muy positivo, empezar a laburar con Papo que tiene un nivel de compromiso enorme y eso te empuja a tener más ganas de seguir adelante. Tuvimos un boot camp, y de ahí salimos sabiendo las ganas que tiene Bestia de ganar y de crecer.
—¿Qué le dirías al Pino del pasado?
—Que es una persona increíble y que confíe en sus valores , en sus instintos y que por lo hecho hasta ahora, tiene que estar muy orgulloso.
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