Todavía me acuerdo de cuando tenía diez años y de la emoción que sentía al entrar a un local de maquinitas arcade. De esos que capaz mezclaba un pool con un hockey sobre aire y un par de videojuegos que claramente estaban desactualizados para la época, pero que eran clásicos. Tanto yo como los otros nenes y nenas se desvivían por comprar fichitas, por jugar, y claramente, por ganar. Siempre había alguno de disparos tipo Metal Slug, Contra o The House of the Dead, alguno de fútbol, como Super Sidekicks o Neo Geo Cup, el infaltable Daytona, con suerte alguno de baile, pero siempre, (y no exagero al decir siempre) había uno de pelea. A veces Mortal Kombat, otras veces Tekken o Street Fighter, pero tenía que estar para protagonizar interminables tardes con amigos o desconocidos revoleando piñas, patadas y poderes. Estoy convencido de que este género fue parte de la infancia de muchísima gente en Argentina, pero curiosamente no es una parte tan grande de la escena actual de esports.
¿Pero a qué se debe esto? Primero me gustaría aclarar la importancia que tienen los juegos de pelea en el mundo competitivo. Títulos para competir hay un montón: Mortal Kombat, Dragon Ball, Super Smash Bros, The King of Fighters, Tekken, Multiversus, Guilty Gear, Marvel vs. Capcom, y la lista sigue y sigue. Y a nivel esports fueron quienes pusieron la piedra fundacional de los torneos como los conocemos hoy en día, con la competencia Battle by the Bay de Street Fighter II en la década de los 90′s, y que fue mutando hasta convertirse en EVO (Evolution Championship Series). Su primera edición fue en 1999, y salvo en 2020 por la pandemia, se realizó todos los años de manera presencial. Hoy en día es una suerte de mundial de los fighting games, y abarca muchos juegos distintos, en los que participan competidores de diferentes partes del mundo. Sin embargo Argentina no pisa tan fuerte en el mapa competitivo a nivel internacional.
Obvio que en Argentina también se juegan, y existen varias comunidades que si bien no son tan grandes cómo la de otros juegos, mantienen esa esencia viva, y muchas veces son ellas mismas las encargadas de organizar los torneos más importantes. Actualmente no hay jugadores de fighting games profesionales en el país. La mayoría de los torneos son organizados por las comunidades y el prizepool proviene de un porcentaje de las entradas que abonan los mismos para competir, por lo que los videojuegos terminan siendo un hobbie que demanda pasión y tiempo, y no algo de lo que se pueda vivir.
En general en los fighting games es más difícil poder sustentarse que en otros esports. Si bien la mayoría de los publishers cuentan con un circuito de torneos a lo largo del año, están más enfocados en Norteamérica, Europa y Japón. A nivel mundial hay cuatro grandes eventos a los que todos los jugadores aspiran a participar y ganar: EVO, EVO Japan, Combo Breaker y Community Effort Orlando. Todos engloban torneos de múltiples juegos, y la mayoría de los prizepool no superan los 10.000 dólares o apenas lo rebasan, a diferencia de otros juegos individuales como FIFA, que en torneos regionales doblan esa cifra, y ni hablar de certámenes mundiales, que suelen ser 50 veces más.
Los fighting games aún son de nicho; un nicho bastante fuerte, con bases bien asentadas y que vive los torneos con mucha pasión, y que muchas veces con espíritu amateur luchan por la gloria y no por el dinero. En Argentina son muy pocos los equipos de esports que apuestan por jugadores de juegos de pelea, y los clubes que sí lo hacen suelen nacer de comunidades y están enfocados solo en esa disciplina.
Recientemente se disputó el Córdoba Showdown en la ciudad de Córdoba, que reunió a varios de los mejores jugadores del país. Era un evento esperado por toda la comunidad, y se llevaron a cabo torneos de cuatro juegos distintos durante dos días. Dookie se consagró en el de Street Fighters, el de The King of Fighters fue para el chileno Rigo, Lea se adjudicó el de Dragon Ball Fighters Z y Akimura el de Guilty Gear Strive.
“Toto” Elizalde, integrante de la Unión Argentina de Fighting Games, y también analista y comentarista de torneos, asegura que “el siguiente paso que tenemos que dar es “romperla en un torneo internacional”. Es lo que se necesita para concientizar al mundo sobre que acá se juegan fighting games, que toda la gente que juega localmente tenga hambre competitiva, empiece a ir a más eventos y se meta en la comunidad. Que se vea hacia afuera y digan “che, en Sudamérica juegan muy bien”, algo que poco a poco está ocurriendo.
El año arrancó hace poco y ya tuvimos un representante en un torneo de afuera: la Capcom Cup IX del Capcom Pro Tour de Street Fighter V, un juego en el que Argentina viene pisando fuerte en Sudamérica. El abanderado fue Dylan “Frozen” Domínguez, que tiene 20 años y un muy buen presente a nivel local. Fue en reemplazo de su compatriota Dookie, que por problemas de visado (algo bastante recurrente en estos casos) no pudo competir. El torneo se jugó en Los Angeles, repartió 300.000 dólares y Frozen quedó fuera en la fase de grupos.
Otro de los puntos que pueden ser vitales para el crecimiento de la escena, son los lanzamientos de nuevos juegos que capten la atención de más jugadores, o que ayuden a formar un ambiente competitivo más sólido, y hay muchas expectativas puestas en el 2023. Es que será un año en que llegue el esperado Street Fighters 6 (el 2 de junio), y se esperan los anuncios del Tekken 8 y del Mortal Kombat 12. Además gran parte de la comunidad aguarda novedades sobre Project L, el juego de lucha de Riot Games con personajes de League of Legends. Este título que fue anunciado en 2019 todavía no tiene fecha de lanzamiento, lo que sí sabemos es que será Free to play, y eso es una linda noticia.
Riot es quizás el publisher que mejor ha creado sistemas competitivos para sus juegos, como LoL o VALORANT, por lo que si Project L se vuelve popular es muy probable que haya varios torneos regionales oficiales, y probablemente alguna suerte de mundial internacional. Aunque claro, aún no hay nada concreto y son todas especulaciones, pero dependerá de cómo la comunidad lo reciba y cuánto quieran apostar a un nuevo género. Recientemente hicieron una prueba con Wild Rift (el LoL para celulares), y luego de dos años anunciaron que no organizarán más ligas en occidente, para enfocarse en el mercado asiático. Esto significó un duro golpe para el competitivo en Europa, Norteamérica y Latinoamérica.
Jeffo, creador de contenido de fighting games e integrante de Leviatán, dio su opinión al respecto: “Yo siento que es una escena que de a poquito va creciendo. Sigue siendo de nicho y va a seguir siéndolo hasta que venga algún juego que genere un boom. Este es un año bisagra, más que nada por los lanzamientos y anuncios. Va a ser importante para que se metan más jugadores al ambiente. Hoy entendemos que no es muy redituable para los equipos de esports pero estaría bueno que se animen a meter aunque sea una fichita; un player de Smash, un player de Tekken, un player de Street Fighter o Mortal kombat. De a poquito, al menos para comenzar a sembrar esa semilla y ya estar con un pie adentro para cuando la escena crezca un poco más. Se tienen que animar”.
Es difícil dedicarle horas y horas a un juego como si fueras un pro player cuando el ambiente no es tan profesional como en otras regiones o en otros juegos. Los fighting games son fáciles y entretenidos para ver, pero no son tan amigables para los jugadores casuales: no compartís la partida con amigos y sos vos solo contra tu rival. En apenas unos segundos podés perder, y hay que saber manejar las frustraciones y enojos. Quienes pueden hacerlo lo disfrutan y es súper satisfactorio meter un combo que le saca un tercio de vida al oponente, pero además se requiere mucha velocidad mental, en las manos y una internet más que decente. En los presenciales se muestra el verdadero potencial, pero si jugás online y tenés apenas un poquito de ping, ya jugás en desventaja.
Valquiria es una comunidad de FG oriunda de Córdoba, y también un equipo de esports que lleva el mismo nombre. Zarko es CEO del mismo y detalló: “Mis jugadores tienen que trabajar, tienen que estudiar y seguir con su vida, y esto tenerlo como si fueran a jugar al fútbol con los pibes. Es buenísimo que se dediquen, pero no se descuiden. Está muy buena la movida, es muy apasionante, y es lindo de ver, es fácil de entender. Se están agarrando a trompadas, el que tiene menos vida va perdiendo. Es algo que amamos mucho los chicos que lo trabajamos. Hay gente dedicada, hay gente que adora esto. Falta que nos ayudemos, que es lo que trato de hacer desde Valquiria”.
En la región hay potencial, y a pesar de que en cualquier disciplina corremos con cierta desventaja en comparación al primer mundo, hay varios players que vienen pisando fuerte y que buscan dar ese salto internacional. En Street Fighter V la vienen rompiendo Dookie (Unga Bunga Team), Frozen (Unga Bunga Team), Shaka y Tahiel (Justice Fighters), en Dragon Ball Fighters Z se destaca lea (Chingon Team), en Gulty Gear está RubiK y Akimura (Valquiria Esports), y en The King of Fighters XV sobresale Kaiser (Justice Fighters). El talento está, y si se dan las condiciones adecuadas, Argentina podría posicionarse en la escena local y sorprender a todos a nivel global.
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